Argentine material 2

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Se continúa porque.. sí.

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Yangyang se acopló muy rápido a las costumbres que cargabas.

•. Mientras estabas haciendo algún trabajo o tarea, el aparecía apoyado en el marco de la puerta con el termo abajo de su brazo y el mate en la mano.

--- ¿Querés uno? - extendió el mate con una pequeña sonrisa -

Hacia poco tiempo que comenzó a copiar tu acento, marcando las tildes de manera diferente a su español normal.

--- se supone que este es un vídeo sobre un día como estudiante, y se transformó en "Yangyang y sus costumbres argentinas"

--- que te robé.

--- que me robaste.

--- técnicamente, no te robé. Solo..me gustaron algunas.- entró al cuarto y sonrió a la cámara - ¿Vas a tomar o no?

--- hmm, no. Prefiero el tereré..

--- ¿Cómo?

--- yep..

--- pero tú..- frunció su ceño confundido - ¿No te gusta esto?

--- hmm, noup. - seguiste tecleando en la notebook -

--- ¡Pero eres argentina!

--- ¿Y..?

--- ¡Tu me enseñaste de esto, diciendo que es una costumbre, pero no te gusta!

Yangyang parecía ofendido.

Aunque con el termo bajo el brazo y señalandote con la mano que tenía agarrado el mate, no era muy serio.

--- no porque sea costumbre en tu país, debe gustarte. - encogiste los hombros - ¿Tienes Pitusas?

--- para vos, no.

--- aaah...Yangyaaang..- tironeaste de su buzo - ¿Dame una?

--- ¿así se siente cuando tú no me quieres dar besos? ¿Ahora quién se niega, ah? ¡El karma existe!

--- por favor..

--- nop.

Acercó la bombilla a sus labios y succionó hasta que el típico sonido se oyó.

--- uuy, quiero mandarle una foto a mí abuela de esto.

Tomaste tu celular y abriste WhatsApp, una vez allí buscaste el contacto de tu abuela y activaste la cámara.

Yangyang te miraba con el ceño levemente fruncido, pero al ver la cámara en su dirección, sonrió como niño bueno.

--- hola, abue~

--- se me argentinizó el niño..

Cortaste el vídeo y lo enviaste. Obviamente lo pondrías en el video.

--- Sisi, lo que digas. - murmuró sirviendo nuevamente el mate -

Rebuscó en el bolsillo de su buzo y encontró algo.

--- solo una, porque me quedan pocas.

En su mano había una pitusa de chocolate, la tomaste y le diste un mordisco.

--- ¿Y mí premio? - se agachó hasta tu altura y acercó su rostro al tuyo - quiero dos besos.

--- y yo cuatro paquetes de galletas. La vida no es justa, Yang-

Yangyang bookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora