09. Now or never

853 97 30
                                    

Bajaron del coche una vez llegaron al aparcamiento del edificio. Era la primera vez que Horacio pisaba el casino de la ciudad, de hecho él no solía ir a esos sitios, tan solo cuando acompañaba a Conway para evitar que se pasara con el juego. El comisario le había mencionado que había ido algunas veces, aunque no demasiadas, acompañado de Greco y casi arrastrado por este para que dejara de lado el trabajo por unas horas.

Conseguir entradas para el evento había sido fácil, a pesar que quedaban pocas pues mucha gente en la ciudad se había animado a asistir. Aquello podía verse reflejado en la gente que había allí, Volkov no recordaba cuando había visto el casino tan lleno. Horacio rodeó el brazo de Volkov con el suyo, tomándolo por sorpresa, pero no lo apartó ni se alejó.

-¿Tienes idea de dónde se van a reunir?- Preguntó Volkov, mientras se adentraban más en la sala principal.

-No, deberemos estar atentos por si lo vemos, además Greco y Kovács vendrán en poco y nos ayudarán a localizarlo.

Para aquella operación habían pedido ayuda a los otros dos comisarios, de esa forma podrían controlar más zonas del casino.

-¿No será más fácil si nos separamos para buscar?- Aunque no era lo que quería, el trabajo seguía siendo la tarea principal para estar allí.

-Aún queda un buen rato para las diez ¿No te apetece jugar a algo?

La mirada que le dedicó le hizo ceder, simplemente se dejó llevar. Jugaron a algunos juegos de cartas, aunque con apuestas bajas, pues a ninguno de los dos les apetecía volver a casa con los bolsillos vacíos. Volkov observaba la emoción del federal cada vez que una jugada le salía bien, le sonreía y se mostraba confiado, Horacio notó aquellos ojos azules sobre él, sintiendo de nuevo aquel hormigueo que recorría todo su cuerpo. El federal animaba a Volkov a jugar, animandolo y bromeando, sacándole suaves y disimuladas risas.

Volkov se desconocía al lado del de cresta, si cualquier otro agente le hubiera insistido en jugar estando en mitad de un operativo, le habría faltado tiempo para ponerlo en su lugar. Todo se sentía tan diferente con él, tanto que no sabía explicarlo, pero tenía la necesidad de seguirlo en lo que fuera, si aquello significaba ver su sonrisa.

Pero aquel no era el momento de dejar su romance fluir, la voz de Greco a través del pinganillo que los dos llevaban les hizo volver a la realidad.

-Acabamos de llegar, ¿Alguna novedad?

Horacio se sintió un poco avergonzado de haber arrastrado a Volkov a jugar y pasar el rato dejando de lado la misión. Pero no podía evitar querer los ojos del comisario sobre él, acaparar su atención y que la suya fuera solo para él.

-Por ahora, no. Todo despejado por aquí.- Contestó el comisario, echando un vistazo a la sala en la que se encontraban.

Horacio se separó de su lado, debía centrarse en encontrar al italiano, después ya vería a dónde le llevaba la velada junto al ruso.

Se dirigió a la barra de bar que había cerca de las mesas de black jack donde estaban, y observó a Volkov moverse por la sala, saliendo de esta. Suspiró, odiaba tener aquel lío de sentimientos, su prioridad debía ser el trabajo. Pidió dos copas de una bebida cualquiera, realmente no le importaba, ni siquiera iba a beber. Quedó un momento en la barra y registró el lugar con la mirada una vez más antes de salir.

Con los vasos en la mano, paseó por la sala contigua, en la que se había adentrado el ruso momentos antes. Cuando lo vio se acercó a él y le tendió uno de los vasos.

-¿Qué es esto?- Preguntó el comisario, arquenado una ceja y tomando el vaso.

-Ni idea, era solo una excusa para mirar la sala mejor.

Wherever you areDonde viven las historias. Descúbrelo ahora