Capítulo XIX: Solo el amor duele así. (Final)

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(Escribí una canción hace unos meses, para este capítulo, espero les guste)

"No quiero mirar los espacios en blanco. Ni los 'posibles' que ya no serán. Que todos mis planes se me vuelven polvo. Mis manos temblando no pueden limpiar."

La muerte de alguien a quien amamos es algo complicado de entender.


Cuando somos jóvenes, rodeados de amor, la muerte es algo lejano, no podemos
entender el dolor de lo perdido cuando ni siquiera sabía que lo teníamos. Una
vez que somos mayores, la perdida de siente aún más profunda.

Somos conscientes de nuestra mortalidad, de la mortalidad de quienes amamos.

El miedo y dolor inundan nuestras venas por la probabilidad de que todo lo que queremos desaparezca en un parpadeo.

Elaine jamás había vuelto a pensar en ese dolor desde que tenía doce años, pero
envuelta en su propia magia, mientras la oscuridad salía de su pecho, sostuvo
el cuerpo de Jonathan contra ella y se ahogó en el dolor.

Sabía que había algo mal, un rumor en su mente que le pedía que detuviera a
las sombras. El cobalto nublando su vista y podía oír los gritos de su familia y amigos. Gritaban por ella, tenían miedo de lo que su magia era capaz de hacer.

Jamás supo cómo paro 588 años atrás, cuando Magnus Bane la encontró entre
cuerpos calcinados y ceniza. Solo sabía que todo había sido destruido y que nadie podría lastimarla después de eso.

¿Acaso eso no sonaba hermoso? ¿Destruir Edom, hasta que no fueran más que cenizas? ¿Causarles tanto dolor como el que sentía justo ahora? ¿Y quién la detendría? El monstruo en su interior se complacía en saber que no podrían contra ella.

Los quemaría, los haría arder, los destruiría…

Una mano se aferró a su hombro, la barrera de su magia derribada sin notarse.

Se negó a levantar la mirada, y gruño cual animal herido, pero fuertes brazos la rodearon. Sabía quién era cuando la acuno en su pecho, cuando un par de lágrimas ajenas rodaron por sus mejillas y cuando un arrullo empezó a aclararle la vista.

Sollozo con una mezcla de dolor y cansancio.

-Pequeño zafiro –lloro.

Alec también lloraba, pero beso el cabello Elaine repetidamente ahogando los
sollozos contra los mechones rosados.

–Déjalo Elaine, déjalo ir –dijo buscando
fijar su mirada en la de Elaine –. Debes detener la destrucción, debemos irnos.

Vamos a casa –suplico con ojos otra vez cristalizados –. Llevémoslo a casa.

Elaine comenzó a asentir furiosamente, con lágrimas deslizándose hasta mojar
los cabellos platinados de Jonathan –Lo llevaremos a casa –juro, aferrándose a
ellos –Los llevare a casa.

Lilith y Edom le dejaron importar, sabía que sus hermanos lo arreglarían,ahora solo le importaba ir a casa.

Llevaría a su niño a casa.

The Things I Forget (Jonalec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora