Celos

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No sabía muy bien cómo ayudar a Severus, era obvio que dañaría su orgullo si le ofrecía mi apoyo, pero no podía verlo sufrir de esa manera.

Tenía que averiguar porque la chica pelirroja no le ayudaba en lo absoluto, y porque James lo atormentaba.

Los celos de Sirius eran manejables, solo bastaría con decirle a Remus y el me ayudaría a controlarlo.

En cuanto a Pettigrew, era un pobre diablo sin cerebro, seguiría a los demás sin pensar.

Malfoy seguía siendo bastante amable conmigo, poco a poco fui relajándome a su lado, lo que realmente no era difícil, era una persona fácil de querer, el muy maldito era un quisquilloso con muchas cosas, al fin y al cabo era un sangre pura, pero era muy bueno dando consejos y también tenía buen ojo para evitar los problemas.

-No te acerques a Rosier, si se encuentran solos y se empieza a comportar raro, hechízalo sin pensar.

-¿Porque? Severus me dijo algo similar- ante su ceja alzada aclare –Solo que me aleje de él, no que lo hechice.

-Solo si se comporta raro Regulus, recuérdalo.

-No entiendo a qué te refieres con raro, él ya lo es un poco ¿No?

-Aún eres muy inocente Regulus, pero espero que sepas que hacer.

En ese momento no entendí una mierda, pero le había dicho que sí. Y ciertamente por ese consejo (que lamentablemente me ayudo después) abogaría sin pensar en nombre de Lucius, al fin y al cabo, los Slytherin somos conocidos por la lealtad hacia nuestros amigos.

-Por cierto, ¿Cómo va el encargo? Severus no me ha entregado nada, esperaba un poco más de compromiso

-¡Severus está trabajando muy duro! pero ha tenido problemas con los idi...

-No he tenido ningún problema, justo acabo de terminar señor.

La sala común se encontraba vacía teniendo en cuenta que era media tarde, todo mundo aprovechaba el sol, en las mazmorras hacia mucho frio.

Malfoy evaluó la poción con ojo crítico, después, asintió y la coloco con cuidado en su túnica. Severus no me había querido decir qué clase de poción era, y la verdad no la reconocía de los libros de mi año, tal vez era una del año de Malfoy, pero lo dudaba mucho, él había dicho que eran encargos personales. Por ahora decidí no indagar, ya tenía muchas cosas en que pensar.

-Por ahora no necesito más encargos Severus, te hare saber si cambio de opinión

-De acuerdo señor.

-Bien, espero que se comporten y si logran romper las reglas sean lo suficientemente listos para evadirnos- y con esa frase se fue.

A veces se me olvidaba que era prefecto.

Severus rompió el silencio-Gracias por tu ayuda, me sirvió de mucho- recuerdo el timbre de voz que tenía por aquel entonces, solo una antesala al grave sonido que sería unos años después. Por supuesto esa banal acción hizo mi corazón temblar.

-D-de nada, espero que después podamos trabajar juntos.

-Supongo- comenzó a caminar hacia los dormitorios, por algún motivo no quería que se fuera, aún no.

-¿Quieres ir afuera?

Su cara no reflejaba nada, pero me miraba con incredulidad y un brillo en sus ojos que me hizo sentir menos idiota al preguntarle.

-Lo mejor será que no nos vean juntos

-Pero ¿Por qué?, tú me agradas mucho Sev.

-Es lo mejor.

Piel de serpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora