Comienzo.

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Jennie salió con el chico "pupular" del instituto, Kai. Todos la nombraban como la chica más afortunada. Ambos salieron y a medida que las horas pasaban, sus conversaciones no eran más que simples preguntas comunes.

Jennie por alguna extraña razón, extrañaba a Lisa, la chica linda que conoció apenas hace una semana. No la había visto, y a decir verdad, estaba preocupada.

Los dos platicaban o al menos eso trataban de hacer. Kai llevó a Jennie a un lugar solitario, lejos de la vista de las personas, específicamente al bosque. Al llegar al lugar, el chico puso contra un árbol a la contraria. La sostuvo con fuerza y puso una de sus manos en la boca de esta para callarla, después su miembro ya erecto lo colocó sobre la intimidad de la chica. Aún los dos estaban con sus prendas puestas, Jennie gritaba o como podía lo hacía, por otro lado, Kai besaba con brusquedad su cuello.

- Te gustará, maldita ramera sexy. —Susurraba al oído de Jennie.

-¡hmm!, a-ay-yu-d-da. —Gritaba cómo podía mientras lágrimas se hacían presentes en el rostro de la chica.

-Cállate, maldición! —Gritó el chico hacia la contraria.

Kai al ver el forcejeo que hacía Jen, decidió tirarla para facilitar todo. Después de unos minutos, un crujido de una rama seca, sonó. El chico se detuvo y visualizó a la bestia que su padre, el doctor del pueblo le había contado. Su cara palidecio, su cuerpo tembló y su corazón latía con gran fuerza al ver a la enorme criatura negra.

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Lisa estaba entrenando a los cachorros de la manada. Los había llevado colina abajo, un poco cerca de la civilización. Quería enseñarles a protegerse en caso de estar cerca de un humano. Al termino de las lecciones, todos los pequeños fueron dirección hacia su tribu. Lisa por otro lado decidió ir a caminar para verificar que todos los alrededores estuvieran en orden, conforme iba caminando, escuchaba cada vez más los llantos y gritos reprimidos de una chica. No sabía de qué se trataba.

Caminó hacia los ruidos, con mucho sigilo se acercó a un arbusco casi del mismo color que su pelaje, negro. Visualizó todo, cuando se percató, era su Nini. Sí, la chica ya tenía apodo, Lisa le había puesto así de cariño.

Al ver de quien se trataba, salió en defensa de su omega. Gruñia con fuerza, su estado de ira, enojo y estrés se apoderaron de ella. Vió al chico directamente a los ojos. Cuando este intento huir, Lisa se lanzó contra él, mordiendo uno de sus brazos, dejando una mordida demasiado profunda. El chico se fue como pudo, con el brazo sangrando y llorando.

La felina normalizó sus pupilas y controló su estado de ánimo que en ese momento estaba sobre ella. Vió a Jennie y por arte de magia sus ojos brillaron.

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Jennie igualmente visualizó a la gran bestia, tenía terror, un enorme lobo estaba a punto de atacarlos. Ese sería su fin, lo sabía. Cuando Kai intentó huir, la gran bestia se lanzó contra él. Jennie entendió... El lobo la había salvado de haber sido víctima de una violación. Al observar todo con gran impresión, se escondió detrás de un arbusto, su miedo se apoderó de ella, no quería morir, no siendo deborada por un lobo hambriento.

Cuando se percató, la bestia estaba frente a ella, viéndola directamente a los ojos. Quería desmayarse, pero algo le impedía hacerlo. Al pasar unos minutos, el lobo se acercó más a ella, se inclinó hacia delante, dando a entender que estaba intentando hacer una muestra de afecto. Jennie comprendió y lentamente se acercó, su miedo no se iba, y Lisa podía sentirlo. Con lentitud, Jen colocó una mano sobre la nariz de la felina, la vió y se sorprendió rotundamente. El lobo era enorme, mucho más de lo normal, o al menos diferentes a los que aparecían en los libros.

-Dios... —Susurró la castaña. Acarició lentamente al lobo negro.

Lisa se acercó más a la chica, su cabeza la restregó contra el cuerpo de la contraria. Quería impregnar su olor en ella. Jennie rió y la abrazó.

-Gracias por salvarme, no sé qué habría sido de mi si no hubieras aparecido. —Le otorgó una suave caricia, con una cálida sonrisa, en agradecimiento por lo sucedido.

Lisa la vió detenidamente, Jennie nunca más estaría en peligro, no si su felina siguiera en esta tierra.

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Jennie iba dormida en el lomo de Lisa, habían caminado mucho. Mientras caminaba, la noche hacía acto de presencia. Con mucho cuidado de no ser vista la llevó hasta su hogar, era extraño... ¿Como un lobo supo el lugar donde vivía Jennie?

Al llegar, la felina bajó lentamente a Jennie de ella. La castaña se despertó y de nuevo abrazó al enorme lobo negro.

-Gracias otra vez, fue la mejor tarde... Después de lo que pasó. —Sonrió Jen. Cuando estaba a punto de irse, notó algo curioso. El lobo tenía el mismo tono de color en sus ojos que los de Lisa. Sacudió su cabeza y sonrió.

-Espero verte pronto, lobito hermoso. —Comentó y se metió.

Lisa corrió de vuelta a su manada, feliz y con el corazón a mil. Al día siguiente, estaba en clase. Jennie no llegaba, y su olfato no la identificaba por ningún lado, no estaba en el instituto, era extraño....¿Y si Kai le hizo algo?

Volví chiquitines 😻
Voten 🥺🥺🥺❤️

LOS MANOBAN KIM (Jenlisa G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora