ACTUALIDAD.
Emily.
Hoy es el último día en el lugar donde nací. Dejar atrás a México me entristece, sin embargo, no tengo otra opción, mi madre va a casarse con Johan y viviremos con él entonces. Saco las ultimas maletas de la casa para ayudarle a Johan y las meto en la camioneta Jeep del prometido de mi madre. Mientras trato de no salir corriendo a mi casa, encerrarme en mi cuarto y nunca salir mi madre llora a moco tendido mientras abraza a mi tía y mi tío.
—Ven aquí, mocosa —mi tío Eduardo alza sus brazos y se aproxima a mi–. Lo abrazo y aspiro una vez más y por última vez su colonia.
La tía Natalia se nos une y rio al ver que se limpia los fluidos en la playera de su hermano y él muestra cara de asco, a mi madre también le da gracia y no oculta por mucho tiempo la risa que trataba de contener. Me despido de ellos con un ademán y comienza mi viaje hacia mi nueva vida. El trayecto al aeropuerto se me hace eterno, mientras se comienza a divisar el aeropuerto a lo lejos sopeso la idea de saltar de la camioneta. Para cuando me decido que sí, es tarde.
<<Si claro, como si lo hicieras de verdad.>>
—¿No te cobran la estancia de la camioneta aquí? —pregunta mi madre apenada.
Mi madre a veces siente que abusa del dinero de Johan, pero la verdad es que a él le gusta consentirla mucho y a decir verdad, a mí también.
—No te preocupes cariño, será por poco tiempo —le informa.
Johan no es nada ingenuo, sabe que a mi mamá le apena hablar de cuanto tendrá que sacar de su billetera. Por lo tanto, evita decirle números cuando tienen que pagar. Responde siempre como: no mucho, no es para tanto, casi nada.
Mi madre luce apenada una vez más por sentir que se aprovecha de Johan, debería de dejar que pague siempre sin apenarse. Es así como debe ser, después de todo son pareja. Estacionamos en un lugar exclusivo para autos que pagan por estancia. Nuestro vuelo sale en cuarenta minutos, a mi madre le gusta ser puntual, por si queremos ir al baño, por si hay tráfico, por si esto y aquello. Son detalles que a veces fastidian pero Johan parece amarlos ya que ríe al ver cuán paranoica puede ser mi madre.
Me alegra saber que hay alguien que puede cuidar de mi madre aparte de mí y que la ame en aspectos que una hija no puede. Entro al aeropuerto con mis maletas y me siento en una banca cercana mientras recupero el aire faltante. Mi madre al verme sonríe a modo de burla por mi falta de condición física. Saco mi celular para asegurarme de que no me han llamado. Les dije a mis amigos que no me llamaran hasta que llegara, porque seguramente me arrepentiría de haber accedido a irme y saldría corriendo del aeropuerto.
Es un alivio al ver que no tengo ni una sola llamada o mensaje. Me reconforta y a la vez me decepciona. Me gustaría que decidieran no hacerme caso y llamarme para desearme un buen viaje. Reviso el reloj, faltan solo veinte minutos para el vuelo. Me levanto y dejo mis maletas junto a las de Johan y mi madre. Me dirijo al baño para no tener que ir en el avión. Hago mis necesidades y me retoco el poco maquillaje que me puse. Salgo del baño y hay un poco más de gente. Reviso de nuevo la hora y ahora faltan quince minutos para el vuelo.
Decido comprar algo en las tiendas del aeropuerto. Recorrí todas las tiendas y opté por llevarme un llavero que dice: México, unas Sabritas, un jugo y un chocolate. Para calmar mis nervios me como el chocolate. Dejo en el bote de basura la envoltura y siento que el celular vibra en mi bolsillo trasero. Atiendo al ver que es mi madre.
—¿Dónde estás?, no te veo —dice mi madre preocupada al otro lado de la línea.
—Solo fui por algo de comer antes de irnos —a lo lejos veo como me buscaba con la mirada y alcé mi brazo para que me viera. Aún a esta hora de la mañana hay suficiente gente para dar evidencia que el día ya empezó para muchos.
—Bien, pero si comes algo ahorita te darán ganas en el avión —me reprime.
Cuelgo al ya estar cerca de ella y busco a Johan con la mirada, no están las maletas. Miro a mi madre, pero ella no me ve a mí, si no atrás de mí. Cuando quiero voltear una voz capta mi atención. Se escucha un altavoz anunciando que tenemos que abordar el avión. Miro a mi madre y ella me mira sonriente. De pronto, se escucha la misma voz de la mujer que anunció el próximo vuelo....
''Emily, pasajera del próximo avión a Dallas la buscan en la entrada del aeropuerto.''
Miro confundida a mi madre y continua con su resplandeciente sonrisa. Giro en mi eje y en la entrada puedo ver globos de todos los tamaños y colores, junto con cinco de mis chicos favoritos. Los miro anonadada y corro hacia ellos chispeante. Brinco hacia mi mejor amiga Daniela y casi caemos. Los chicos nos abrazan y esta vez sí nos desplomamos juntos. Estando en el piso todos gritan:
—¡Sorpresa!
Río a mas no poder y me levanto con ayuda de Daniela. Miro a Christian, el más alto de los tres que hay en el grupo y veo como sus ojos comienzan a parpadear rápido y tornarse rojos y vidriosos. De inmediato lo abrazo y suelta un pequeño sollozo en mi nuca.
—Por favor no me hagas esto más difícil —le suplico.
Me estrecha más fuerte a él y me suelta. Al darme la vuelta veo como los otros cuatro están abrazados con los ojos aguados. Daniela no aguanta y lo hace junto con Jacqueline. Se abrazan entre ellas y me les uno. Estamos así, en abrazos y sollozos cuando mi madre llega.
—Tenemos que irnos hija —me mira con pena.
Hacemos un abrazo grupal entre todos y les prometo llamarlos a todos por Skype. Nos tomamos una última foto con mi cámara instantánea y con mi celular. Abrazo uno por uno a los chicos, Daniela, Christian, Alexis, Jacqueline y por último a Marco. Recojo los globos y les doy una última mirada a los chicos. Esta fue quizás la última vez que estaremos todos juntos. Mi madre me toma del brazo y me despido con un ademán y desaparezco de su vista en unos pasos.
Decido pinchar un poco los globos para que no hagan estorbo, me da lástima ya que cada uno es único y están hermosos, simplemente los guardaré una vez que se desinflen como recuerdo. Para cuando subimos al avión todos están desinflados, los doblo como puedo y los meto en mi bolsa.
El avión no tarda en despegar y en poco tiempo ya estamos en el aire. Miro en la ventanilla y aprecio la hermosa vista que tengo desde arriba. Me pongo los auriculares y suena la voz de Avril Lavigne cantando ''Don't let me go''.
Me acomodo en mi asiento y es cuando caigo en la cuenta: me mudo a Estados Unidos. Dejaré todo atrás, mis amigos, mi familia. El tío Eduardo, la tía Natalia y su repostería exquisita. Entonces me doy cuenta de lo mucho que extrañaré mi hogar. Este va a ser un largo viaje.
"Este será el viaje de su vida".
Nota de la autora:
Por fin después de meses tengo inspiración y estoy decidida a entrarle con todo a esta novela y a las que tengo en mente. Espero que cuando les llegue las notificaciones de actualización se den el tiempo y paciencia de leerlo TODO de nuevo; así es, casi todo cambiará. Bueno, la temática será la misma pero casi todo lo que ha pasado lo cambiaré porque lo encuentro extremadamente aburrido.
La portada la estoy consiguiendo, así que pronto esta hermosura de novela tendrá portada y YA PODRÉ ACTUALIZAR CASI A DIARIO. Basta de tanta flojera, en fin. Continúen leyéndome, y compartiendo mi novela que no es solo de Amor, también de Fantasía y un poco de Suspenso. Todo el problema que tuve en hacer esta novela fue porque no tenía idea de qué quería que tuviera. Pero gracias a varias novelas de distintas autoras de aquí de Wattpad me he aclarado dudas.
MHX
ESTÁS LEYENDO
VIDA TRAS VIDA SUSPENDIDA TEMPORALMENTE
Teen FictionLas reencarnaciones solo ocurren. Solo pasas de un cuerpo a otro, de un tiempo a otro. No te llevas nada y regresas con nada. Entonces, ¿porqué los sentimientos perduraron en Emily? De un cuerpo vacío se fue y a un cuerpo nuevo regresó, solo que es...