CAPITULO 27

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SPOILER ALERT
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Por andares del destino su pendeja se equivocó y público un capítulo que no era....  No lo voy a eliminar por qué que hueva jaja así que si lees y te haces spoiler pss ni modos jajaja

Esperen en unos momentos público el cap 26..

Gracias personita que se dió cuenta, ilobiu.

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Felix terminó de atornillar el canalón a la pared, mientras Chan lo sujetaba desde arriba. Llevaban toda la tarde en silencio, trabajando en el tejado y en el nuevo cableado eléctrico. Así habían pasado los dos últimos días y la casa ya no parecía un edificio cochambroso, a punto de venirse abajo. Una mano de pintura y quedaría como nueva.

Bajó de la escalera y encajó la última parte del tubo metálico que descendía paralelo a la pared. Se quedó mirándolo y contempló todo el trabajo. No estaba mal. Adiós a las goteras y a las manchas de humedad en la pared. El suelo del porche era completamente nuevo y también la baranda.

—Parece que al final lo hemos conseguido —dijo Chan a su lado, contemplando la casa.

Felix sonrió y le dio una palmada en la espalda.

—Gracias.

—De nada, hermano —respondió, chocando su puño con el de él—. ¿Qué nos queda?

—Cambiar la caldera. Pero eso puedo hacerlo yo, y lo haré mañana. Estoy muerto.

Chan se apoyó en su camioneta, aparcada junto al Mustang en la entrada, y sacó una cerveza de la nevera que llevaba en la parte trasera. La abrió y le dio un trago, después se la pasó a su amigo.

—¿Por qué no salimos a cenar algo? Tengo hambre y llevamos dos días aquí encerrados.

—No sé, estoy cansado —respondió Felix.

Su teléfono sonó y el corazón le dio un vuelco. Lo sacó del bolsillo esperando ver en la pantalla un mensaje de Changbin, pero era de Taeyong, recordándole que habían quedado al día siguiente. Desde que casi había estrangulado al chico, lo había estado evitando, poniendo como excusa la reforma de la casa.

No podía verlo. No tenía muy claro el motivo, si era porque se sentía avergonzado por lo ocurrido o por no darle explicaciones si se las pedía; y seguro que se las pediría. Siempre pedían explicaciones por todo. Se empeñaban en hablar de los sentimientos, de los traumas, de todo lo que él quería mantener enterrado en una caja de acero bajo dos toneladas de hormigón. Se convertían en psicólogos aficionados que esperaban poder salvarte con su carita de comprensión absoluta, como si un cerebro jodido pudiera arreglarse tras un par de horas desnudando tu alma y tus secretos. Hasta ahora, lo único que le funcionaba en ese sentido era desnudarlo en cuestión y hacerle de todo. Durante un rato se olvidaba de sus paranoias, pero después ellos querían hablar y todo se iba a la mierda. Él no servía para eso.

Había dado gracias al cielo cuando el regresó al barco y no trató de sacar el tema sobre lo ocurrido. Se comportó como si nada hubiera pasado, hablando con todo el mundo y sentándose a su lado como si nada. Pero él empezaba a conocerlo y sabía que en realidad no estaba bien.

Ninguno de los dos estaba bien. Apenas habían hablado y la despedida se limitó a un leve roce en los labios. Cuando él le llamó al día siguiente para quedar, Felix no tuvo valor y mintió; y en esas estaba.

El problema era que lo echaba de menos. Echaba de menos tenerlo cerca, oír su risa. Tocarlo y besarlo se había convertido en una necesidad. Se le había metido en la sangre como si fuera una droga, y quería más, necesitaba llegar hasta el final con el. Acabar lo que se habían propuesto. De eso se trataba, ¿no? Entonces, ¿por qué tenía la sensación de que no era tan sencillo y que día a día todo se estaba enredando? No podía complicarse la vida con el. ¡Dios, estaba hecho un lío!

Crossing the limits || LixbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora