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Moonbin se despertó en la oscuridad, le tomó un segundo averiguar dónde estaba y qué sonidos extraños eran los que le habían despertado

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Moonbin se despertó en la oscuridad, le tomó un segundo averiguar dónde estaba y qué sonidos extraños eran los que le habían despertado. Cierto. Se encontraba en la casa de Dong Min, y era el pelinegro el que hacía esos ruiditos raros. Pudo escuchar sus gemidos viajando a través de la habitación, y no eran de los felices. Tenía dolor.

Dong Min se había dormido en el sofá, y después de una hora, lo había llevado a su cama. No quería que se despertara con más dolor en su cuerpo después de pasar una noche en ese incómodo sofá.

Ahora él mismo podía afirmar que el mueble era realmente muy incómodo, porque después de unas horas de sueño intranquilo en esa cosa, su espalda le estaba matando. Joder, a Dong Min le vendría bien un sofá nuevo. Tendría que presentarle a Ikea, tal vez.

Buscó un interruptor de luz, porque sabía que había una pequeña lámpara en la mesa lateral. ¿Por qué diablos estaba tan jodidamente oscuro ahí? No podía ver una maldita cosa. Finalmente, sus dedos tocaron el interruptor y encendió la lámpara.

Sería mejor que le consiguiese más analgésicos. El azabache se arrastró del sofá, sus músculos rígidos anunciando en voz alta su incomodidad. Los analgésicos estaban en el baño, los tomó y se dirigió a la cama de Dong Min con un vaso de agua y el paquete de medicinas.

El pelinegro estaba acostado en la cama matrimonial de modo que le daba la espalda, pero aun así, Moonbin pudo ver que sentía dolor. Estaba gimiendo un poco en un sueño agitado, su cuerpo acurrucado en una bolita pequeñita.

«Pobre nene» suspiró observando unos segundos como el chico se removía entre las mantas. «Esa fue una enfadada mujer para golpearlo en la cara con tanta fuerza»

El azabache encendió la lámpara junto a él antes de poner gentilmente su mano sobre el hombro del menor.

-Oye, Minnie... bebé, despierta.

El cuerpo de Dong Min se congeló antes de relajarse de nuevo. Dong Min suponía que el chico necesitaría un segundo para recordar quién era o algo así y que se encontraba en su casa.

-¿Qué pasa? -preguntó el pelinegro, su voz llena de sueño.

-Tienes dolor. Tengo la siguiente dosis de tus analgésicos para ti.

Dong Min se dio la vuelta con un gran quejido.

-Dios, mi cabeza me está matando. ¿Por qué carajos tomé ese trabajo?

Moon le ayudó a sentarse, lanzándole una mirada de simpatía-. Ten -dijo cuando Lee estuvo de alguna manera sentado y derecho, más bien como si se hubiese caído contra la cabecera, y le dio el agua y una píldora.

-¿Estás drogándome para aprovecharte de mí? -bromeó Dong Min, antes de tomar la pastilla y pasarla con agua.

El azabache sonrió-. Claro que sí, bebé. Porque no te has aguantado mucho hasta ahora, y realmente disfruto follarme a un tipo con la nariz rota.

𝑺𝒕𝒂𝒚 𝒃𝒚 𝑴𝒆 ★(𝑩𝒊𝒏𝒘𝒐𝒐)★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora