Valor

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No fue una sorpresa que terminará en Slytherin y a pesar de ello, tenía miedo de lo que significaba.

Si era seleccionado a la casa de las serpientes, no podría hablar con mi hermano, si hablaba con mi hermano, no podría hablar con nadie en Slytherin.


Yo estaba consciente de la situación y aunque me consideraban alguien pequeño yo sabía que en algún momento tanto Sirius como yo íbamos a tener que decidir.


Un tal Voldemort había convencido a mis padres con sus ideales de la pureza de sangre. Y mi hermano tan terco y tonto había dejado muy en claro desde su primer año en Hogwarts que no le parecían esas ideas.


Cuando madre decidió que el sótano era un buen lugar para castigarlo, tuve que abogar por él.


- Por favor madre, deja que al menos coma con nosotros en la mesa- sabía que debía irme con cuidado, si ella consideraba que me estaba pasando, me enviaría junto con Sirius.


- No te atrevas a intervenir por él, no es más que escoria.


- Tal vez sea beneficioso que este en Gryffind...

- ¡No sé menciona ese repulsivo nombre en esta casa! - el salto que di fue completamente involuntario, no me culpo, madre era, como diría Sirius después, el mismo Belcebú.


- Perdona madre, solo creo que podrás encontrar una posible ventaja en la selección de Sirius en Hogwarts. - supe que había llamado su atención cuando no me mandó a callar. -Es decir, si el permanece en esa casa, tal vez puedas reclutar personas para la causa de tu señor.


- Nuestro señor, que no se te olvide- era difícil hacerlo cuando madre apretaba con tanta fuerza mi brazo.

Esa misma tarde Sirius nos acompañó en la mesa, se notaba que había llorado y podía ver cómo le temblaban las manos.


Me había prometido no decirle sobre la poca ayuda que le daba y que cada verano (y ocasionalmente navidad) intentaba hacer que sus castigos en el sótano fueran más cortos.

Hogwarts fue tan maravillosa como Sirius me lo describió, aunque la sala común de Slytherin era un poco fría, la vista al lago negro era lo que más me fascinaba, podía ver algunas criaturas y a veces también al Calamar gigante.


Nuestro encuentro fue inevitable, por un momento me olvidé de él, pero lo vi cuando bajaba las escaleras el primer día de clases.

Estaba recogiendo sus cosas del piso, note que su cabello no era grasoso, solo era muy oscuro y que su nariz era algo aguileña. Cuando menos lo espere estaba a su lado ayudándolo.


Al pasarle sus libros me vio la cara, me observó de una forma muy rara, una combinación de sorpresa y algo más que no pude identificar.

Entrecerró los ojos y me dijo con voz helada.

- No necesito tu ayuda Black


-¿Cómo sabes mi apellido?


- No necesitas presentación, tu apellido te precede.


Lo miré confundido, hasta que caí en cuenta de algo. Si mi hermano le había llamado imbécil grasiento entonces ellos ya se conocían.

Por más que Sirius lo quisiera negar era algo respetuoso (hasta que tomaba confianza) con la gente que no conocía y bastante Sirius con las personas que no le agradaban.

- Lamento si mi hermano te ha molestado, a veces es bastante tonto, pero no es alguien malo.


Me miró con sorpresa y molestia antes de levantarse e irse.

Después pude ver la clase de relación que tenía con mi hermano y al parecer también con sus amigos, desde el primer momento desprecie la forma en la que esos cuatro lo molestaban.

Y sin darme cuenta comencé a desarrollar una admiración por ese chico, para mí era valiente y a la vez astuto para enfrentarse a esos cuatro solo.

Ese fue el siguiente detalle que noté, nunca lo veía hablar con nadie, excepto cuando alguien en la sala común lo molestaba. Con algo de pesar hasta yo admitía que su vestimenta y sus cosas estaban algo desgastadas.

La primera vez que se enfrentó a un chico mayor, yo estaba haciendo un ensayo para la clase de pociones, y la forma en la que contesto me recordó durante un segundo a Sirius.

-Perdona mestizo, no sabía que una mierda como tú podía ocupar tanto espacio.

Había unos pergaminos y libros en el piso, el chico mantuvo la cabeza abajo durante un segundo.

-Podrás considerarme mierda, estúpido, pero no luzco como una, a diferencia de ti.

Sin vacilar, una respuesta tosca pero sin el toque relajado que a veces Sirius tenía.

Evidentemente al joven de 5to no le pareció correcto que un chico de segundo le respondiera de esa manera, recuerdo que intentó lanzarle un hechizo y antes de que siquiera terminará de decirlo, el chico de cabello negro no solo había sacado la varita, sino que había lanzado un hechizo que le provocaron unas pústulas de olor desagradable, en todo el cuerpo.

-Ahora estas en sincronía con tu repulsiva cara.

Así comenzó su reputación, en el resto del curso no hizo otra cosa más que demostrar su valía como miembro de Slytherin.

Dentro de la sala común existían (pequeñas y no tan pequeñas) riñas y discusiones, pero fuera de ella todos debíamos mantener una imagen de unidad.

Ese chico de cabello demasiado oscuro (tanto, que daba la ilusión de descuido), nariz aguileña y útiles de segunda mano, demostró que un mestizo valía por cualquier sangre pura. 

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Antes de que se me olvide hago la aclaración: En este fic Sirius y Regulus solo se llevan un año de diferencia. Me pareció tierno ponerlo así.

Perdón si hay faltas de ortografía.

Bonita mañana, tarde o noche :) 

Piel de serpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora