Desastre.

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La familia de Jennie ya no estaba, lamentablemente el terremoto les arrebató la vida. Lisa y la más baja iban caminando, todo estaba hecho un desastre, no había gente, no había ni una señal de vida. La felina llevaría a la castaña a su hogar, pues sabía que se encontraba sola, y ya no tenía a nadie más.

- Jen... Lamento mucho lo que pasó, pero quiero que sepas que voy a estar contigo ahora más que nunca. —Soltó la felina de repente, sorprendiendo a la menor.

-G-gracias L-l-liz —Sorbio su nariz.

Las dos chicas caminaron por mucho, Jennie no daba un paso más, y Lisa lo notó, por lo que la cargó poniéndola en su espalda, Jen se quedó completamente dormida, pero a pesar de eso, sus ojos inconscientemente derramaba lágrimas, mojando el lomo de la contraria.

- Prometo cuidarte, JenJen. Mientras yo tenga vida, nadie ni nada de podrá hacer daño. —Susurró para sí misma.

Continuó caminando, subió la colina con fuerza, pues estaba cargando otro peso más y eso le costaba un poco de trabajo. Jennie se abrazó más a Lisa, ya estaba completamente dormida.

-Unnie, llegamos. —Susurró la más alta.

-¿Uhm? —Jennie abrió los ojos y visualizó una enorme montaña, con cabañas demasiado rústicas pero modernas, nunca había visto un lugar así, todo era tranquilidad y sonidos puros, pues a lado había un río, que sólo podía desprender el sonido de él agua chocando contra las piedras. — ¿A- Aquí vives? —Bajó de su espalda y sse dispuso a ver todo con mayor claridad.

-Si, aquí es mi hogar, ¿Te gusta? — Sonrió acercándose a la chica completamente sorprendida.

-Dios, Lisa, siempre quise vivir en un lugar como este. No hay ruidos de autos, ni coches pitando, woaah! —Mencionó lo anterior con actitud aniñada, lo que causó que la felina riera.

-Lo sé, me encanta aquí, ven. —Tomó su mano y camino hacia la cabaña más grande. Tocó y un pequeñito les abrió.

-Lisa- yah! —Gritó el menor parauego saltar a los brazos de la chica.

-Hola, se-jhoon. ¿Como estás bebé? —Preguntó sonriendo y devolviéndole el abrazo.

-Estoy bien, te extrañé mucho, estaba aburrido y no tenía con quien jugar. —Exclamó con un puchero notorio.

-Jennie, el es Se-jhoon, mi pequeño sobrino. —Sonrió viendo al menor.

-Hola pequeñito, mucho gusto. —Sonrió.

-Hola, ¿Jennie?, ¿Te puedo decir Jenunnie? —Preguntó pensativo el menor.

-Claro, pequeñín, no hay problema. —Se dedicó a sonreirle.

-Bien, entremos. —Interrumpió la felina.

Entraron y se visualizó una sala de madera pura, todo era completamente rústico y acojedor,

Entraron y se visualizó una sala de madera pura, todo era completamente rústico y acojedor,

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-Padres, ya llegué. —Gritó la chica.

Dos personas salieron del comedor, un hombre alto, barbón, y una mujer delaga, hermosa y con un aura pura.

-Cariño, ¿Estás bien?, ¿Te sucedió algo? —Preguntó preocupada la madre.

-Estoy bien mamá, tranquila, ¿Ustedes? —Devolvió.

-Estamos bien, cariño, toda la tribu se mantuvo unida, solo nos preocupamos mucho por ti, sabíamos que estabas en la ciudad. —Habló el hombre.

-Estoy bien, solo que, traje a una amiga, su familia... —Bajó la vista y de pronto una Jennie rompió en llanto.

- Cielo... —La madre fue hasta la castaña y la envolvió en un abrazo cobijable y reconfortante. —Lamentamos mucho lo que sea que haya pasado.

Jennie se aferró al cuerpo de la mayor, Lisa y su padre veían la escena, el corazón les dolió.

-Lamento tanto que me vean así, no los conozco y ya les hice pasar molestia. —Mencionó la castaña limpiando las lágrimas.

-No no no, eso jamás, pequeña. —Mencionó el alfa.

-Por cierto, me llamo Jennie Kim, mucho gusto. — Susurró con la voz baja.

- Un gusto Jennie. Soy Lee, el papá de Lisa y de dos chicas más que se encuentran arriba. —Sonrió ampliamente.

-Y yo soy Umma, mamá de Lisa. —Sonrió para la chica.

Todos pasaron a la sala, platicaban sobre lo que había pasado, Jennie no sabía en qué momento había sido bendecida con personas tan buenas como ellas. Las horas pasaron y entre tantos temas, los padres de Lisa le ofrecieron a Jennie vivir en su hogar, pues después de todo lo que había sucedido, sabían que Jennie no tenía a nadie más, y como manada y tribu, tenían que apoyarse, aunque sabían perfectamente que la chica era humana, pero también sabían que Lisa se había imprimado en ella.

-Bueno unnie, aquí es donde dormirás. —Abrió la puerta Lisa, dejando a la vista un enorme dormitorio.


-Gracias Liz... —Se pasó Jennie.

-Mi habitación es la de a lado, cualquier cosa, estoy allá. Descansa littleboo. — La abrazó y sonrió.

Las dos finalmente estaban por dormir, y así fue, Jennie dormía... Cuando de repente, una pesadilla se hizo presente. Haciéndola ver el desastre que había visto, a su familia y a todas las personas. Se levantó y corrió hacia la habitación de Lisa, abriéndola sin más.

-Liz... Liz.. —Entró corriendo la morena.

-¿Qué pasa Jen?, ¿Estás bien?, ¿Te paso algo? —Se despertó alarmada la felina.

Jennie se lanzó a ella abrazándola y llorando. Lisa creyó entender.

-Tranquila Unnie, no pasa nada. —Susurró abrazándola.

-Mi familia Lisa, perdí todo, no tengo absolutamente nada. —Lloró.

-Hey, no!, nos tienes a nosotros, sé que no nos conoces bien pero ahora tienes una nueva familia, no estás sola. —La abrazó.

-No quiero dormir sola, los pensamientos me están ahogando.. —Menciono llorando.

-Ven, acuéstate aquí, solo recuerda que tu mente la controlas tú. Sé que será difícil... Pero vamos Unnie, saldrás de esta.

Jennie sonrió, su corazón dolía pero esa sonrisa era completamente sincera.

Las dos dormían, Jennie sentía esa falta de protección cuando dormía sola, pues sabía que no tenía a su familia y le aterraba estar sola. Pero Lisa... Lisa la hacía sentir segura.

LOS MANOBAN KIM (Jenlisa G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora