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TPA. Trastorno de la Personalidad Antisocial.
1.1 Falta de empatía.

No entendía por qué todos se emocionaron. Corrían como si les dieran la solución a todos sus problemas.

—¡Pero son helados gratis, Wakatoshi! —exclamó Tendou mientras daba saltitos alrededor de él.

—Sigo sin entender, ¿qué tienen de especial los helados? 

—¡No digas eso! ¡¿Jamás has probado un delicioso helado de chocolate?! —Tendou casi se cae al decir eso.

—No es que sean helados —Reon detuvo el apresurado andar de Satori—, es que son gratis.

—¡Exacto! ¡¿Cuántas veces en tu vida puedes obtener una delicia así gratis?! —Satori vio a todos voltear detrás de él—. ¿Qué? No he hablado mal de nadie como para que aparezca detrás de mí.

Tendou volteó lentamente hacia atrás.

—¡SemiSemi! —gritó cuando lo vio con los cuatro helados en sus manos—. ¡Mi esclavo favorito nos trajo helados!

—No soy tu esclavo —pronunció con molestia.

—¡Da igual! —Satori levantó los brazos—. Lo que importa es que tienes un delicioso helado de chocolate en tus manos destinado a ser degustado por mí, un chocolatero profesional.

—Tú no eres un chocolatero, apenas tienes 18 años.

—¡Oh, no! ¡Wakatoshi nos exhibió! —exclamó Satori y todos, menos Ushijima, empezaron a reír.

Ushijima Wakatoshi tenía poco tacto para explicar las cosas, no tenía el don de poder entender el sarcasmo y mucho menos puede entender los chistes.

Tendou un día se propuso enseñarle todo eso, pero por alguna razón desistió cuando lo vio hacer ensayos y resumen sobre los juegos de palabras.

Vio las risas de sus compañeros. ¿Por qué se reían? ¿Cómo que los había exhibido?

—Oh, Ushijima no entendió —Semi se llevó una mano a la boca—. ¡Ahora me siento mal por reírme cuando Ushijima no entendió!

—No eres el único —dijo Reon—. Nos iremos al infierno todos juntos.

—Nueva tarea del día: Hacer que Wakatoshi se ría de algo —Satori vio a su amigo fruncir el ceño—, ¡o por lo menos hacer que sienta algo!

¿Se tenía que ofender por eso? Porque todos se le quedaron viendo de una manera extraña. 

Una alarma sonó.

—¡Oh, demonios! ¡Diecisiete minutos para que empiece el entrenamiento! 

Decir que todos comieron sus helados rápidamente sería faltarle al respeto a su velocidad y a su capacidad para soportar un cerebro congelado mientras siguen tragando el cono de galleta.

Sonó otra vez la alarma.

—¡Doce minutos!

Semi, Satori y Reon corrieron después de que el de pelo cenizo dijera: "Violado el último que llegue". Ushijima se quedó ahí, sin entender bien. Empezó a trotar hacia el gimnasio, tampoco quería llegar tarde. 

Cuando cruzó la puerta, faltaban tres minutos para que el entrenador llegara, él tenía la costumbre de ser puntual y llegar a la hora exacta. 

—¡No, Ushijima fue el último! —Semi lo apuntó.

—Y dijimos que el primero se lo-

—¡No! —Satori interrumpió a Reon—. Me niego a hacerlo.

—Es para reforzar la amistad —dijo Semi entre risas.

Wakatoshi Ushijima no entendía nada de lo que platicaban ni muchas cosas que le trataban de explicar. No entendía por qué a veces se tenían que decir mentiras blancas a la gente, tampoco porque era una "vaca" y mucho menos entendía el chiste de las abejas.

Sus amigos tenían tres teorías: a) era demasiada inocente, b) era muy estúpido o c) estaba fingiendo y planeaba matarlos a todos en secreto. La última la propuso Tendou.

La tarde se le pasó rápido, "como arena entre las manos" diría Reon. Su dormitorio estaba unos cuantos después del de Satori, así que muchas veces pasaba a visitarlo, ese día era uno de esos.

Cuando Ushijima abrió la puerta se encontró con un Satori enredado entre cobijas, contrayéndose y balbuceando, hundiendo su rostro en la almohada.

—Tendou... —el nombrado volteó—. Estás... ¿Estás llorando?

—Tsk. Qué va, mis ojos mágicamente se convirtieron en cataratas —Satori esperaba, como siempre, un par de risas—. No sé si no respondes porque estás preocupado o porque no le entendiste.

No, Ushijima no pudo entender eso. ¿Era un mal amigo entonces?

—Wakatoshi —Satori bajó su playera de los hombros para que no se notarán las heridas—, ¿te puedo contar algo?

Asintió sin entender en lo que se metía.

—A veces me siento muy mal, Wakatoshi —su voz no tardó mucho en resquebrajarse—. Me siento muy muy mal.

Ushijima cerró la puerta otra vez y se sentó junto a él en su cama, mientras miraba a Satori curioso.

—Estoy seguro de que algo está mal conmigo —Satori derramó la primera lágrima—. Mierda, no es normal ser como yo. Ellos tenían razón...

—¿Ellos? —Vio a Satori asentir mientras gimoteaba y se contrajo entre las cobijas de su cama.

—Tenían toda la maldita razón —tomó su pelo y lo apretó con fuerza—. Soy un monstruo, un monstruo al que deberían de darle caza.

Tendou se abrazó a sí mismo y acarició sus cicatrices, como si eso le diera algo del consuelo que jamás tuvo.

¿Ahora qué tenía que hacer? Era tan malo interpretando sentimientos que no se le cruzó por la cabeza abrazarlo, decirle que él lo consideraba un gran amigo o siquiera darle palmadas.

—¡Ja! Lo siento, Wakatoshi, seguro te estoy aburriendo —Satori sonrió, una sonrisa forzada que no podía ocultar el rojo de su nariz o sus párpados, jaló a Ushijima de brazo y lo llevó hasta la puerta—. No te preocupes, Wakatoshi, los humanos no se deben de juntar con los monstruos.

Y Tendou lo echó de su habitación.

Ahora Ushijima tenía dudas internas ¿Satori se había dicho monstruo? ¿Qué escondía debajo de uniforme? 

Estaba confundido, el único raro era él, Ushijima no podía comprender bien las emociones, suyas o de otros, ni podía sentir algo con respecto a eso. Era como si su cerebro no procesa bien la información que recibía.

El que se tenía que sentir mal por algo era él, no Satori.

30% [Haikyuu!! UshiTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora