Nueva Vida.

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Una semana después.

Jennie cada vez se iba adaptando a la familia Manoban. Extrañaba a su propia familia, pues todos habían muerto en aquel desastroso evento. O al menos eso creía ella.

-Jennie, buenos días. —Susurró Lisa al oído de la castaña, quien dormía placenteramente.

- ¿Uhm? —Se removió para luego abrir los ojos y ver aquel hermoso rostro sonriente.

Lisa sonrió al ver lo bella que era Jen, se estaba enamorando... Pero, ¿sería correspondida?, no quería averiguarlo, tenía curiosidad, pero el miedo le ganaba.

-Hola, Liz. —Respondió la castaña acariciando el rostro de la menor.

-¿Como dormiste? —Volvió a susurrar la felina.

- Muy bien, excelente diría yo. —Sonrió abrazando el cuerpo de la contraria

¿Qué pasaba con Jennie?, a caso estaba sintiendo lo mismo que Lisa?

-Me alegro, unnie. —Abrazó igualmente el cuerpo de la castaña.

Así estuvieron por un buen rato hasta que Jennie habló.

- Gracias por cuidarme cada día que pasa, por sacarme miles de sonrisas, por abrirme las puertas de tu hogar. Te debo tanto, pero no tengo como pagártelo. —Susurró viendo un punto fijo.

-No quiero que me pagues nada, no quiero que sientas que me debes algo, porque definitivamente no es así. —Despondió.

- ¿Por qué me salvaste?, ¿Por qué sin importar nada, me diste vida? —Subió la vista hacia el rostro de la felina.

Jennie quería saber... Quería averiguar si realmente sentía lo mismo la contraria.

- P-porque eres una persona muy importante para mí, P-porque te quiero mucho y no merecías lo que te sucedió —Acarició el brazo de la mayor.

- ¿Me tienes lástima? —Jennie se incorporó viendo a Lisa.

- No, para nada, al contrario, admiro lo fuerte que has sido para lidiar con tanto dolor que no cualquier persona es capaz de soportar. —Acarició ahora ella su mejilla.

- ¿Entonces?, ¿Por qué me salvaste si sabías que yo soy fuerte? —Preguntó viendo fijamente sus ojos.

-Porque hasta la persona más fuerte necesita ser abrigada, acojida, reconfortada, alentada. Eres fuerte, pero siempre y todos necesitaremos de otros. —Suspiró.

Jennie Lloró, Lisa estaba entrando a su corazón, tenía miedo, no había tenido buenas experiencias en el amor. Pero era inevitable no sentir mariposas en el estómago por esa hermosa felina.

-G-gracias por estar conmigo, tienes completamente la razón, no hubiera podido sola. —Esnifó.

Se concedieron un abrazo reconfortante, pero una vez que se separaron, sus rostros quedaron a centímetros, sus ojos se veían, y de vez en cuando bajaban la vista a los labios de ambas.... Y así, Jennie cortó distancia, ambos labios chocaron, comenzando con un baile que coordino al instante. Lisa acarició las mejillas de la castaña, y Jennie se aferraba a la felina. El tiempo, la vida, el dolor, desapareció completamente.

- De verdad, gracias Lisa. —Jennie se separó de la contraria para agradecerle nuevamente.

Ambas sonrieron, confirmaron lo que sentían, y eso llenaba de fuerza, todo.

-Gracias por aparecer en mi vida, Jennie. —Soltó sin más para luego abrazarla.

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-Y aquí es donde siempre vengo cada vez que algo está mal en mi, o cuando simplemente quiero estar solo yo. —Mencionó Lisa mostrando un bosque con una pequeña cascada a su costado.

-Debe ser realmente increíble, digo, estar solo tú, es una de las cosas que pocas veces apreciamos. O que no sabemos apreciar. —Suspiró. Jennie sonrió al ver todo el lugar, y no dudó en correr y abrir los brazos, dejando al viento rozar su delicada piel, se sintió libre, viva, única.

-Woaaoh. —Susurró Lisa viendo a Jennie tan feliz, tan ella.

Jennie seguía riendo, corriendo y sintiendo el pasto, el viento, el sol, la vida.

-Ven. —Gritó la castaña a la contraria estirando su brazo, ofreciendo su mano.

Lisa no dudó en correr y tomar su mano para después agarrar su cintura y verla con admiración pura.

-Me siento tan viva cuando estas aquí. —Susurró la más alta.

- Me siento libre cuando me abrazas, me siento protegida cuando me miras, me siento querida cuando me sonríes. — Soltó la castaña pasando sus manos por el rostro de la más alta. La veía con admiración, y lentamente se acercó, brindándole un cálido beso.

Las dos chicas habían encontrado su refugio, su destino, su vida.

MAÑANA MARATÓN, DIN FALTA🥰

LOS MANOBAN KIM (Jenlisa G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora