Alcanzar la felicidad.

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Kenma se encontraba tratando de descubrir la forma de decirle a aquella ojiverde lo mucho que le gusta, lo mucho que anhela poder ser algo más que amigos, poder ser feliz junto a ella.
Un azabache de cabello puntiagudo interrumpió sus pensamientos, extendiéndole una de sus ya usuales "vinos en lata", los cuales venían gasificados y con sabores extraños como cerezas y moras azules.
Y la noche comenzó así, con dos amigos bebiendo sentados en la terraza del departamento del rubio de grandes raíces oscuras.

"Kenma, ¿eres feliz?"
Preguntó de forma suave, aquel rubio siempre fue muy sensible ante las preguntas como esas.
"Mhm... no lo sé, últimamente me siento más feliz, más pleno, pero el simple hecho de tener que convivir conmigo mismo todos los días de mi vida repercute mucho en ello"

[. . .]

Por alguna razón que el dueño de la casa desconocía, terminaron teniendo una fiesta improvisada, junto a todos los integrantes de la serie web y algunos amigos externos.
La música sonaba muy fuertemente, tanto que a veces aturdía a aquel pobre rubio, pero no era el único incómodo allí.

Mizuhara se encontraba en la casa de Kenma por pura casualidad, ya que sus amigos Nishinoya y Tanaka la habían obligado a ir.
La sala le parecía demasiado ruidosa para su gusto, así que decidió subir a la terraza, encontrándose con ambos hombres levemente ebrios hablando de la vida y mirando la ciudad. Todo hasta que Kuroo se percató de su presencia y se acercó a la fémina.

"Hey, chibi-chan, siéntate junto a Kenma y acompáñalo, ¿sí? Me gustaría ir a hablar con Tsukki y Bokuto"
"Está bien, Kuroo-san, pero no me digas chibi-chan, por favor"

El pelinegro sonrió y salió del lugar, dejándolos en un gran silencio que, por alguna extraña razón, no los incomodaba. La chica se acercó a Kenma, sentándose a su lado y mirando al cielo, tal y como lo hacía el contrario.
Mientras tanto, Kenma tenía una batalla consigo mismo, tratando de decidir si hacerlo o no hacerlo. Mizuhara percatándose de la pequeña crisis existencial en la que se encontraba su amigo, decidió hablar.

"Kenma-san, ¿estás bien? Te noto algo extraño"
El rubio la miró de reojo y suspiró.
"Sí, Hara-san, no te preocupes por ello, sólo es... algo que hablé con Kuroo hace un momento"
Mizuhara sonrió.
"Bien, no te invadiré con preguntas ni pediré explicaciones que no me incumben, iré por bebidas, ¿sí?"
Dijo mientras se paraba y comenzaba a caminar hacia la puerta, de no ser por una mano detuviendo su paso.

"Yo, eh... Hara-san... perdona lo que voy a hacer, ¿sí?"
Balbuceó nervioso, mientras apretaba levemente la mano de la más baja.
"¿Hacer qué, Kenma-san?"
Interrogó dubitativa.
"Esto"

Los labios de Kenma a posaron sobre los de Mizuhara, uniéndolos en un tierno beso que la pequeña sorprendida no tardaría en corresponder tomándolo del cuello suavemente y acariciando el mismo.
Al separarse, aquellos adultos jóvenes se miraron a los ojos y lo comprendieron todo, se necesitaban más que nunca para poder alcanzar la felicidad.

¡♡!

No me insulten mucho, que ya he decidido terminar este libro de una vez por todas y hacerlo de una buena manera.
Lo único que les pido, es que no comenten cosas tomando esto como un "× reader" porque realmente me desmotiva, al igual que a muches escritores de la plataforma.

Gracias por esperarme, prometo hacer un buen trabajo.

— Narcissa.

Twich - Kenma Kozume × OC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora