El primer día de la eternidad

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KORE

No sé cuánto e dormido o cuándo fue la última vez que descance tan a gusto. Completamente conciente del cuerpo a mi lado, por todos los dioses... Qué hermosa vista. Intenté salir de la cama sin despertar al dios junto a mi y cada musculo de mi cuerpo protestó con dolor, por Gea. Ahogue un quejido y me giré. Hades, me miraba de una forma que jamas e experimentado, su rostro brillaba y su mirada era tan profunda, con esos ojos cualquiera diría que puede leer los pensamientos. No sabía que decirle, por lo de anoche,  por salvarme, por todo en verdad. Arriesgaba mucho con solo tenerme acá.
- Buenos días, mi querida joven diosa- dijo, más bien como un ronroneo, su mirada era como la de un depredador y yo no era más que la presa. Su mano se poso sobre mi estómago con un suave roce, con un lento movimiento puso un beso en mi frente. - cómo te sentes? -
Nerviosa, ansiosa, cinfundida, feliz, con temor, no sabía que responder, a qué se refería especificamente. Si a escaparme de casa, entregarme a el o si mi humor es agradable el día de hoy. Al ver mi confusión, rodeandome entre sus brasos dijo: - es tu primera noche en un lugar nuevo, otra cama, otro ambiente y otra compañía. Te tomará un tiempo acostumbrarte, si es de tu agrado el permanecer acá. Mientras yo reine en el inframundo siempre estarás segura y tendras un lugar.
Muy temprano, me dije, muy temprano para una charla que requiera pensar mucho. Estire mi cuello hasta que estuvimos frente a frente - buenos días- dije mientras le daba un rápido beso en la mejilla. Podría haber jurado que se sonrojo y que un tono más calido cubrió su rostro. -me siento perfectamente- le dije sonriendo.
-entonces, yo también- dijo.- me aseare para el desayuno
La imagen de sus manos rozando su cuerpo me produjo una sensacion extraña, como tener las primeras mariposas de la primavera bajo mi piel
Quieres ayudarme?- un brillo mortal en sus ojos tan negros como noche sin luna, con destellos de estrellas... Qué pregunta, dioses, si
No- dije nerviosa, boca mentirosa y cuerpo traicionero. Una pequeña sonrisa surco su rostro, acariciando un mechon de mi cabello agrega: - ve tu primero, te esperaré abajo- asenti y me dirigí a la puerta del baño. La bañera estaba llena y espumosa, despedía un exquisito aroma que no fui capaz de reconocer, pero que extrañamente me hacía sentir más tranquila, como en casa. Casa, esta sería mi nueva casa? De ser así, en qué me convertía eso para el dios que estaba tras la puerta? Qué es lo que sentía el por mi? O mejor dicho, qué sentía yo por el. Tiempo, me dije, el tiempo traerá las respuestas. Pero... Qué dirá mi madre? Solo la idea me preocupó. Me sumergi en el agua y fue todo lo que necesitaba, me tomé mi tiempo antes de salir y secarme, rogando que Hades no estubiera fuera, a pesar de todo lo de anoche entre nosotros aún sentía incómoda la idea de vestirme frente a el.
La habitación estaba vacía.
Un suave golpe se sintió en la puerta
- mis saludos, diosa de la primavera, soy Pneuma- dijo una dulce voz-  y le servire en su estancia en el inframundo
No era una voz en si, era mas bien un susurro que te hacía pensar si lo habías escuchado o solo era una voz en tu cabeza.  Era joven, su largo cabello castaño terminaba en pequeñas ondas en su cadera. Pero lo que más llamó mi atención eran sus ojos, que parecian mercurio líquido, podría jurar que esa mirada escondía mucho más de lo que solo dejaba ver. - mis saludos- me las arreglé para decir con una débil sonrisa- adelante.
    Pneuma me condujo hacia el tocadoren el cual estaban dispuestos un sin fin de aceites aromáticos, cosméticos y joyas de las mas variadas y hermosas que e visto. Miré fijamente al espejo y la chica que me regresaba la mirada era muy diferente a la que era hace tan solo una semana atrás, un poco más triste, un poco más fuerte.
- tiene algún gusto en particular? - susurró refiriéndose a la inmencidad de colores y de opciones frente a mi.
-no, en verdad no suelo ocupar nada de esto -ya que mi madre es mas bien dada a la austeridad, pensé.
Mi madre, un pequeño tirón en el fondo de mi ser, jamás nos habíamos separado tanto tiempo, no desde... Apartando los pensamientos me dirigí a Pneuma
- te molestaría escoger por mi?
- será un placer
   Con un pincel puso un delicado tono café, el verde de mis ojos parecía brillar con más fuerza. Trenzo mi cabello en una intrincada corona dejando unos mechones sueltos, terminó con unos toques de rubor en mis mejillas y al verme al espejo nuevamente era la misma, solo que más despierta. Me embuti en un sedoso vestido color crema, todo en mi contrastaba con lo oscuro del lugar, parecía que brillababa.
-le conducire al comedor- dijo- rel rey le espera.

Hades y PersefoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora