Capítulo 6

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De la noche a la mañana Laura había empezado a creer en el magnetismo de la tierra, un simple beso en los labios la había envuelto al punto de perderse en el rose de la carne y en el aroma varonil de Matthew que la atraía como el misterio en el triangulo de las bermudas. Su mente hacia disputas y comparaciones sin querer hacerlas, se encontraba estancada en la posibilidad de que tal ves el beso de Matthew le había gustado de tal forma que ahora no paraba de recordarlo, ¿qué le estaba sucediendo?, si su peor pesadilla eran aquellos militares, como en ese momento pudo sentirse tan cómodamente segura. Alguien la tomó por la cintura colocándose a su lado y ella sorprendida levantó la vista para encontrarse al causante de sus disputas mentales. Matthew la miró directamente a los ojos rompiendo el momento de incertidumbre y propiciándole una advertencia con la mirada. Laura volvió al lugar en el que estaba escuchando los vítores y aplausos de los que dejaba atrás en el pasillo de la capilla. Respiró hondo y con una sonrisa dulcificada por su mente recibió a quienes se acercaban a despedirlos y desearles felicidad en el matrimonio.

-Matthew querido, estoy muy feliz de haber llegado a tiempo- dijo Elizabeth quien acababa de colocarse frente a los recién casados-

- Lo imagino tía- murmuro Matthew posando nuevamente su mirada en Laura y tratando de adivinar que pasaría por su mente en ese momento.

-Y tu querida ¿cuál es tu nombre?- preguntó esta vez a la nueva novia

-Laura señora- respondió  sintiéndose como un títere

-Oh no, Llámame Elizabeth, en fin de cuentas ya somos familia- dijo lanzándole una sonrisa emocionada 

-Ahora no demoren más y suban al auto, cuando regresen de su luna de miel ya tendremos tiempo de conversar- Laura se tensó, cosa que no pasó desapercibida por Matthew

-Tía Beth, iremos a casa, tengo mucho trabajo

-Cariño, tu no te preocupes que ya he hablado con O 'Neills y te ha dado tres días libres- Elizabeth hablaba como perico enumerando los detalles que había preparado mientras Laura miraba a Matthew con cara acusadora-

-A y otras cosas, que no diré porque son sorpresa- Matthew resopló poniéndose las manos en la cintura y bastante molesto

-tía estoy agradecido por tu dedicación, pero no puedes planificar mi vida de esa forma, Laura y yo somos adultos, sabemos lo que queremos y hemos decidido que no habrá luna de miel por ahora.-

-Pero Matty a quien se le ocurre una boda sin luna de miel, tan pronto someterás a tu esposa a tus faltas de atenciones-  miró a Laura en busca de apoyo pero esta en desacuerdo con aquello contestó

-Por mi esta bien que nos quedemos en casa- Elizabeth apretó la boca ante aquella negación mientras los observaba con intriga y para que todo aquello pareciera real, Laura tomó a Matthew de la mano y dijo

-Digo con Matt soy feliz hasta debajo de un puente, no necesitamos un hotel para ser felices- ella los miró muy juntos y sonrió reprimiendo su enojo

-Muy bien, me conformaré por ahora, pero luego no se quejen si tienen que aguantar a esta vieja en la casa día y noche- salió refunfuñando al coche y Laura tuvo un respiro, miró a Matthew que se pasaba una mano por el cabello exasperado y le dijo

-Al menos ye se resolvió el asunto

-No lo creo- dijo mientras salía disparado al auto.

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Laura se llevo a la boca el vaso con ron añejo 12 años que traía en una mano, si llega a saber que Elizabeth organizaría una fiesta tan pronto llegaron hubiera preferido irse a la luna de miel, como podía ella ser feliz y festejar mientras su propia gente sufría, mientras no sabia si Nancy la pasaba mal o si estaba necesitada de ayuda con uno de sus hijos. Empezaba a extrañar la tranquilidad de su casa aun con la incertidumbre de las bombas, ahora extrañaba a Luis mas que nunca y los regaños de Raquel, comprendía que la vida estaba llena de vericuetos y encrucijadas, llenas de hechos y experiencias vividas que la convertían en eso, vida, se sentía tan cansada emocionalmente que le parecía haber vivido cien años. Tragó la fuerte bebida mientras la garganta le ardía, sintió sus orejas calentarse y a través de los tímpanos la risa de los invitados, todos unos desconocidos para ella. Los altos pinos se extendían a lo lejos, y Laura añoraba estar como aquellos pinos, alejada de todo lo que la rodeaba en ese momento, colocó su trago encima de la mesita que tenía enfrente y con un suspiro de autocompasión se preparó mentalmente para lo que le esperaba de ahora en adelante si quería volver a ver a Luis, iba a llevar adelante toda aquella locura por el y cuando este volviera dejaría atrás aquel matrimonio forzado y aquella enorme casa a la que no pertenecía, pronto todo aquello no sería mas que una pesadilla. Se llenó de valor y camino a la habitación donde estaban los invitados quienes le sonreían con confianza, ella de vuelta les lanzaba una sonrisas fingida causante del dolor en la mandíbula. La noche llegó lentamente y los invitados se fueron marchando poco a poco hasta que no quedó nadie.

Tu amor es mi paísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora