Presentaciones y rompimientos

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  Hades retiro su mano dejandola sobre mi muslo. Estaba sobre la hierba, sentía que me quemaba por dentro y que tenía un fuego que solo queria salir. El infinito en sus ojos me dijo que sentía lo mismo. Puso sus maños en mi cintura y me dio un suave beso en la frente.
-creo que nos tenemos que ir-su vos era ronca y profunda.
-eso parece- la mía se esforzaba por contener un jadeo. Un pensamiento fugaz cruzó por mi mente- qué pasa si alguien me ve? Le dirán a mi madre donde estoy.
-tienes razón - preocupación es su voz, cielos, aún no es el momento de hacerle frente a madre, temo de lo que será de mi cuando me encuentre, o peor... Me separaran de Hades? No quería pensar en ello, no ahora que quien dioses sabe, a llegado a visitar al dios del inframundo.
-nos haré aparecer en mi habitación, nadie podrá sentir tu presencia desde allí- una vez los dos de pie, con un ágil movimiento me tomó en sus manos y en menos de un segundo habíamos llegado.
Su cuarto. Un gran cuadrado que finalizaba en una ventana que hacía de pared. En ella, la vista era mucho más oscura de lo que era hace tan solo un momento en los campos Elíseos. Pequeños puntos de brillante luz cubrían el cielo, parecían estrellas. Y en el centro, sobre una peluda alfombra blanca una enorme cama. Casi llegando a una esquina, un escritorio con montones de pergaminos y libros. Un aroma a incienso circulaba por el lugar.
- espérame acá- dijo mientras me besaba la frente- regresaré y retomamos de donde nos quedamos
Me dio una sexi sonrisa y desapareció.
Pasaron varios minutos. Comencé a caminar hacia la ventana cuando un rallo de luz que salía de la puerta del baño captó mi atención. Madre siempre decía que la felicidad de los curiosos solo dura un suspiro. Supe que era verdad, cuando al abrir la puerta vi en la lujosa bañera de Hades una ninfa cubierta de espuma y rodeada de velas. Su piel era blanca, tan suave y delicada, su cabello largo y negro caía con gracia tapando sus senos. Lo podía notar claramente ya que la ninfa estaba totalmente desnuda.
-vienvenido a casa, rey mío- dijo sin mirar a la puerta- tanto tiempo sin verte- su cara era preciosa, unos ojos cafes rodeados por gruesas y largas pestañas me devolvía la mirada- quién demonios eres tu?- escupio a modo de pregunta.
Quién demonios era ella? Y porqué estaba desnuda en la bañera a la espera de Hades? Un horrible nudo se formó en la boca de mi estómago. Se puso de pié y dejo en evidencia todos sus atributos, se acercó a mi.
-dije, ¿quién demonios eres tu?- estaba a simples pasos de mí cuando la voz de Hades sonó en la puerta del cuarto.
-Perséfone? Dónde estás?- al entrar al baño un agitado dios quedó congelado al ver el escenario. La ninfa a tres pasos de mi se le acercó y rodeó con sus brazos. Hades la apartó y en un grito contenido se dirige a ella:
- qué diablos haces acá?!! No te quedó claro la última vez? -Me mira y dice - Perséfone, esto- hace un gesto en circulos con las manos- es un gran, gran malentendido.
"La última vez" ellos se conocían. No solo eso, eran tan cercanos como para que ella lo espere desnuda en su habitación. Las imágenes de ellos dos haciendo lo que él me hacía  vinieron de golpe. Algo en mi se rompió. Las palabras de mamá sonaban como un eco en mi mente. Di un paso hacia atrás.
-no te preocupes, no e mal entendido nada- mi voz tan clara y fuerte como me fue posible- les daré espacio, es evidente que tienen que ponerse al día.
La ninfa me dedico una furiosa mirada. Hades dio un paso hacia mi y yo me alejé otro.
-no- le dije un poco más fuerte de lo planeado- no te quiero cerca, no te acerques - dicho esto le di la espalda y solo tras cerrar la puerta de su cuarto, encontrándome sola en la oscuridad protectora del pasillo, me permití llorar.
Pneuma me encontro unos pasillos después y yo tan jodidamente perdida en mis pensamientos. Me condujo a mi habitación ofreciendo prepararme un baño caliente. La imágen de la desnuda ninfa llegó. Tienen que estar muy ocupados ahora, pensé. Ese fue mi límite. Le pedí a pneuma que me dejara sola y sin volver la vista a la puerta me hundí en la cama entregandome al dolor.

Hades y PersefoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora