Capítulo 4

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Edad Media

La mujer estaba recogiendo unos vegetales en el patio del castillo. Llevaba su largo y sedoso pelo entrelazado en una trenza. La brisa suave mecía los pocos cabellos que habían quedado sueltos. Era extremadamente bella.

De repente sintió cascos de caballos. Se puso en pie y se volvió hacia la entrada, varios hombres a caballo con armaduras y una cruz roja más ancha en las puntas justo en el centro del pecho, bajaron de sus monturas.

La mujer se tensó. Permaneció inmóvil mientras una lágrima recorría su rostro. Sabía a qué venían, sabía que no había a donde correr….los estaba esperando…

Los hombres fueron hacia ella, cada uno la tomó de un brazo diferente y la arrastraron de espadas hacia adentro. El impulso que le dieron fue tan brutal que cayó y la arrastraban prácticamente. No serían ni magnánimos ni indulgentes.

La mujer sentía la fuerza y la brutalidad del arrastre sin poder hacer nada… lo último que vio antes de desaparecer en la puerta fue aquella cruz paté roja…..

Actualidad

Lindsay podía sentir toda la fuerza de ser arrastrada por dos hombres grandes. Sus tobillos se lastimaban en el suelo y sentía que sus brazos iban a salirse de sus hombros… al entrar todo se oscureció.

Un sudor frío la empapó, su pelo se pegaba junto a la tela de la almohada y se quejaba, como si estuviera luchando.

Joseph se despertó con los quejidos y se puso en guardia al instante. Tomó el arma de debajo de la almohada y corrió al cuarto de Lindsay. Encendió la luz esperando lo peor y se relajó al verla soñando.

De repente emite un grito ahogado y se despierta quedando sentada en la cama.

Ve a Joseph parado en la puerta, en paños menores con una pistola en la mano.

-Qué haces? – pregunta desencajada

-Estabas gritando….pensé que alguien había entrado…

Ella suspiró cerrando los ojos y cubriendo su rostro con las manos. Estaba empapada en transpiración y aún sentía la consternación vívida de la pesadilla.

-Lamento haberte despertado….fue un mal sueño…

-Quieres tomar algo?

Negó con la cabeza y bajó de la cama.

-Tomaré una ducha…

 
Para cuando salió de la ducha él estaba haciendo un café en la cocina.

-No te volviste a acostar?- pregunta Lindsay.

-Son casi las cinco….ya no creo poder dormir. Quieres café?

-Sí….por favor….

Ella se sentó en la isla al medio de la cocina mientras él servía café, el aroma era fantástico e impregnó de inmediato las fosas nasales de Lindsay.

-Has pasado por mucha tensión -sugiere él – lo de tu apartamento debió dejarte en shock.

-No es eso…. Son pesadillas recurrentes….las he tenido toda la vida.

Él la observa inquisitivo. Se veía hermosa con el largo cabello cayéndole sobre el rostro y su piel tan pálida. Tenía un aire angelical, a pesar de su fama de mujer dura y fría. Él ya estaba descartando esos preconceptos que tuvo de ella cuando la conoció.

-Quizás un evento desencadenó algún sentimiento traumático….?

Ella negó -Ni siquiera es un sueño actual….es muy lejano en el tiempo…de otra época. No entiendo por qué eso me atormenta.

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