Capítulo 4

121 7 22
                                        

Luego de haber oído a Ireth, el estado de ánimo de Hana, como era de esperarse, evidenciaba su decaimiento moral, como si se arrepintiera de todo lo ocurrido; suspiraba, con los hombros caídos y los ojos cerrados.

– Ahh... no puedo creer que pasara todo esto.

– No te sientas mal, después de todo nunca antes habías bebido.

– Haber tomado por equivocación una bebida con alcohol y terminar durmiéndome en frente de él... de seguro debe estar burlándose de mí ahora mismo. B-Bueno aunque supongo que eso puede servir para que deje de lado su extraño interés por mí.

Poco había pasado después de que Hana hiciera aquel comentario, hasta que la puerta de la habitación se abrió.

– ¡Ya despertó! – exclamó Aiko acercándose a Hana.

Detrás de la pequeña, apareció Milo, cargando una bolsa, que aparentemente contenía algunos productos.

– Onee-chan cuéntanos qué fue lo que pasó en tu cita – comenzó a hablar Aiko mientras se sentaba al costado de Hana.

– ¿Ehhh? ¿Ci-Cita?

– Oye enana, no tenemos tiempo para charlas, tenemos que irnos de una vez – intervino Milo, dejando la bolsa sobre la mesa.

– ¡Deja de llamarme enana!

– Ya que has despertado, lo mejor será salir de aquí.

– Sí, tienes razón, suficiente tenemos con haber perdido un día entero – contestó Hana mientras se ponía de pie, vistiendo una pijama crema.

Decidido aquello, después de transcurrido un breve lapso de minutos, los jóvenes se encontraban caminando por la ciudad, Hana vistiendo su habitual uniforme blanco. A su lado, caminaba Ireth, con unas prendas simples, como las que anteriormente había usado.

Detrás de ellas venían Milo, con su ropa oscura de siempre, y Aiko con su vestimenta característica.

– ¿Cuánto tiempo nos tomará llegar? – preguntaba Hana.

– Unos dos días si nos movemos a este ritmo – respondió Milo.

– ¿Heeeh? Después de todo parece que será un viaje cansado.

– Hay una ciudad en las faldas de la montaña, podrás recuperar energías una vez que lleguemos.

– ¿Una ciudad?

– Así es – contestó Aiko en esta ocasión –... Tessalia es una ciudad de mediano tamaño, pero es una de las que menos movimiento comercial tiene, eso la hace un lugar tranquilo para estar. No sabía que nos dirigíamos allí, ¿buscas algo en especial? – preguntó viendo a Hana.

– ¿Eh? N-Nada en particular – respondió Hana con cierto nerviosismo, pues tanto ella como Milo eran los únicos que tenían claro lo que iban a hacer más allá de Tessalia.

– Por cierto, ¿no habías comprado ayer un cinturón nuevo? – preguntó Ireth.

– ¡Lo había olvidado! – exclamó la joven de cabellos alborotados al oír a su compañera. – Por eso sentía que algo me faltaba, pero no lo podía recordar. Debo regresar por él a la habitación – decía luego de detenerse y dando dos pasos hacia atrás.

– Olvídate de eso, no es algo importante – refirió Milo volteando a verla.

– Pero cuesta dinero, no olvides eso – dijo Hana retrocediendo más. – La habitación no está lejos, no tardaré en volver, sigan avanzando.

Luego de decir esto, Hana salió corriendo de regreso al hospedaje en el que habían estado.

– ¿Q-Qué deberíamos hacer? – preguntó nuevamente la joven elfo.

Astra Vol. 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora