CAPÍTULO 27: PROBLEMAS A MEDIO CAMINO (PARTE 2)

9 1 0
                                    


Resignada por fin a que tendríamos que caminar hasta la gasolinera. Bajamos del auto, y comenzamos a  caminar. El camino estaba oscuro pues eran casi las 11 de la noche por lo que pude imaginar. Tenía miedo de estar a estas horas afuera.

Yo sé, yo sé voy caminando junto a David pero tenía miedo de todo. De la oscuridad. De las cosas que podrían pasar en el camino. Y no podía hablar con David. Tenía miedo de que como siempre fuera grosero conmigo. Por lo que por un rato me mantuve caminando detrás de él con los brazos cruzados intentando darme un poco de calor pues empezaba a hacer frío.
Mientras miraba a todos lados.
Caminamos por unos 10 minutos y el camino que hace un momento estaba lleno de autos ahora estaba tan  tranquilo como un pueblo fantasma. La calle por la cual caminabamos se volvía aún más oscura además de que este comenzó a estar lleno de piedras de diferentes tamaños las cuales no podía ver claramente.
  Pero David seguía sin prestarme atención. Mi miedo aumentaba mientras el caminaba con normalidad sin darse cuenta de mi.

El clima también había comenzado a enfriar más cada vez, por lo cual ni siquiera mi intento de calentarme parecía estar funcionando. Harta de no poder hablar con David, con frío y cansada de mis pies decidí detenerme sin decir nada a David. Quería saber si notaría que no caminaba detrás de él.

Me paré bruscamente para luego sentarme sobre mis piernas a medio camino. Pude ver cómo David siguió caminando pero solo unos pasos después se detuvo y regresó hasta donde yo estaba. Se detuvo enfrente de mi mientras me miraba fijamente

– ¿Que haces Keily? –

–No es obvio. Estoy sentada –

– Vamos Keily, levántate y sigamos – se agachó un poco y tomó mi mano e intento levantarme aunque yo me negué

– No quiero David, ya no quiero seguir. Tengo miedo, tengo frío además de que ya me cansé de caminar – dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas

David se agachó por completo mientras que se quitaba la chamarra que traía puesta quedando sólo con una sudadera. Dejo el galón en el piso para luego ponerme la chamarra

– Tranquila Keily. – término de acomodarme la chamarra – así ya no tendrás frío. Yo sé que estás cansada pero no podemos descansar aquí pero en cuanto lleguemos a la gasolinera descansaremos un momento.

– Aún tengo miedo. El lugar está muy oscuro. – digo mientras tomó la mano de David que seguía ofreciendo. Me ayudó a levantarme

– No debes tener miedo Keily. Yo voy contigo y si te hace sentir mejor.  No te soltaré en ningún momento hasta llegar a la gasolinera. ¿Te parece bien? – yo asiento con la cabeza para que me tomé de la mano

Después de este momento retomamos el camino hasta la gasolinera. Está vez con las manos tomadas. Aunque íbamos platicando de los viejos tiempos el ambiente aún se sentía un tanto tenso. Tal vez solo era yo o talvez en verdad era el ambiente.

El camino seguía siendo lleno de piedras. Yo caminaba con un poco de dificultad debido a que estaba muy oscuro. Ya no sabía si concentrarme en la oscuridad, en el frío de la noche o de el ambiente entre David y yo. Pero mientras decidía en cuál estar concentrada, tropecé con una pequeña que hizo perder el equilibrio un momento, intente recuperarlo pero me fue imposible ya que al intentar pisar otra puse mal mi pie. Y terminé torciendo mi tobillo.

David de inmediato me cargo hasta una gran piedra que había cerca de ahí. Comenzó a revisar mi tobillo dando pequeños movimientos y masajeando para disminuir el dolor.

–¿Puedes caminar? – preguntó tras unos minutos de masaje

– No lo se. Lo intentaré – el se aparto unos centímetros para que yo intentará levantarme. Pero en cuanto puse un mi pie en el suelo el dolor regreso. Por lo que volví a sentarme.

– David, ¿Que haremos ahora? Es un hecho que no puedo caminar – el me miraba fijamente sin decir nada. Unos segundos después pude ver cómo se volteo dándome la espalda y agachándose un poco.

– Sube Keily. Yo te llevaré hasta la gasolinera. – yo accedí sin más y subí a la espalda de David. Está era cálida y varonil.

El siguió caminando mientras platicábamos. El ambiente se sintió más tranquilo. Sentí que era como antes de que Oliver llegara a nuestras vidas. Entre plática y plática finalmente me quedé dormida. Recostada en su espalda.

Lo siguiente que supe es que habíamos llegado a la gasolinera y David me despertó.

Entramos a un pequeño supermercado que estaba a un lado de esta. Y compramos una cena express. Pues aunque habíamos cenado antes de salir, ambos teníamos hambre. David consiguió llamar a la grúa para fuera por el coche y a mi mamá para que fuera a recogernos.

Nosotros mientras cenamos un hot dog y un café. Mientras cenabamos seguíamos platicando

–¿Cómo está tu tobillo pequeña? –

– Mejor. Ya casi no duele. Con suerte no está torcido –

–Bueno igual te llevaremos al doctor en cuanto tu mamá llegue por nosotros – dijo mientras tocaba mi nariz con su dedo de forma juguetona

Yo me reí ante este acto para luego asentir con la cabeza a su comentario – tío, te agradezco mucho que me hayas cargado en tu espalda –

–No mi niña, no debes agradecer nunca, al menos no a mí. Yo estoy para cuidarte y asegurarme que estés bien –

– Gracias tío – me acerque a David y le di un beso en la mejilla – Entonces, ¿Ya no estás enojado conmigo por irme de la casa? – El rostro de David se puso serio

– Puedes hacer lo que tú quieras. Es tu vida Keily. Desde un principio te dije que no aceptaría a ese hombre. Así que si te quieres ir con él. Adelante –

Sus palabras me dolieron. Tenía razón en cada una de ellas pero solo hicieron que mi corazón doliera. Por un momento me perdí en mis pensamientos – tal vez David nunca me había dejado de querer. El mismo lo había probado. Pues cada vez que lo necesitaba ahí estaba para mí. Solo se enojaba cada que Oliver estaba entre nosotros – mis pensamientos fueron interrumpidos por el clacson del coche de mi mamá

David me ayudo a subir al auto. Me llevaron al hospital donde tras checarme me dijeron que no estaba torcido mi tobillo. Había sido un esguince leve. Por lo que me recomendaron descanso y medicina para el dolor.

COMPRADA POR MI MAESTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora