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9.

Temo abrió la puerta de su apartamento, su sonrisa era la sombra de lo que había sido antes de que Ari probara todas sus teorías sobre el amor y el sexo.

Ari ofreció a hablar en el departamento de Temo porque él quería tener esa conversación en privado y quería que Temo estuviera en su zona de confort lo más que se pueda.

—Entra. —dijo Temo, guiándolo hacia la cocina. Un par de cervezas estaban en la barra—. Me imaginé que necesitaríamos un poco de alcohol para esto.

Ari agarró una de las botellas y bebió un gran trago. Temo lo miraba, pero no agarró la cerveza restante. En lugar, se inclinó contra la estufa y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Si no te importa, me gustaría saltarme la charla introductoria. Dijiste que querías hablar de citas. —dijo Temo.

Ari tragó duro. No pudo evitar notar la frialdad en el tono de Temo, y odiaba esa voz helada dirigida a él.

—Sí.

—Así que, ¿qué quieres decir con eso, exactamente?

Ari tragó con incomodidad—. Bueno, pensaba que podemos hablar sobre lo que significaría para nosotros. Como... ¿qué cambios habría si empezamos una relación?

—Bueno, podríamos besarnos mucho más.

Ari sonrió para despejar sus nervios—. Muero por besarte de nuevo.

Los ojos de Temo se iluminaron—. ¿Sí?

—Estuve hablando con un amigo sobre como fue que conocí a alguien que no está tan interesado en el sexo. Él dijo que podría tener una relación casual, como, ¿no exclusiva?

La sonrisa de Temo se desvaneció—. ¿Salir con otras personas?

—Bueno, no exactamente así. —Ari dijo sin pensarlo.

Temo respiró fuerte, jadeando como si le hubieran dado un fuerte golpe en el estomago.

—Deberías irte. —se las arregló para decir.

—Temo-

Temo levantó una mano para detenerlo, volviéndose para esconder su rostro. Su voz, cuando salió, parecía rota.

—No deberías haberme llamado, no si necesitas una salida habitual para revolcarte con otros.

***

Todas las esperanzas de Temo se derrumbaron como el montón de basura que eran. Él lo supo todo el tiempo, ¿no? Sin sexo, sin amor. Pero mierda, duele tener la razón.

Los brazos de Ari lo rodearon desde atrás, y Temo se desmoronó un poco más al tocarlo. Su respiración se descontroló mientras el nudo se formaba en su garganta.

—Solo era una idea —Ari dijo.

—Una terrible idea. —Temo dijo, y Ari se rió detrás de él.

Esa risa fue como una cachetada. Se movió para liberarse, pero los brazos de Ari lo apretaron más fuerte. Ari no parecía tan fuerte.

—No puedo hacerlo, así que déjame. —gritó.

El agarre de Ari se aflojó, y Temo se liberó, empujando a Ari hacia atrás.

—Cálmate. —dijo Ari, tomando el rostro de Temo entre sus manos—. Sólo escúchame.

Temo no tuvo más que mirar la oscuridad en los ojos de Ari. Eran intensos al observar con detalle el rostro de Temo.

—Sólo lárgate. —Temo suplicó.