Yangyang tenía raras manías, entre ellas estaba golpear tu trasero cuando pasabas cerca de él.
A veces lo hacía despacio y a veces fuerte, sin llegar a lastimarte, pero siempre te tomaba por sorpresa.
Mayormente ocurría cuando llevabas camisas o hoodies que taparan parte de tus muslos y entonces, por comodidad, andabas sin pantalones.
Aunque también lo hacía cuando estabas tirada boca abajo en el sofá, la cama o simplemente estabas dándole la espalda dejándole "el camino libre".
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Era pleno invierno, la calefacción estaba encendida y tú estabas bajó las frazadas que te mantenían calentita.
Pero el hambre atacó y te viste en la obligación de dejar tu nido.
Pensaste seriamente si ponerte algún pantalón pero no. No harías nada más que bajar, buscar algo para comer y volver a la cama. Solo te pusiste medias y bajaste las escaleras.
Yangyang estaba en el sofá, jugando videojuegos.
--- Nena~, apareciste, ¿Todo bien? - no despegó la mirada de la pantalla pero sonrió levemente - ouh...¿Quieres acostarte aquí? Quiero tenerte a mí lado, un ratito..
--- solo vine por comida..- murmuraste - cuando termines, ven a acostarte...
--- tentadora invitación, la acepto.
Caminaste hasta la cocina y fuiste a la alacena donde guardan cosas como galletas, frituras y algunos caramelos.
Pusiste en alto tus brazos para abrir la puertita y fijarte que elegir.
--- ¿Yanggie? ¿Viste los malvavis-?
Un pequeño ardor en tu trasero te dejó sorprendida.
--- están del otro lado.
Yangyang besó tu mejilla y sujetó tu cintura. Escuchaste como comenzó a reír.
--- ¡No me golpees! - lo regañaste, pero terminaste por reír - ¡No es gracioso!
Su cabeza estaba afirmada en tu hombro y podías sentir sus manos guardarse en el bolsillo canguro del hoodie.
--- ya me dio sueño, ¿Vamos a la cama? - refregó su frente en su hombro y suspiró - ¿Nena?
--- no te hagas el gatito mimoso ahora, Liu. - tomaste la bolsa de malvaviscos y la abriste - ya deja de golpearme el trasero..
--- yo sé que te gusta. - susurró - niegalo, no puedes..
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Otra de sus manías era apretar tus muslos cuando estabas sentada o acostada, básicamente cuando tuviese acceso a ellos.
Cuando ambos estaban sentados en el sofá, su mano se acomodaba naturalmente sobre tu muslo, comenzaba a dejar caricias y luego apretaba con suavidad para después volver a aflojar.
También solía darle palmaditas, eso para llamar tu atención. No eran para nada fuertes, solo generaba un pequeño ruido al chocar su mano con tus muslos y ya, pero nada doloroso y mucho menos con esas intenciones.
No importaba si estaban descubiertos o tapados, ya era una costumbre y tú tampoco te quejaba, así que seguía haciéndolo.
" --- es algo natural, nena. No puedo evitar hacerlo, además..se siente lindo, tu piel se siente bonita y..- comenzó a explicarte - no lo sé, solo quiero..apretar. "
Por último, pero no menos importante: sujetar alguna parte de tu cuerpo.
Cuando salen a dar un paseo o a comprar algo, solo con salir de casa, él sujeta tu mano.
Si están en algún lugar, haciendo fila o parados por alguna u otra razón, su mano iría directamente a tu cintura para atraerte más.
Cuando es hora de dormir: si él es la cuchara grande, se abraza a tu cuerpo y termina por acariciar tu estómago. Si es la cuchara pequeña, entrelaza tus dedos con los suyos y recién duerme.
Ahora, si duermen enfrentados, sin importar si su cabeza está por arriba de la tuya, él mete una de sus piernas entre las tuyas, obligandote a poner una de tus piernas arriba de su cadera y desde allí, la sujeta con cariño, a veces dejando caricias.
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Cortito, pero lo tenía en borradores hace bastante tiempo, ya era hora de publicarlo wuuu.