El más bajo nuevamente se encontraba en la casa. No había salido desde ese día.
Ambos se encontraban en el sillón, Dazai sentado en el costado derecho y el pelirrojo tendido por todo el largo de este, apoyando su cabeza en su regazo.
Jugaba con uno de sus cuchillos, haciéndolo girar entre sus dedos, lo lanzaba al aire y luego lo atrapaba. Mientras tanto el más alto acariciaba su cabello, afuera llovía.
Era una situación óptima, una escena en la que habitualmente charlarían entre ellos, reiría, compartirían cosas. Puede que incluso vieran una película, o tendrían sexo. Pero luego de aquellas semanas y el estado de animo de Chūya pensar aquello sonaba ridículo.
- oye - habló Dazai - hace tiempo que no salimos, ¿quieres ir a algún lugar en especial?.
Chūya no respondió.
Dazai apretó los labios.
- por Dios Chūya - suspiró - no podemos seguir así. Pareces como si te hubiesen arrancado la vida del cuerpo y tan solo quedará un muñeco con tu rostro - estaba desesperado.
Chūya no respondió.
Dazai se peleó consigo mismo. Entre si enojarse o no con el contrario. Gimió.
- al menos, por favor - rogó - dime qué es lo que te sucede. Podemos arreglarlo juntos.
Chūya dejo su cuchillo y se volteó, mirando para el respaldar del sillón, escondido su rostro en el abdomen de Dazai.
Pero no contestó.
El castaño cerró los ojos. Se sentía impotente. Pero tan solo siguió acariciando los cabellos del más bajo.
Si Chūya no hablaba, no podría saber que era aquello que lo atormentaba tanto.
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No Respondes A Mí Voz
FanfictionDazai no supo que hacer, cuando ya no podía hacer nada.