CAPÍTULO 26: PROBLEMAS A MEDIO CAMINO (PARTE 1)

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Después de un largo día en la escuela me dirijo con mis amigas a mi casa pues ellas me ayudaran a empacar mi ropa o al menos eso dicen pues estoy segura de que terminaremos jugando o viendo algunas películas como es costumbre.

Llegamos a la casa y lo primero que encontramos es a mi tío sentado en el sofá de la sala. Entramos riendo las tres a lo que el sólo nos queda viendo fijamente mientras yo desvío la mirada de el pues no me quería poner triste, mientras que mis amigas saludan – buenas tardes David –

– Hola niñas. Han vuelto a decirme David les dije que me podían decir tío o father – dice mientras se levanta del sofá y se acerca a nosotras

– Perdón tío. Es que no sabíamos si decirle David o tío – contesta un poco tímida Mafer

Mientras yo sigo con la mirada desviada. Viendo al piso, a la escalera, al techo. Básicamente dando vueltas a toda la sala con mis ojos con la intención de no verlo a los ojos. Pero después de que Mafer mencionó esto yo miré a David el cual me miraba serio y respondió – Incluso a mis sobrinas políticas has puesto en mi contra. Si no deseas verme esta bien pero a ellas no las metas – sentí como apuñalada en el pecho. Desvíe la mirada una vez más, tome aire y con todo el coraje que pude conteste – No te sientas tan importante David. Si ellas no te quieren decir tío no es mi culpa. Yo no las voy a prohibir a nada. Son libres de decirte cómo quieran. – Después de esto subí las escaleras sin esperar una respuesta.

La sala se quedó en silencio unos segundos para luego escuchar como mis amigas subían detrás de mí. Entramos a mi cuarto. Y las tres nos sentamos en mi cama

– Has sido muy dura, ¿no crees? – pregunta Ángela

– No. – me levantó de mi cama mientras comienzo a dar vueltas por mi cuarto – bueno si. Lo acaban de ver. El fue quien comenzó mientras que yo solo termine

– Eso es cierto. Aunque el ambiente fue incómodo. Parecía que estuviéramos en medio de una pelea de novio o de casados – respondió Mafer

– Ya dejen de decir tonterías niñas – regañe a ambas mientras tomaba un cojín para pegarles suavemente. Aunque termino en una pelea de almohadas que después de unos minutos acabo.
Por fin comenzamos a empacar mi ropa, y cosas personales. Guardamos ropa, fotos y todo lo que decoraba mi habitación. Al llegar la noche, mi cuarto estaba casi vacío. Lo que seguiría ahí sería mi cama, mi uniforme y dos cambios de ropa.

Al terminar escuchamos el grito de mi mamá que nos llamaba a cenar, por lo que bajamos. Cuando estábamos bajando las escaleras entro Oliver por la puerta a lo que yo fui corriendo a abrazarlo para luego darle un beso en los labios mientras mis amigas sólo veían la linda escena desde las escaleras. – Hola mi amor – dije cuando me separé de él

– Hola mi amor – contestó el mientras me abrazaba por la cintura y miraba hacia las escaleras – hola niñas – saludo un poco sorprendido por verlas aquí. Su cara me indicaba que tenía miedo de que mis amigas nos hubieran descubierto

– Hola profesor Oliver – contestaron las dos al unísono. –

– Que milagro verlas por aquí –

– Venimos a ayudar a Keily a empacar sus cosas. Oímos que pronto se mudará con su esposo – contestar Mafer un poco burlona

– ¿Ustedes saben lo de nosotros? – pregunta Oliver un poco nervioso

– Tranquilo amor. Hoy les conté la verdad a mis amigas. No podía ocultarles que mi esposo es mi maestro. – digo dándole un beso en los labios

–Exactamente profesor. Aunque espero que cuide bien de nuestra amiga. Es loca pero es nuestra loca – dice Ángela mientras que toma a Mafer y la guía a abrazarme las dos para apoyar su comentario

– Tranquilas chicas. Yo la cuidaré bien. –

Después de esa pequeña plática seguimos nuestro camino al comedor mientras que Mafer, Ángela y yo íbamos jugando con Oliver.

Por fin nos sentamos a cenar. Esta vez David estaba cenando con nosotros lo que hizo un tanto tenso el ambiente. Pero mis amigas continuaron bromeando para calmar todo. Y así entre bromas y risas la cena termino rápido. 

Una vez acabada ellas y yo continuamos unos minutos más ahí hablando. Cuando me fije en la hora eran las 10 de la noche por lo que les dije que las llevaría a casa

– ¿Y quién nos llevará? - pregunta Mafer

– Yo, por supuesto – detrás de mí aparece David con una gran sonrisa – Son mis sobrinas así que yo las debería llevar ¿o no? –

– Si tío – responden una vez más juntas

– Bueno, entonces tomen sus cosas y vámonos antes de que se haga más noche –

Mis amigas se levantan de las sillas para ir a la sala y tomar sus mochilas mientras yo me quedo sentada viendo lo que hacen. Ambas se dirigen con mi tío a la puerta pero se detienen al ver que sigo en mi lugar sin decir nada

– ¿No vendrás con nosotras Keily? – pregunta Mafer

Pienso un momento la respuesta. Quiero negarme ya que de regreso vendré sola con David aunque al final se que será inútil ya que me convencerán. Por lo que sólo asiento con la cabeza al mismo tiempo que me levantó para ir hasta donde están ellas. Salimos de la casa y subimos al  coche. Intento subir con ellas al siento trasero pero me lo impiden por lo que termino sentándome en el lugar del copiloto.

Media hora más tarde vamos de regreso a casa. Sigo en el lugar del copiloto sin decir ni una palabra mientras veo por la ventana intentando perderme en las luces de la noche.

– Es una linda noche – dice David intentando romper el silencio

– Si – digo seria mientras continuó viendo por la ventana

De repente la camioneta se detiene de pronto. Por lo que volteo a ver a David en busca de una explicación

– Creo que se descompuso – dice mientras me mira e intenta prender la camioneta

– ¿Es encerio? ¡No puede ser! – comienzo a repelar en mi asiento

– Tranquila iré a revisar. – David baja de la camioneta y comienza a revisarla. A los pocos minutos vuelve a subir y le preguntó – ¿Qué pasó?

– Pues se quedó sin gasolina. Es algo sencillo. Pero si queremos llegar tenemos que comprar un poco de gasolina –

– No puede ser. David según yo se la gasolinera más cercana esta a 30 minutos caminando. –

– Lo sé. Lo sé Keily. Pero es nuestra única solución –

– ¿Y si llamamos a alguien? – preguntó intentando escapar de él lo más pronto

– ¿Traes tu teléfono Keily? – pregunta David mientras me ve fijamente

Niego con la cabeza – ¿ Y tu teléfono? – digo intentando persuadirlo por olvidar el teléfono

– Se descargo – contesta mientras me muestra el teléfono apagado

– ¿Entonces que haremos? – pregunto una vez más esperando a que me de una respuesta

– Pues tomar el galón que traigo en la cajuela e ir caminando hasta la gasolinera para comprar. –

– Ah. Esta bien – dije finalmente resignada por caminar de noche.

COMPRADA POR MI MAESTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora