[Agradecer a rabitzan y a las personitas del Grupo de Messenger, que me convencieron de publicarlo. 🐧].
Extra.
Su estómago gruñó. Posó la mano sobre él y envidió a sus compañeros de equipo; allá en otras mesas, viéndolos comer a gusto, riéndo.
—Hey —Kageyama avanzó hacia él—, hace mucho que no te veo comer, ¿estás bien?
Asintió con suavidad.
—Sí, no te preocupes, no es para tanto.
—Ushijima, esto es una salida a comer de todo el equipo. Además, no creo que no quieras comer porque sí.
Ushijima ni siquiera quería venir, sólo no podía decir que no.
—No, enserio, está bien. No tienes que preocuparte.
Su compañero tomó su tazón de comida y lo puso enfrente de él.
—Come.
Frunció el entrecejo y negó.
—Insisto, así estoy bien.
Tobio se sentó enfrente de él, le acercó más el tazón y orientó los palillos a su mano izquierda.
Ushijima no podía agarrar los palillos y comer. No tenía el valor de hacerlo, le avergonzaría si lo hiciera. No lo merecía.
Tomó la comida y la alejó de él.
El azabache mostró una mueca de disgusto.
—Bien, no comas, pero dime por qué no lo quieres hacer.
Se encogió de hombros.
—Me siento mal.
Tobio alzó una ceja y tornó los ojos.
—¿Por qué siempre tengo que insistir varias veces para que me digas lo que pasa?
—Está bien, está bien, te contaré —se apoyó en la mesa—. Digamos que hace poco me encontré con alguien, en un lugar en el que no debía estar.
Kageyama frunció el ceño.
—¿Por qué no deberías de estar en algún lugar?
—Porque ahí está alguien a quien le hice daño —bajó la mirada y evitó que Tobio viera su rostro—, mucho, mucho daño.
—¿Pudiste reparar lo que hiciste? Si es así, no veo por que se enfadaría.
Tragó saliva. Su mandíbula tembló con violencia.
—Yo... Tengo algo que hacer —se levantó, y se separó lo más que pudo de su equipo.
Tobio ensanchó la mueca de su cara. Cada conversación emocional con Ushijima era así; cada vez que lograba raspar su caparazón, tocaba algo que no debía y se volvía a cerrar.
Cuando Ushijima llegó a su hogar, cuando se sentó en la mesa y el frío aire que se colaba rozaba su nuca, tomó la comida de su refrigerador y comenzó a comer.
Oh, ¿por qué lloraba al dar la mordida? ¿Por que sentía un a presión en el pecho cuando tragaba?
Su estómago se removió, frunció el ceño. Abrió los ojos y fue corriendo al baño.
Acercó su cara a la taza y vomitó.
Su estómago se estrujaba y apenas tenía voluntad para respirar.
Terminó tosiendo lo poco que había comido. ¡¿Cómo es que había vomitado tanto si apenas comía?!
Apoyó su cabeza contra la pared, con el diafragma y la garganta doliendo. Apretó la mandíbula y quiso llorar, ¡¿por qué no podía?!
Lanzó quejidos desesperados y dolientes mientras apretaba su abdomen, buscando que no le doliera. Masajeó el puente de su nariz y esperó a que el dolor bajara para ir a su habitación.
Enredado entre las cobijas, pensó. Sólo se sintió así cuando... Cuando el pelirrojo se fue. Lo había visitado a menudo los últimos años, lo había estado manteniendo vivo con su memoria.
Posó la mano sobre su costado, sobre el golpe que le había dado Semi cuando lo vio en el cementerio, y suspiró.
Seguía siendo el mismo niño asustado.
El mismo niño que tenía miedo que su madre lo viera en la puerta de su casa, esperando a que su padre regresara.
El mismo que lloraba contra la almohada cuando los gritos de sus padres resonaban en la casa.
El mismo niño con miedo que dejó a Satori solo.
Restregó su cara contra la almohada y sintió una lágrima salir para chocar contra la tela. La primer lágrima que había soltado en años.

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30% [Haikyuu!! UshiTen]
FanficEl 30% de quienes sufren un trauma prolongado, como el bullying, se vuelven extrovertidos; el resto son introvertidos. La mayoría, mezclando introvertidos y extrovertidos, pueden superar esos traumas y seguir adelante; el 30%, declinan. --- DISCLAIM...