Capítulo 5

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Laura había amanecido totalmente alterada y con el moño virado. No paraba de compararse con la flor de verbena que tenía sembrada en el jardín de su casa rodeada de tanto lujo innecesario luego de haber vivido tanto tiempo en la adversidad. Sentada en el portal de aquella pequeña hacienda miraba la carretera recordando las innumerables veces que paso por ese lugar de camino a la playa y nunca le prestó atención, soltó un suspiro de resignación sintiéndose recluida a 11 Km de la ciudad sin tener noticias de Matthew quien la había traído a aquella casa el día anterior y luego había partido sin darle explicaciones, con la excusa de que tenía mucho trabajo. Estirando el cuerpo se levantó del suave butacón de tela y camino despacio hacia el verde césped bien cortado adornado con pequeños arbustos de adelfa, abrazo su cuerpo con los brazos, aspirando el sol y el aroma del jazmín, pero empezó a sentirse culpable al sentir que disfrutaba de aquel lugar donde ni siquiera se notaban los destrozos que había sufrido Naiboa, allí todo estaba verde e impecable como si lo hubieran puesto dentro de una cúpula. Cansada de esperar y recordando a Nancy camino hacia la habitación que le había indicado la empleada al llegar, sintió un pequeño ruido que venía desde adentro y al entrar se encontró con una mujer rubia que en su vida había visto

-Hola- dijo Laura sin prestar mucha atención

-Buenos días Señorita- la saludo la mujer y se presentó-

-Soy su estilista, me han enviado a prepararla para la boda- Laura escuchándola observó disgustada un vestido blanco que acababa de poner encima de la cama y se cruzó de brazos levantando el mentón. ¿Acaso el arrogante capitán Adams vivía en el siglo XV? Nadie escucho su opinión, nadie le pregunto nada sobre aquello y ahora pretendía que se pusiera el disfraz y fuera a la fiesta, puso los ojos en blanco cansada de todo aquello y mirando con desdén el vestido de novia dijo

-Señora dígale a quien la mandó que no pienso ponerme nada de eso y no pienso salir de aquí. Si el Don Capitán quiere esposa que venga a dar la cara- la mujer parpadeo varias veces sin saber que decir y solo se dignó a bajar la cabeza y salir de la habitación cosa que a Laura le provocó un poco de pena analizando que aquella mujer no tenía la culpa de las ideas absurdas de aquel odioso militar. Laura cerró la puerta de la habitación enfadada mientras armaba laberintos de planes en su cabeza de los que no veía salida, fue a cerrar la cortina de la ventana sin deseos de ver la luz del día o el hermoso jardín que daba a su ventana, pero sin poder evitarlo quedo enajenada viendo como el sol de la mañana salpicaba de oro el agua en la piscina, los ojos le empezaron a picar debido al destello en el que se sumía y soltando un bostezo notó que el sueño también hacia mella en ella , se había levantado tan temprano en la mañana muerta de preocupación luego de una malísima noche y ahora notaba las consecuencias . Camino hacia la cama y tirando despreocupadamente el vestido al sillón que quedaba a un lado de la cama se recostó para dormir un poco, se corrió al centro de la cama para ocupar más espacio, pero algo duro le molesto en la espalada, se giró y levantando el papel blanco que allí había y murmuro

-Quien dijo que ustedes necesitan la cama – tomó los zapatos de la boda y los lanzo al piso. Pasaron 10 minutos de profundo sueño, cuando el fuerte sonido de las puertas abrirse la despertaron, abrió los ojos molesta y lo primero que vio fue a Matthew entrar como un lince hacia la habitación. Se sentó rápidamente en la cama preparando sus mecanismos de defensa y Matthew mirando el vestido mal doblado en un sillón inquirió

-¿No te ha gustado mi regalo?- Laura miro al vestido levantando una ceja y respondió irónicamente

-La verdad, el blanco no va con mi color de piel- Matthew le recorrió el cuerpo observándola con mirada lobuna, pero luego aparto la vista a los zapatos tirados en el suelo

-También creí que uno rojo te iría mejor, pero ya vez compre el blanco en son de paz- Laura sin creer lo que escuchaba se levantó de la cama de un tirón aliviando su lengua.

Tu amor es mi paísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora