Wherever you are

12. Skin

Tal como Volkov había propuesto, ambos se dirigieron a comisaria para prepararse y dirigirse a la zona donde tendrían el entrenamiento con los nuevos alumnos. Horacio odiaba tener que llevar máscara, pero si iban a estar al aire libre, por más que estuviera rodeado de policías y en un lugar apartado, no podía arriesgarse a estar sin ella, en especial ahora que se había presentado ante los Gambino. Aún debía hablar con eso con el resto, pero esperaría al día que se reuniría con la LSSD para dar los detalles.

En los vestuarios de comisaría, varios alumnos terminaban de prepararse para asistir al entrenamiento, a la vez que el comisario y el federal entraron para cambiarse también. Volkov se colocó una camiseta negra de manga corta, y unos pantalones de chándal del mismo color, por encima de su pecho un chaleco con las iniciales de la policía. De reojo, mientras se vestía, observó las acciones del moreno, mientras se retiraba la camiseta, pero al observar su espalda frunció levemente el ceño. En esta, había varias cicatrices, repartidas por su lado izquierdo, que subían casi hasta su hombro, parecían ser producto de una quemadura, una de gran magnitud para dejar aquellas marcas, que no eran muy grandes, pero parecían ser vestigios de heridas graves. Cuando Horacio volvió a cubrir su torso, Volkov apartó la mirada y terminó de colocarse las botas militares, quería preguntar, pero pensó que no debía, al fin y al cabo, él también tenía cicatrices de las que no quería hablar, pensó en la que cubría gran parte de su pecho.

Ambos subieron al mismo patrulla, Greco les informó que él y Kovács ya iban en camino, así como la mayoría de alumnos. Llegaron a una zona cercana al norte, un descampado donde habían varias dianas para las pruebas. Una vez todos hubieron llegado, Volkov junto a sus dos comisarios empezó a explicar el tipo de entrenamiento y las reglas básicas. Horacio le miraba algo más atrás del grupo de alumnos, parecía que el Volkov de la noche anterior y el que se encontraba allí eran dos personas totalmente diferentes, desde fuera, se veía inaccesible, frío y serio, y esas habían sido sus primeras impresiones sobre él, pero con algo de tiempo, se podía llegar a conocer a Viktor, y no solo a Volkov. Pensar que tenía el privilegio de conocer una faceta suya que nadie más conocía le hacía tan feliz, que no se dio cuenta cuando una pequeña sonrisa afloró en su rostro, en el momento en que sus ojos y los del comisario chocaron por unos instantes, en los que aprovechó para guiñarle un ojo.

Cuando Volkov vio aquella expresión en el rostro del federal, casi pierde la concentración de su discurso, pero se recompuso enseguida y volvió la mirada a los alumnos, esperando que nadie notara aquel pequeño fallo. Pero Greco sí lo había hecho, su mirada fue de su superior al federal, hacía días que sospechaba de la relación entre ellos, y cada vez que los veía juntos, sus sospechas tan solo se hacían más fuertes, decidió que no diría nada, a pesar de las ganas que tenía que Volkov le contara algo, porque sabía que preguntar e insistir tendría el efecto contrario, aún así no pudo evitar una pequeña sonrisa.

La práctica empezó, y Volkov no dejaba pasar ni un solo fallo, siendo estrictos con todos los novatos, manteniendo la actitud severa que tanto le caracterizaba en su trabajo, mientras Horacio ayudaba siendo algo más amable, suavizando junto a Greco las actitudes que el superior de la policía tenía. Para cuando la práctica terminó, la gran mayoría de alumnos estaban exhaustos, no tan solo habían practicado tiro, sino que también habían hecho ejercicios de resistencia, solo habían tenido un momento de descanso para comer, para después volver al entrenamiento, y si este lo hubieran impartido tan solo el federal y los otros dos comisarios, no habría sido tan terrible.

Horacio junto a Volkov, observaban a los alumnos volver a sus respectivos patrullas para volver a comisaría, ahora que la tarde empezaba a despuntar.

-Ni el ejército es tan duro con los cadetes nuevos.- Bromeó Horacio, observando al contrario mientras cruzaba los brazos.

-Deben aprender disciplina también, sino, la malla sería un caos.- Contestó, cursándose de brazos también, y desviando la mirada hacia el federal.