Capítulo XI: Los Exsequors

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                            "Tú dirás,

¿se alinearán las estrellas?

¿Intervendrá el Cielo? 

¿Nos salvará de nuestro pecado?
¿Lo hará?

Porque esta casa mía, se mantiene firme."

Elaine despertó, envuelta en los brazos de Adrien, con la respiración de este caliente contra su nuca. Aún era de noche, la oscuridad reinaba en la habitación y todo parecía calmado, aún así, Elaine tuvo el impulso de levantarse.

Como sumo cuidado, se separo de Adrien y cuando estuvo de pie, le dirigió una última mirada a su novio. Adrien se acurruco contra la almohada de Elaine, y ella sabía que eso le daba cinco minutos antes de que él empezara a buscarla en la cama.

Abriendo el cajón de su mesilla, saco una afilada y mediana daga del fondo.

¿Qué? La niña inocente sí sabía defenderse. Sobretodo cuando podía sentir a alguien en su sala.

Camino erguida, con la daga firme en su mano, ella no iba a asesinar a nadie, pero no podía permitir que lastimaran a Adrien.

Cuando llego a su sala, encaro a las dos sombras que estaban paradas en el centro de la habitación, iluminados por la luz de la luna,

–Hola Elaine –dijeron al mismo tiempo, y ella se quiso convencer de que eso no fue perturbador.

Pero bueno, los mellizos solían ser así. Iris y Nico, hermanos mayores de Elaine y los dos seres más espeluznantes (en el buen sentido a ser posible) que pudiese conocer. No era por su aspecto idéntico (Pequeños ojos verdes, abundante cabello castaño y una piel nívea), aunque Iris era considerablemente más baja que su mellizo.

Era por su actitud alrededor del otro. Nico e Iris tenían una relación apabullante y algo complicada y no dudaban en mostrar su preferencia por su mellizo. El Cielo protegiese a quien se atreviese a lastimar a uno de ellos, porque su mellizo iría por él.

Nunca habían sido malos con Elaine, en una ocasión Nico le había dicho que Elaine era "alguien a quien podía mantener", lo cual era su versión más cercana a "te queremos" que podía obtener.

Iris, por su parte, era siempre dulce y delicada cuando se trataba de Elaine. Se tomaba muy enserio su rol de hermana mayor, y trataba de ser parte activa de la vida de la "bebé" de la familia. Una visita prolongada cada diez años.

– ¿Qué están haciendo aquí? –Pregunto, dejando olvidada la daga en algún sofá. –No es que me moleste pero...

–Tiene a alguien en su cama –expresó Nico como si le divirtiera, dejándose caer en el sillón más cercano. Cuando Iris bufo en tono de regaño, Nico tiro de ella hasta que estuvo en su regazo y él pudo besar su hombro unas seis veces seguidas. Ella volvió a bufar, pero beso la nariz de su mellizo en respuesta.

¿Ven? Espeluznante.

–Deja a Elaine en paz –dijo Iris después –. No es nuestro problema con quien comparte su cama. –Iris le sonrió y volvió a levantarse, para poder acercarse a su hermana. Todo rastro de dulzura se borro se rostro tornándose serio de pronto –Escúchame bonnie, Padre ha ordenado a todos los Exsequors que le den caza a Lilith.

En ese momento Elaine reparo en que las ropas que los mellizos llevaban. Usualmente, Iris vestía de blanco, tanto que podría parecer un copo de nieve (y así solía llamarla Nico) y admitía que en la oscuridad de su hogar no podía vislumbrar del todo la ropa pero en cuando encendió las luces todo tuvo sentido.

The Things I Forget (Jonalec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora