Capítulo 7

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El estrecho pasillo que conducía a la cocina de el ¨El sabroso ¨ ese día estaba mas concurrido que nunca. La cocina de Norma golpeaba fuertemente en la nariz de los allí presentes, el comino recién mezclado en el potaje y el ají pimiento Laura lo reconocería aunque en la otra hornilla del fogón el aroma del café le estuviera haciendo la competencia, Norma si que sabía hacer mezclas en su cocina, no por gusto había sido uno de los pocos negocios que no había quedado endeudado durante la guerra, eso y los altos precios que ponía. Pero los negocios eran los negocios, así se expresaba la dueña y jefa de Laura quien últimamente preparaba unos platos maravillosos a los odiosos militares que frecuentaban el lugar solo porque pagaban muy bien. Norma le vendía su alma al diablo si era necesario para mantener su negocio en pie y Laura daba gracias que su función fuera todo el tiempo en la cocina sin tener que servirle a los molestos comensales. Se adentró por el pasillo pidiendo permiso en voz baja y al entrar casi choca con Juan el muchacho que repartía la comida a domicilio

-Chiquitica estas perdía- Laura se contentó al verlo, Juan era uno de esos muchachos alegres al que le gustaba conversar mucho, pero por otro lado no tenía deseos de darle explicaciones sobre su desaparición en esos días, ya con tener que contarle a su jefa tenía para el cansancio

-SI, he tenido algunos problemas personales, pero a ti te veo muy bien, ¿ya le consiguieron la batería al triciclo?-preguntó interesada

-Si, gracias a dios mamita- levantó el dije de la cadena donde tenía un crucifijo y lo besó religiosamente

- Menos mal este trabajito pa sobrevivir el día a día- Laura le sonrió contenta de que pudiera volviera al trabajo y cuando estuvo a punto de preguntar por Norma, los gritos de aquella se escucharon en la puerta

- Oye voy a seguir en lo mío que Norma esta cabrona hoy- dijo Juan dejándole caer la mano en el hombro mientras salía por el pasillo diciendo adiós. Laura entró decidida a la cocina buscando a Norma y en una esquina sentada en un banquito divisó a una joven que no conocía pelando un grupo de papas. La joven levantó la cabeza y le saludó con la vista levantando las cejas a lo que Laura respondió con el mismo gesto estañada. Siguió caminando hasta el almacén y allí se encontró a Norma haciendo cuentas.

-Valla hasta que te decides a aparecer-le dijo a Laura bruscamente sin saludar

-Norma he tenido varios problemas estos días, no he podido venir a avisarte pero...-Norma no dejó que terminara de darle explicaciones y se colocó con las manos en jarras bastante malhumorada

- ¿Sabes cómo he conseguido que esto no se venga a bajo?- le preguntó a Laura señalando el lugar

-Sacrificio, Laura se llama sa-cri-fi-cio, ¿creés que no tengo problemas?, Posiblemente mayores que los tuyos y los dejo a un lado para venir a romperme el cuero en este lugar. Te perdiste casi una semana sin dar noticias y piensas que todo seguirá igual. Pues te equivocas, ya conseguí a otra para el trajo. Lo siento mucho – Laura se lo pudo imaginar cuando al entrar vió a aquella joven haciendo su trabajo, pero no quiso sacar conclusiones apresuradas y ahora estaba allí desempleada sin saber que más decir o hacer, sabía que dejar de ir al trabajo le iba a traer consecuencias y ahora las estaba viviendo. Notó que norma se giraba ignorándola para seguir con sus cuentas y  por un momento quiso gritarle a los cuatro vientos lo mal que trataba a sus empleados y cuántos la odiaban ellos, pero contó hasta diez dándose cuenta de que no serviría de nada sino para empeorar el ambiente, así que se despidió y con la cabeza levantada salio de allí

-Muchas gracias por todo señora- Norma por un momento la vio marcharse, pero luego siguió con su faena mientras Laura se dirigía al pasillo nuevamente, miró la sartén chamuscada que tantas veces tuvo que fregar y sintió nostalgia, cosa que la trajo instantáneamente al presente. Recordó que Hosman la estaría esperando al salir para llevarla a su prisión, lejos de su hogar y de su gente. Se imaginó a diario en aquella inmensa casa sin nada que hacer y lejos de Nancy o de Raquel y algo la hizo voltearse para salir por la puerta del frente. Que el mundo se caiga mañana pensó, pero no se separaría de sus conocidos para ser la esposa perfecta de Matthew. Salió por la puerta del frente sin que Hosman la viera dispuesta a buscar otro trabajo e  ir a su casa luego.

Tu amor es mi paísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora