"Cuando las palabras sobran"

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Esa noche Guadalupe acostada en su cama, miraba al techo como si en él hubieran ángeles danzando entre nubes de arcoiris. No dejaba de pensar en ese chico que la estremecía por dentro como un huracán de Júpiter.

Lupe: creo que me he ilusionado otra vez.

Se mordió el dedo índice derecho.

Lupe: ¿Cómo puede alguien gustarme tanto así? Esto no lo había sentido. Es amor a primera vista.

Se puso de lado abrazando a su almohada.

Lupe: ¿Estará pensando en mí?

La chica suspiró y con la imagen de la mirada de su chico en mente, se quedó dormida.

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Por su parte, Anderson había llegado a casa, se bañó y cenó. Luego se fue a su habitación, se sentó frente a la computadora pero no la usó, prefirió pensar en su modelito de cabellos rizados, después en la confesión que le hizo a su compañera Jennifer.

Ander: fui honesto sin intención de serlo, sólo salió de mí como una bala sin poder hacer nada para detenerla… ¿Cuál será su nombre? ¿Cuándo volveré a verla? ¿Vivirá cerca?

A continuación suspiró con pesar recordando a Mariana.

Ander: ¿Y dónde quedas tú? Mente con una y corazón con otra.

De repente tocaron la puerta de su habitación, era una de sus hermanas menores Anaís.

Anaís: soy yo Gabriel.

Ander: pasa.

Sigilosamente ella abrió la puerta, todo lo hacía con delicadeza. Tenía su pijama de lunas y su cabello castaño recogido en una coleta.

Anaís: hola hermano.

Anderson se quitó de la computadora y se sentó en su cama.

Ander: hola, pensé que dormías.

Anaís: quería saber cómo estabas. ¿Qué hacías?

Se sentó en la silla de la computadora.

Ander: sólo pensaba.

Ella entrecerró los ojos.

Anaís: te veo preocupado, ¿Algún problema?

Esa chica era muy observadora.

Ander: te lo explicara pero ni yo mismo puedo entenderme.

Ella le sonrió y le dijo.

Anaís: dos cabezas piensan más que una, a ver, ¿Qué te preocupa?

Anderson tenía plena confianza en Anaís, ella era muy buena oyente y le agradaba ayudar a poner las ideas en orden, muy empática y muy madura a sus dieciocho años. Él sintió que valía la pena contarle.

Ander: secreto de estado: me gusta alguien.

Anaís sonrió.

El destello de un amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora