Capítulo 5. Lo lamento

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ADVERTENCIA: Está al terminar el capítulo

Emily.

— Johan y yo hemos pensado en que te haría bien un cambio en tu rutina—mi madre me mira con esa cara tan conocida de: lo harás porque te digo.

— Veamos la maravillosa idea que mi madre tiene ahora —sacudo mis manos y tuerce los ojos.

— Estarás sola en la universidad hija. Sé que eres la adolescente "más responsable de todas" — repite mis palabras a lo que yo la miro obvia — pero deberías considerar que ninguno de los dos estaremos cerca para cuidarte si algo te pasa — relajo el gesto. — Estoy haciendo un gran esfuerzo en dejarte libre porque ya eres una adulta y no está bien encerrarte en cuatro paredes esperando a que aprendas de la vida por tu cuenta sin experimentar nada del mundo.

— Eres la mejor mamá — digo con sinceridad.

— Lo sé, pero ese no es el punto — me mira con esos ojos que a pesar de ser aún jóvenes reflejan cuanto dolor y sabiduría han adquirido. —Hemos pensado en que te quedaría bien ir a clases de boxeo para que aprendas a defenderte y sobre todo tengas mayor agilidad.

Ignoro el tono con el que menciona lo último. Inmediatamente mi corazón salta, regresando al momento en que hace días me dieron el susto de la vida. No fue un incidente tan grave como lo pudo haber sido, pero tuve suerte; ¿cuántas mujeres jóvenes no han sufrido por este tipo de acoso?

— Johan conoce un gimnasio cerca de aquí por lo que te puedes ir caminando, irás por lo pronto tres veces a la semana. Hasta el día en que empiece la universidad seguirás yendo. Desconozco si tu universidad tenga uno propio, pero ya veremos hasta entonces.

Inconscientemente tomo a mi madre entre mis brazos y recargo mi cabeza en su hombro, como cuando de pequeña me cargaba. ¿Cuándo fue que dejó de hacerlo?, ¿cuándo fue que de un momento a otro jugaba con mis caballos y ahora daré un paso importante en mi vida que decidirá mi futuro?, ¿cómo es que pasa el tiempo tan rápido? Mis ojos se aguaron y mi madre me apretó contra sí. Tanto como ella como yo no teníamos necesidad de decir algo.

Es todo lo que me queda, mi mayor tesoro que algún día su vida será arrebatada por lo que yo espero, sea la edad. Quizás sea tan malo que sea tan apegada emocionalmente a mi madre, pero no lo evito. La disfrutaré cuanto pueda.

— ¿Interrumpo algo? A nuestra derecha se encuentra Johan confuso.

— Of course you don't darling — la miro con extrañeza y me guiña un ojo.

Traducción: Por supuesto que no cariño.

— Por favor no vuelvas a hablar inglés en mi presencia — me quejo.

I don't care —me responde.

Traducción: No me importa.

—Le he estado enseñando lo básico—me informa Johan, en español.

I'd rather listen to her speaking Deutsch than English, she doesn't have the delicate American's accent.

Traducción: Preferiría escucharla hablar alemán que Inglés, no tiene el delicado acento de los Americanos.

Give her time—me responde.

Traducción: Dale tiempo.

—No se secreteen enfrente mío—nos reprende mi madre.

Nos soltamos a reír y mi madre solo se cruza de brazos. Nos seguimos riendo hasta que en un punto nuestras carcajadas se van apagando, dejando en silencio la cocina. Mi madre y Johan comparten una mirada de complicidad y algo más. Yo me retiro de ahí. A mi mente llega un pensamiento que aparece como si pulsara un botón en los momentos en que ellos se envuelven en un momento muy íntimo.

VIDA TRAS VIDA  SUSPENDIDA TEMPORALMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora