Quédate conmigo

-22-

Han pasado tres días desde lo del sábado.

Después de dormir, y vomitar un par de veces, me encontré mucho mejor.

Me he liado con Moore varias, varias veces, la verdad, estoy muy confusa, no se si me gusta, tampoco creo que le guste porque en fin, no estoy en condiciones de gustarle a nadie, pero bueno, tampoco hace daño a nadie esto.

Estoy yendo con Alex, otra vez.

Y sinceramente estoy un poco cagada porque estoy muy mal, peor que el sábado, tipo...del mareo y eso bien, pero mentalmente estoy cada vez peor.

Llevo la cartulina pintada, que por cierto la odio, me quedó horrible, yo la habría tirado pero a quién le va a importar que mi dibujo sea una mierda? A nadie, no lo va a ver nadie.

También le he hecho unas galletas porque me siento muy mal por haberle llamado el sábado.

Estaba lloviendo.

Llegué y tuve que esperar un poco, me senté en una de las sillas de fuera a esperar.

Había una madre con una niña muy mona, pequeña, tendría unos 7 años y no paraba de mirarme.

Yo: hola -me sonrió- quieres una -abrí el tuper donde las llevaba y se lo acerqué, miré a su madre- puede? Es alérgica a algo?

Madre: no, no...-no se si sospechaba de mi o que pero me estaba mirando un poco raro-

Yo: no llevan droga ni nada por el estilo, no pasa nada -vale si, tengo que admitir que hoy iba con unas pintas...que era normal que se pensara que era una yonki, bueno, pintas como siempre, chándal grande, sudadera grande, chaqueta grande, pero hoy...puede que haya fumado un poco con Tucker, pero solo un par de caladas, pero con mis ojos claros se nota mucho, llevaba la capucha puesta y unas gafas de sol, en serio me la suda mucho-

Madre: no, no es eso...es que creo que te conozco -ya empezamos, esta semana me ha reconocido más gente de lo normal y eso no me mola nada, pero ya sabía que iba a pasar esto-

Yo: puede que nos hayamos visto aquí antes

Madre: no, no es eso porque nosotras solemos venir antes pero hoy hemos tenido que cambiar la hora...ya lo se, fuiste a la gala benéfica esa el otro día verdad? La hija de Paula Schmidt

Yo: si...-la sonreí un poco-

Madre: aaaai, guapísima, ibas guapísima

Yo: muchas gracias y...le agradecería que no le contara a nadie que me ha visto aquí...por favor

Madre: no te preocupes -se me acercó la niña-

Niña: tú también vienes a ver a Mike?

Yo: no, yo vengo a ver a Alex -la sonreí-

Niña: por qué? -sonreí un poco forzada-

Madre: lo siento...ya sabes, esta edad...no tienes que responder

Yo: no me importa -miré a la niña- yo...bueno, digamos que estoy muy muy muy triste -la madre me miró como con compasión- y tú?

Niña: mamá me trae -se fue otra vez-

Madre: depresión? -la sonreí y me encogí de hombros como respuesta- lo siento...

Yo: no importa, no es nada grave

Madre: a ella...se meten con ella en el colegio por nuestro dinero, ya sabes cómo son los niños...

Yo: si, unos hijos de puta

Madre: porque siempre lleva los mismos zapatos, o porque no lleva mochila nueva cada año...-suspiró y a mi se me partió el corazón- y está empezando a desarrollar un rechazo o agresividad contra nosotros, pero claro, no podemos hacer nada, no podemos permitírnoslo, a penas podemos pagar la casa y la comida