Capitulo 2. Primer encuentro

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Emily.

Mami, te extraño, vuelve.

Estoy aquí, ven, aquí estoydigo desesperada.

La voz de la pequeña se escucha a lo lejos, su voz suena de una manera muy lastimera, como un lamento. Siento deseos de llorar. Trato de saber dónde está, pero solo escucho su voz.

¿Te volveré a ver mamá? Te extraño mucho, es tiempo de vernos.

<< ¿Vernos?, ¿a qué se refiere?>>

Mamá, Mamá repite sin descanso la voz.

Hija, hija, aquí estoy...

<< ¿Porqué le digo hija?>>

Despierta mami, es hora...

Dejo de escuchar la voz de la pequeña y se transforma en la de mi madre llamándome. Abro los ojos parpadeando rápidamente, giro y veo a mi madre preocupada.

—Te movías mucho y estás agitada, ¿estás bien? —lleva su mano a mi frente. Era cierto, sudaba un poco y me paso la mano quitando el poco sudor acumulado.

—Debió de ser una pesadilla—la reconforto.

A este punto, no recuerdo lo que atormentaba mis sueños.

Presiento que el vuelo se está tardando más de lo habitual. Me resbalo un poco de mi asiento y pego mi cabeza a la ventanilla del avión. Suspiro levemente y cierro los ojos.

—Deberías relajarte Emily, te ves tensa —señala.

<<Pues tú te mudas al otro lado del mundo para estar con el amor de tu vida y yo solo dejo atrás todo lo bueno de mi vida cotidiana.>>

Una punzada en mi pecho me advierte sobre el apodo que le dirigí a Johan. Siento que he traicionado a mi papá. Para mí, mi padre biológico siempre tendría el título nato de "papá". No importaba cuanto tiempo pasara ni cuanto mi madre amara a su marido, él nunca ocuparía su lugar.

—Lo estoy —abro los ojos y la miro. Sonríe levemente y su mirada luce perdida, como si evocara algo.

—Me recuerdas mucho a tu padre Emily —suelta de repente.

<<Ahora, ¿a qué vendrá eso?>>

Me acomodo en mi asiento y me mira a los ojos. Conozco a mi madre y sé de antemano que ese tipo de comentarios conlleva a una anécdota de su juventud o niñez. Guardo silencio y dejo que prosiga. Habla en voz baja, supongo yo, que por Johan. Aunque quizás no pueda escucharnos, está en otro asiento al lado de mi madre durmiendo.

—Cuando tu padre era joven, cada vez que se fastidiaba, suspiraba y suspiraba sin parar. Así como tu—añade con una sonrisa. Mira hacia el frente y continua con los ojos cerrados recargada en el asiento. Hago lo mismo, solo que yo sí la miro.

—Verte a ti es como ver a tu padre Emily, cuando... se fue —dice con pesar— creía que era como un tipo de maldición, al verte a ti, lo veía a él. Espero a que prosiga, pero no lo hace, así que decido no insistir.

Presenciar a mi madre en ese estado me ponía funesta y enojada. Que mi padre se haya ido ha sido culpa de él, la culpa de su muerte no fue de nadie más que de él; sin embargo, mi madre no lo cree así. Mis padres se amaron con locura y pasión al ser jóvenes. De ese amor que cuando están viejos ya no hay pasión, pero crece el amor y cariño. Mi madre era feliz, sus mejillas siempre estaban rosadas. Tenía unas pequeñas marcas al lado de cada hoyuelo por lo mucho que reía, sus ojos eran resplandecientes a pesar de ser marrón común. En esa mujer veías la suerte de tener esposo dispuesto a complacerte y la dicha de ser madre.

VIDA TRAS VIDA  SUSPENDIDA TEMPORALMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora