Agobiada en uno de los cuartuchos del club Laura permanecía atenta a la puerta, estaba preparada para enfrentarse a Matthew bajo cualquier circunstancia, no permitiría que la chantajeara nuevamente, ya estaba bastante cansada como para dejar que aquel hombre la deprimiera aún más. Se frotó una vez más su brazo adolorido recordando la forma tan despiadada en la que la había llevado allí casi a arrastras. Cuánto tiempo tendría que permanecer de ese modo, la cabeza le seguía doliendo ahora más y el vestido le apretaba de tal forma que le daba comezón por la parte del cuerpo que lograba cubrir. Ya estaba harta, harta de Mathew y angustiada de sentir deseos por un hombre tan frio y cruel. La puerta se abrió fuertemente causando un estruendo al cerrarse. La habitación estaba casi a oscuras y Laura se encontraba sentada a una orilla de la cama. Matthew entró furiosos quitándose el saco que traía y tirándolo sobre un sillón fuertemente y Laura se levantó de un brinco.
-Esta vez has superado mis expectativas Laura Varga, te has superado y esto te va a costar-ella tragó en seco sintiendo escalofríos al ver a Mathew tan malhumorado, recordó el dolor que le había causado hasta ese momento y llenando de aire los pulmones tomo fuerzas para no dejarse doblegar.
-Si no quieres pasar por esto solo dame el divorcio y déjame libre-cruzó los brazos y Mathew se acercó para colocarse en frente de ella
- ¿Qué intentabas? – dijo cambiando el rumbo de la conversación, la miraba fijamente a los ojos pero ella le respondida con una mirada de odio y callaba para no involucrar a Raquel ni dar a conocer el plan que habían preparado juntas.
-No diré nada de lo que quieras saber hasta que no me digas porque no me puedes dar el maldito divorcio-
-No te lo daré, deberás irte acostumbrando a que eres mi esposa e ir pensando en cómo complacerme
-Ja... ni que viviéramos en el siglo XV, estás loco si piensas que este matrimonio se consumará de algún modo
-Tienes miedo de hacerlo y luego te guste, deberías dejar tus miedos a un lado- Laura casi lo fulmina con la mirada
-Que no quiera acostarme contigo no quiere decir que tenga miedo -gritó apuntándole con el dedo. Matthew se acercó a ella y con una risa sardónica le agarró la muñeca y la tiro sobre la cama.
-Sabes que estoy bastante cansado de que te niegues a mi
-No tienes derecho a pedirme nada, no soy tu esposa y todo esto es una mentira- Mathew se inclinó sobre la cama mientras Laura se aguantaba de sus codos para levantarse, pero el otro no le dio tiempo a levantarse y la tomó de las piernas halándola hacia la orilla de la cama y colocándose justo encima de ella, entre sus piernas mientras sus fuertes brazos la apresaban a cada lado de la cabeza.
-Me parece que es hora de que lo haga realidad no te parece- Laura se removió entre la cama intentando salir, pero si lo empujaba se tendría que pegar más a él, cosa que no quería bajo ningún concepto, el calor de su cuerpo y su aroma varonil ya le atrapaban los sentidos y no deseaba caer más al fondo.
-Déjame salir Adams, si no quieres que te mate- soltó con todo su odio. A Mathew aquel juego del gato y el ratón le disgustaba un poco, aunque por un lado lo excitaba de tal manera que no veía la hora de ver a Laura caer rendida entre sus brazos
-Inténtalo- la provocó y Laura comprendió que usando la fuerza no resolvería salir de esa situación, debía pensar otra cosa y rápido. Miro de reojo al sillón y percibió el arma en un bolcillo del saco, debía llegar a ella. Miro a Mathew a los ojos intentando pensar y buscar alguna debilidad en sus movimientos, pero terminó per perderse en sus ojos verdes, nunca había estado tan cerca y tan calmada, a pesar del ambiente hostil y oscuro que la rodeaba sus ojos le traían paz de forma inexplicable, como una luz a la que era adicta en ese momento. Matthew miraba a Laura fijamente, mientras su respiración hacia subir y bajar su pecho de forma cadente. Sabía que si movía un musculo ella se asustaría y le gustaba verla así de aquella manera calmada y mirándolo como si no existiera otra persona para ella.
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Tu amor es mi país
RomanceLaura ahora vive en un país dominado por sus enemigos, y el Capitán Matthew Adams forma parte de ellos. Ella odia a los militares y el aborrece tener que permanecer en aquel lugar. Pero en la vida sucede lo que menos se espera y nada es lo que pare...