-¡No entiendo por qué mierda lo defiendes tanto!
-¡Y yo no entiendo porque lo molestas tanto!
-¡Es un Slytherin, se lo merece!
-¡Entonces yo también lo merezco!
-¡Tú eres diferente!
-¡Al menos inventa algo mejor!
-¡Él es oscuro y malvado!
-¡Solo te falta decir que es escoria como madre lo hace!
Los amigos de Sirius se mantenían al margen.
-Realmente no entiendo por qué lo defiendes- hablo con un tono modulado, no queriendo gritar de nuevo- primero Rem y ahora tú- desde que volvieron a Hogwarts, Remus intentaba contener las bromas de los demás.
Justo ahora me doy cuenta que nunca tuve una discusión con él, supongo porque es sensato, amable y el mejor para dar un consejo. Doy fe que no hay mejor amigo que Remus.
- Yo tampoco entiendo por qué lo molestan tanto, y lo de Remus ni me extraña, parece ser el único con cerebro.
- No lo entiendes Regulus, el grasiento es raro- James es alguien por quien desarrolle mucho cariño, aunque en esa época fue bastante prejuicioso e idiota.
-¿Raro? ¿El que tiene un amigo con una enfermedad que ni sabe cómo se llama, me va a decir eso?- me di cuenta de cómo los cuatro se tensaban, en ese momento creía que no hablaban de su rara enfermedad porque no querían incomodarlo.
Cuan cerca y alejado de la realidad estaba -Y su nombre no es grasiento se llama Severus.
-Da lo mismo- bramó James -Su nombre es igual de pate-
-¡Slugulus Eructo!- una rabia que no conocía me inundó, ese pequeño acto dio a conocer parte de mis sentimientos, aunque yo lo desconocía por completo.
La cara de incredulidad de los otros tres me congelo en mi lugar.
Remus se tensó e inmediatamente volteo a ver a Sirius, recuerdo que discretamente saco su varita.
James estaba en el piso escupiendo babosas, en otro momento me hubiera reído de buena gana.
El chico más bajito y rellenito simplemente miraba con nerviosismo a Sirius. Él era el único que nunca me cayó bien.
Claramente demostraba adoración por James y Sirius y esa era la razón por la que no me daba confianza, era más que obvio que solo perseguía a los más fuertes.
Para mí significaba que en cuanto conociera a alguien con más poder lo seguiría sin dudar.
-Lo siento James, no hay encantamiento que lo revierta, en un rato se detendrá- ahora que lo pienso, si tuviera la oportunidad le regalaría ese recuerdo a Potter, su cumpleaños sería una buena ocasión.
-¿¡Por qué lo hiciste!?- el Sirius gritón hizo su aparición.
-Lo que dijo fue grosero, Severus no es malo, además él es un miembro de mi casa y a veces me ayuda con mis ensayos de pociones- dije eso con un poco de vergüenza, podía sentir mis mejillas un poco calientes.
-¿¡Ese idiota se acerca a ti!? ¿¡A TI!?- siempre he creído que Sirius heredo los pulmones de madre.
Tal vez debí mencionarle que la "ayuda" de Severus consistía en dejar libros que casualmente necesitaba, en la mesa que usualmente ocupaba yo. No sabía si realmente me ayudaba o era casualidad, pero secretamente me gustaba pensar eso.
-Es obvio que conviven Sirius, van a la misma casa- a día de hoy agradezco a Merlín por la existencia de Remus.
- O-oscuro lejos...y... Reggie no, ser amable...y l-lindo...
-Severus no es la reencarnación del mal, cálmate Sirius, tal vez desde hace un tiempo que ellos dos hablan y Regulus sigue siendo el mismo de siempre.
-¿C-como lo llamaste?- tristemente muchos comenzaban a conocer a Severus por el estúpido apodo de quejicus, solo recordarlo hizo que la rabia volviera.
-¡Su nombre es Severus! No quejicus, no imbécil grasiento, no maloliente mestizo ¡SEVERUS!- incluso James me miraba como si estuviese loco, y eso que él era quien sacaba babosas de la boca –Y si vuelvo a ver que lo insultas, lo hechizas o que lo molestas de alguna forma, sabrás quién es realmente hijo de Belcebú.
Me fui del aula bastante molesto, podía entender los prejuicios de Sirius respecto a Slytherin, Remus me había dejado bastante claro que no estaba de acuerdo con el trato que le daban, James no me había parecido mala persona, no entendía porque lo martirizaba, y en cuanto a Pettigrew, bueno, era un completo borrego, los seguía sin dudar.
Seguía dándole vueltas a los motivos de Potter cuando los vi, en mi enojo simplemente había caminado sin rumbo.
Había terminado en la biblioteca.
Recordaba a esa chica pelirroja, había visto a James hablando con ella en la entrada del Gran Comedor. Me extraño bastante la expresión que tenía en su cara, era una combinación de adoración y estupidez en su máxima expresión.
Se veían bastante tranquilos, era más que obvio que estaban haciendo deberes, no supe porque me quede viéndolos más de la cuenta, hasta que la mirada de Severus me saco de mi estupor, me senté en la primera mesa vacía que vi.
Cuando me ponía nervioso tenía la manía de colocar mis manos en los bolsillos, me encontré con la carta que había recibido de madre en la mañana, era un recordatorio de mi deber como Black, y que por lo tanto debía forjar ciertas amistades.
Yo era bastante más tranquilo que Sirius, hacer amistades siempre fue un poco problemático.
No sabía cómo debía acercarme a Malfoy, su reputación como prefecto no eran solo rumores, era bastante inflexible con las normas de comportamiento por parte de un Slytherin.
Supe que había roto una cuando vi a uno de los allegados de Malfoy sentarse a mi lado.
-Te necesita en la sala común ahora mismo- me quede paralizado un momento, eso solo significaba castigo.
De repente recordé a madre y cada corrección que sufrí a punta de su varita, sin dudar me levante y me erguí a todo lo que mi altura (de once años) me permitió.
Con la frente en alto y mi mascara de frialdad me dirigí a la sala común.
Había sobrevivido once años evitando los castigos de madre, soportándolos con mi mejor máscara y de paso salvando un poco a Sirius de ellos.
Malfoy no iba a intimidarme, no cuando él no sabía lo que era vivir en la Noble y Ancestral casa de los Black.
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Piel de serpiente
FanfictionCuando lo vi en la estación de Hogwarts nunca pensé que cambiaria mi vida. Sus ojos tan tristes y a la vez furiosos me llamaban. Y yo, como bien me decía Sirius, era demasiado bueno para mi propio bien. •El universo de Harry Potter le pertenece a J...