CAPITULO 22

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No me jodas! —soltó Chan, con la vista clavada en la puerta de la cocina que daba al patio trasero de la casa.

Todos miraron en la misma dirección y vieron a Félix con Seo Changbin. Se lo estaba presentando a la hermana mayor de Taeyong y al novio de esta.

—Eso sí que es una sorpresa —dijo Tae, despatarrado en el suelo del patio con Ten sentado entre sus piernas—. Sabía que le gustaba, pero no que le gustara tanto.

—Hacen buena pareja —indicó Ten. Le dio un trago a su cerveza e inclinó la cabeza para mirarlos desde otro ángulo.

—Pero ¡qué buena pareja ni qué nada! —exclamó Chan—. ¿Soy el único que ve que esta historia no puede funcionar de ninguna manera y que cuando se termine, porque terminará, Félix se va a quedar más jodido de lo que ya está? Ustedes no lo conocen como yo. No está bien. Y lo de Jeno... Ni siquiera ha vuelto al cementerio, se comporta como si no hubiera pasado nada. Cuando explote, Hiroshima será un petardo comparado con él.

Yuta apartó la cabeza del cuello de Taeil, que estaba sentado a horcajadas sobre él, y le dio un golpecito a Chan con el pie.

—Está bien que quieras protegerlo, pero es su vida. ¡Pasa del papel de hermano mayor por una noche, y deja que se divierta!

—Lo que tú digas. —masculló Chan.

—El problema de Chan no es ese tipo, sino su amigo el rubio... ¿Cómo se llamaba? —comentó Taeil.

—Seungmin —informó Taeyong.

—Esa tipo lo pone de los nervios, y cree que por ser amigos son iguales —continuó Taeil—. ¿Les ha contado que nos encontramos con él en el centro comercial? ¿No? Fue un encanto, en especial con Chan. —Miró al chico con una sonrisa burlona—. Lo mejor de todo fue cuando te enseñó el dedo y te sacó la lengua. ¡Está loco por ti!

Chan se giró hacia el con los labios apretados.

—No podrías ser más zorra aunque quisieras —le espetó.

Taeil hizo el mismo gesto que Seungmin le había ofrecido un par de días antes.

—Eh, broo, no te pases. Sabes que está de broma —le dijo Yuta, acurrucando a su novio sobre su pecho. Miró a Changbin—. Habría que darle una oportunidad. Y si a Félix le gusta...

—Le gusta —aseveró Ten con una risa.

—Yo he hablado un par de veces con él y no es como esos estúpidos del Club —intervino Taeyong.

Chan resopló.

—¡Bien, dejenlo ya! Me dedicaré a beber y mantendré la boca cerrada. Pero les juro que no pienso despegarme de su culo para ser el primero en decirle «te lo dije».

—Eres un encanto —masculló Ten con tono irónico.

Chan adoptó su expresión más inocente y alzó su cerveza hacia él.

—Vamos, Ten, sé que estás loco por mí. Algún día dejarás al corista de NCT y acabarás conmigo.

—El corista de NCT sabe moverse muy bien, y no solo cuando baila —dijo Ten, y agitó sus caderas.

Todos se echaron a reír, incluso Chan, que se inclinó y besó a Ten en la mejilla mientras él arrugaba la nariz con un mohín.

—¿Qué pasa, no puedo dejarlos solos sin que se meten? —preguntó Félix con una enorme sonrisa.

Todos alzaron la vista hacia arriba y, en un acuerdo tácito, nadie mostró su sorpresa por que Changbin estuviera allí.

—¿Qué tal? Pensé que ya no venías —le saludó Taeyong.

Crossing the limits || LixbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora