CAPITULO 11

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Se acercó al fuego y se sentó sobre la arena. Renjun se acomodó a su lado, rígido. Él le rodeó los hombros con el brazo. Chan, Taeyong, Yuta y Taeil terminaron de cerrar el círculo. Durante unos largos segundos nadie dijo nada. El silencio se volvió demasiado tenso para todos, menos para Félix, que contemplaba divertido los intentos de Changbin por ignorarle.

—¿Por qué... por qué no seguimos jugando? —sugirió Jeongin. Agarró la botella vacía que tenía delante y la hizo girar—. Era mi turno. —La botella dio vueltas hasta detenerse señalando a Seungmin.

Chan se quedó mirando la botella.

—Así debe ser el infierno, pijos jugando a verdad o prenda —masculló.

—¿Tienes algún problema? —le espetó Seungmin.

Chan giró la cabeza para mirarlo con desgana. Como si el simple hecho de dedicarle su atención supusiera más esfuerzo del que merecía.

—¿Me estás hablando? —le hizo notar en tono mordaz.

Seungmin puso cara de asco y le sostuvo la mirada.

—Yo te conozco. ¿Cómo era que te llamabas...? Ah, sí, Fracasado.

Chan se inclinó hacia el.

—Tú puedes llamarme mi amo —dijo con una sonrisa maliciosa.

Se quedaron mirándose, echando chispas por los ojos.

—Vamos, Seungmin —intervino Jeongin—. Verdad o prenda. ¿Es cierto que te diste el lote con Wonpil durante la graduación?

Seungmin giró la cabeza de golpe y le puso mala cara.

—¡Claro, éramos los que gemíamos en el suelo mientras el director entregaba los diplomas! —soltó como si nada. Hubo algunas risitas y hasta los labios de Chan se curvaron un segundo—. ¡Pues claro que no! Me toca. —Hizo girar la botella y, para su sorpresa, apuntó a Chan—. Verdad o prenda, Fracasado. ¿Cuándo fue la última vez que te trincó la poli?

—Será esta noche, pienso hacer algo muy malo con este cuerpo, ¿te apuntas? —preguntó, clavando sus ojos en el; Seungmin sacudió la cabeza y lo ignoró. Chan agarró la botella como si quemara y la hizo dar vueltas. Apuntó a Félix. Sonrió—. Verdad o prenda, Félix. ¿Por qué mierda quieres sentarte con estos?

Félix no contestó. Agarró su camiseta y se la quitó, lanzándosela después a su amigo como si fuera un proyectil. Con el torso desnudo se inclinó e hizo girar la botella. Señaló a Seungmin.
—Verdad o prenda, rubito. ¿Por qué le dan miedo las arañas al princesito? —preguntó, señalando con su barbilla a Changbin.

Los ojos de Seungmin se posaron en su amigo y los entornó cuando el le devolvió la mirada. Changbin parecía un gatito asustado con los ojos muy abiertos, lanzando a través de ellos una súplica silenciosa.

—¡Tengo que contestar! Ya he perdido los zapatos y solo me queda los pantalones. No pienso quedarme en ropa interior delante de estos —se justificó Seungmin. Miró a Félix—. Verdad. Cuando teníamos doce años fuimos a un campamento de verano. Unos chicos llenaron un bote con esos bichos y se los echaron por encima mientras dormía. Algunas le picaron y tuvo una reacción alérgica bastante fuerte. No podía respirar. Desde entonces las odia.

La sonrisa engreída desapareció de la cara de Félix, para dar paso a una menos divertida. ¿Qué clase de idiotas le hacían algo así? Empezó a sentirse mal por haberle gastado esa broma estúpida en el cobertizo.

Continuaron jugando. El ambiente no se relajó en ningún momento. Todo el mundo estaba rígido, esquivo. Todos menos Félix, que no parecía afectado por nada de lo que sucedía a su alrededor. Solo se fijaba en Changbin, en sus gestos, en sus movimientos. No sabía si sería por el exceso de tequila o porque desde que había llegado a Busan no había estado con ningun chico, pero el princesito lo excitaba.

Crossing the limits || LixbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora