Sinopsis.
En un mundo donde Kenma dejó el Voleyball, dos streamers de la plataforma "Twich" trabajaban de lo que les gustaba.
"¡@applepie ha comenzado un stream!" leyó el rubio en la pantalla de su celular y dirigió su mirada hacia el lente de la cá...
Mizuhara nunca supo con exactitud el por qué de la situación en la que se veía envuelta. Simplemente estaba siendo presionada por sus fans a cantar, pero... ¿cómo llegó a estar en esta posición?
@ApplePie's pov.
Era otra larga noche en la cual haría stream y hablaría con mis seguidores, mientras tomo una buena copa de vino y suelto estupideces. Había comenzado a acomodar mi cuarto para prender las luces LED y prender mi cámara cuando el timbre de mi departamento sonó.
— ¿Quién es? –pregunté haciendo mi voz más grave, por si era algún fan.
— Me ofendes, Manzanita. Sin duda lo haces.
— ¡¿Tsukki?!
— Sí, y vengo acompañado por la mandarina, el adicto a la leche, Yamaguchi y Sugawara-senpai; así que abrenos a menos que quieras que nos quedemos afuera. –su voz se escuchaba opacada por las de Tobio y Shoyo. Corrí hacia la puerta y la abrí, dejando ver a todos los mencionados.
Hinata se abalanzó sobre mi, tirandonos al suelo a ambos mientras que yo acariciaba su cabello, quejándome por la caída.
— Shoyo, debes dejar de tirarnos así al suelo, algún día podrás lastimarme la cabeza. Ahora córrete que quiero saludar al rubio celoso. –el Tsukishima hizo un gesto de indignación, que borró al instante al sentir mis piernas y brazos rodear su cintura y cuello.
— Cada vez más pesada, deberías hacer ejercicio, Manzana. –me bajé de él sacándole la lengua.
— Deja de mirarme así y abrázame, Koshi. –el de cabellos grises llenó todo mi rostro de besos, lo cual sorprendió a los demás.— Oi, Koshi, debes dejar de besarme en frente de ellos porque no entienden que lo nuestro es solo un chiste.
Sugawara rió y soltó mi rostro, dándole paso libre a Kageyama. Éste simplemente me abrazó rodeando mi cintura y levantándome del suelo.
— ¿No estarás cada vez que te veo más alto?
— No es mi culpa que te hayas quedado en el metro sesenta, enana.
Yamaguchi simplemente se acercó a mi ni bien Tobio me soltó, caminé hacia él y lo tomé del rostro depositando un beso en su frente. Éste se abrazó a mi cintura, mientras que yo acariciaba sus cabellos.
— Pasen, no se queden afuera, idiotas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sé cómo, pero terminamos los seis en mi cuarto emitiendo en directo mientras jugábamos a verdad o reto.
— Oi, Hara-san, ¿verdad o reto? –Tsukishima vociferó, haciendo que todo el mundo quede en silencio.