La mañana empezaba a despuntar, el sol salía bañando todo a su paso con su luz. El aeropuerto de Los Santos no paraba de tener movimiento, varias personas embarcaban en sus vuelos, mientras otras aterrizaban, como era el caso de Horacio. Pasó los controles del aeropuerto con fastidio, había sido un vuelo largo y solo tenía ganas de descansar.
Se colocó las gafas de sol oscuras, y tirando de su maleta de ruedas salió del edifico, paseó su mirada y encontró aparcado el coche que le esperaba para ir a su nueva vivienda. En el coche se quitó la gorra negra que llevaba y pasó una mano por su cresta blanca y algo despeinada. Bufó cansaso y se acomodó en el asiento, observando el paisaje que se presentaba ante él, era la primera vez que pisaba esa isla, pero por el momento no le parecía gran cosa.
El coche paró frente a un bloque de pisos bastante alto, en un barrio que parecía ser de los mejores de la ciudad, o al menos eso era lo que le había comunicado Michelle cuando le informó sobre dónde de alojaría.
"Qué poco se parece esto a Nueva York" Pensó mientras volvía a tomar su maleta y se adentraba al edificio. Subió al piso que le había indicado su jefa, abrió la puerta con la copia que le había proporcionado, era un espacio amplio, con unas vistas para nada malas, incluso podía ver el mar. Era un sitio moderno, la cocina era amplia y abierta, separada del salón por una isla y una mesa de comedor. En la parte izquierda había unas escaleras que conducían al segundo piso, donde había un baño y dos habitaciones, un dormitorio con su baño y la otra era usada como despacho. Horacio colocó la maleta sobre la cama y empezó a sacar la ropa para ordenarla en el armario, en cuanto acabara podría descansar del viaje.
Tras un par de minutos su teléfono sonó, en tomarlo observó que el nombre que se mostraba, deslizó el botón verde para hablar.
-¿Qué pasa 'perrrro'?- Hizo énfasis en la última palabra.
-Hombre, perro ¿Cómo ha ido el viaje?- La voz de Gustabo sonó animada tras el otro lado de la llamada.
-Bien, aunque cansado... He llegado ahora al apartamento.- Empezó a moverse por la habitación.
-¿Qué tal por ahora Los Santos? ¿Es bonita o qué?
-Está bien, todavía no he podido ver mucho, aún he de instalarme.
-Tendrás tiempo de hacer turismo, igual hasta encuentras alguien que te enseñe la ciudad, eh.
-Anda ya, además no estoy aquí por turismo, estoy por trabajo y lo sabes.
Escuchó la risa de Gustabo, se quedó observando por el ventanal de la habitación.
-Ya, lo que no entiendo es por qué no he ido yo también.
-Tú tienes una investigación abierta ahora, no puedes dejarla para venir aquí, ya te lo explicó Michelle.
-Ya, ya... Pero bueno es normal que te enviaran a ti, eres de los mejores agentes que tenemos. Tengo que colgar porque el viejo me obliga a volver a trabajar, hablamos luego.
-Claro, hasta luego.
Antes de finalizar la llamada escuchó la voz de Conway, enfadado como siempre y Gustabo contestando.
Guardó el móvil en el bolsillo de nuevo, subió los brazos y estiró su cuerpo para luego dejar ir un suspiro.
Hacía unos días había cerrado un caso de una banda pequeña que movía una parte importante de la droga de su ciudad, por lo que Michelle le había adjudicado esa nueva investigación. La policía de Los Santos necesitaba ayuda con urgencia con una banda que parecía bastante grande, con muchos contactos, que movía armas y drogas por el bajo mundo. Horacio era uno de los mejores agentes federales y por eso la pelirroja decidió enviarlo a él para que apoyara a la LSPD. Una vez la investigación finalizara volvería a Nueva York, a su puesto de trabajo habitual.
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Wherever you are
Fiksi PenggemarEl agente federal Horacio Pérez es enviado a Los Santos, con el propósito de ayudar a la LSPD con una investigación. Conocerá al comisario Viktor Volkov, jefe de la policía, y con quien deberá resolver sus diferencias para poder seguir trabajando. ¿...