06. Dirty laundry

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El resto de días Horacio se dedicó a patrullar como un agente más. Solía patrullar junto a Volkov, aunque algunas veces había cambiado lugares y había hecho binomio junto al comisario Greco. Había hablado con él varias ocasiones, sobre todo cuando se trataba de la investigación, fuera de esta habían coincidido poco, pero tenía una buena impresión de él.

Las cosas con el comisario parecían seguir igual, con aquel tira y afloja que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder, aunque últimamente empezaban a trabajar mejor juntos. Cuando dejaban el orgullo de lado eran capaces de hacer un equipo casi implacable. Tal vez aquello era debido a las nuevas sensaciones que empezaban a salir entre aquella tensión que parecía visible para todo el mundo menos para ellos, o no querían ver.

Aquella mañana Horacio esperaba por Volkov en su despacho. Debía darle los resultados del análisis de las drogas, y el dinero para poder seguir la investigación. Observó con más detenimiento el despacho, ahora que se encontraba allí solo y sin mucho que hacer.

Todo parecía casi prefabricado, se fijó en los recortes de periódicos, medallas y trofeos que había allí. Ninguno llevaba el nombre de Viktor Volkov, por lo que llegó a la conclusión que eran del antiguo jefe. A pesar de las horas que Volkov pasaba en ese despacho, no se había tomado la molestia de acomodarlo mínimamente a su gusto. "Seguro que le parece una distracción a su trabajo" pensó, esbozando una sonrisa, imaginando al comisario decir esas palabras con su marcado acento ruso.

El hilo de pensamientos fue roto al momento que las puertas se abrieron, dando paso a Volkov. Horacio se sintió avergonzado unos momentos por haber estado pensando en él. Recobró la compostura enseguida y esperó que no se notara el rubor que se había instalado en sus mejillas.

-Tengo los resultados del análisis, como suponía usted se trata de éxtasis.- Habló mientras se sentaba en su silla y le tendía el informe al federal.- Hace unos meses detuvimos un coche que llevaba un par de pastillas como estas...Nos dijeron que se las habían vendido por el norte.

Horacio miró los resultados con detenimiento.

-Por lo que dijo Dante, suelen vender cuando hay carreras... No los he podido ver porque cuando he ido ha sido como piloto, tal vez con esto pueda empezar a estar con ellos a la hora de vender.

-Esto puede encajar más con la organización que buscamos, el otro día revisé el historial de ese tal Adam, ha sido detenido por posesión menor de drogas un par de veces ¿Sabe dónde guardan la mercancía?

-Eso no lo sé, aún no estoy dentro, el que parece el jefe no parece fiarse mucho. Supongo que es normal, al fin y al cabo soy un desconocido. Y por lo de Adam... Siento que tanto él como Dante tan solo son un par de peones sin más.

-Si los podemos vincular con el tráfico de armas tal vez sean los que estamos buscando.

-Mmm...-Horacio cruzó los brazos sobre su pecho, pensando en la información que había recopilado hasta entonces.- Pero es un grupo muy pequeño por lo que parece, si ellos son los que están detrás de todo el movimiento, deben ser mucho más grandes. Hay algo que aún no cuadra con ellos.

Volkov asintió, a él también le daba la sensación que había algo que no terminaba de cuadrar. Bien podría ser el grupo que buscaban, pero como decía Horacio, eran demasiado pequeños, y sus dos vendedores principales ya estaban fichados por la policía.

-Siga investigando y veamos hasta donde nos lleva esto. Está haciendo un buen trabajo, H.

Horacio parpadeó varias veces, y no entendió por qué aquellas palabras habían agitado tanto su corazón. Le gustaba que su trabajo fuera reconocido, quizá era porque aún le faltaba algo de confianza en lo que hacía, pero que viniera del comisario se sentía diferente. Parecía un alumno que acababa de realizar su primer atraco con éxito y su superior lo felicitaba.

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