Capítulo 10. Inocente y Desafiante

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Peter

El día de hoy ha sido muy cansado a tal punto que no he podido llegar a casa para cenar con mis hijos, odio eso por lo que mi humor ha sido terrible todo el día, gracias al cielo cuento con la eficiente señorita Lee quien me mantiene informado de todo lo importante relacionado con mis hijos, hace una semana puse a su disposición un vehículo todo terreno para que pueda llevar y traer a los niños sin tener que depender de mi chofer, también le entregue un teléfono IPhone 5S, es lo último en tecnología así no tendría que usar esa antigüedad de Black Berry que utilizaba y ha resultado ser lo mejor porque siempre me envía fotos y videos de mis hijos, además puedo llamarlos por video llamadas a través de Skype cada vez que quiero.

Es tarde apenas y acabo de llegar a casa, los niños tuvieron que cenar con la señorita Lee porque estuve realmente liado en la oficina, me encuentro caminando en el pasillo del segundo piso, cuando escucho risas colarse —agudizo mi oído es mi princesa quien ríe me apresuro a entrar a su cuarto no las veo pero puedo escuchar sus risas me detengo en la puerta del baño está acompañada por su niñera quien también ríe a la vez que intenta controlarla para que no la moje, pero falla estrepitosamente cuando Keira golpea el agua con las palmas de su mano provocando que el agua caiga sobre ella, me encanto ver que no se molestó por la travesura de mi hija, por fortuna rio con más ganas —Me aclaro la garganta para que noten mi presencia —La dulce señorita Lee gira hasta quedar de frente a mí, no se percata que su blusa estaba totalmente mojada y que se transparentaba toda su piel marcando a la perfección sus grandes, llamativos y muy apetecibles senos mostrándome lo bien dotada que esta

"Señor bendito no me dejes caer en la tentación, que ganas de tenerlos en mi boca en este instante, su cara esta sonrosada haciéndola ver tan tierna, su blusa está totalmente adherida a su cuerpo mostrando su curvilíneo cuerpo tal cual había imaginado desde el día en que la conocí, imaginaba que escondía un tesoro debajo de toda esa ropa holgada que siempre usa, lo que no imagine es que es más increíble de lo que mi mente lucubro. Mi pene palpito bajo mis pantalones y mi cuerpo se estremeció por completo, sus pezones estaban erectos los podía ver invitándome a acariciarlos ansiaba tocarlos y lamerlos"

— ¡Papi llegaste!

"Mierda acaso soy un enfermo sexual, en que cojones estoy pensando y para colmo, duro como una roca frente a mi pequeña hija, joder está comprobado soy un enfermo" —Aleje esos pensamiento de mí y me excuse argumentando que había olvidado algo para poder salir corriendo de allí

— Ahora regreso princesa —Masculle maldiciendo en mi interior, prácticamente me eche a correr hasta mi cuarto, me quite la ropa y me metí bajo el chorro de agua fría para bajar la calentura que tenía cerré los ojos empecé a imaginar a la señorita Lee bajo la ducha conmigo, podía tocar sus apetecibles senos —Me deje llevar del momento, mi mano viajo hasta mi miembro aun erecto la deslice desde la punta hasta el tronco una, dos, tres veces, abrí los ojos de golpe, pero que mierda estaba haciendo no podía masturbarme pensando en la sexy niñera de mis hijos, mierda ¿Acaso me estoy volviendo loco? Esa mujer está prohibida para nosotros —Grite mirando mi orgulloso miembro que al parecer estaba en desacuerdo total con mi cabeza pues seguía tan erguido como el asta de la bandera, pero joder que cuerpo tan hermoso tiene esa mujer, siempre tan recatada tratando de pasar desapercibida, ella es increíblemente hermosa y tierna, se debe de sentir tan bien poseerla, para, para ya Peter deja de pensar en esa mujer basta, eres un hombre adulto que sabe controlarse me grite mentalmente dándome un manotazo para apartar mis sucios pensamiento —Termine de darme la ducha con agua muy fría me coloque unos pantalones de deporte y una camiseta, volví a entrar al cuarto de mi hija quien ya estaba vestida con su pijama y en la cama, la abrase y deposite un beso en su frente —Los hermosos ojos azules de Anne Marie se posaron sobre mi

— Lo siento señor voy a limpiar todo este tiradero voy por un trapeador para secarlo

— No, déjelo llamare a una de las empleadas para que se encarguen, usted debería cambiarse de ropa está muy mojada y puede pescar un resfriado —Masculle sin poder quitar la mirada de sus pechos —Baja la mirada a su blusa pude notar que al fin fue consciente que se le marcaba todo su cara se puso roja y la vergüenza inundo sus ojos —No era mi intención hacer que se avergonzara, pero debía deshacerme de ella o me olvidaría que solo somos jefe y empleada y terminaría arrastrándola hasta mi cama

— Lo siento señor Ryan, permiso —Salió de allí corriendo

Horas más tardes estaba en mi estudio intranquilo, con lo que había pasado, lo mejor que podía hacer era mantenerme alejado de la sexy señorita Lee, aun así me gano la curiosidad por llamarlo de alguna manera así que fui tras ella, sabía que estaría en la cocina tomando su vaso de leche, fui allí con esa excusa —Se sobresaltó al verme se apuró a terminar la leche que le quedaba en el vaso, se levantó de un salto sirvió un vaso para mí lo tome rosando sus dedos con la punta de los míos

— Señor entiendo que este molesto, no fue mi intención le juro no sabía que mi ropa estaba tan mojada, solo no quise deja a Keira mojada para que no se incomodara o se resfriara

"Por Dios ella pensaba que yo estaba molesto y que la situación fue incomoda, si supiera que para mí fue de lo más divertida al punto de tener que abandonar el lugar por la diversión que mostraba mi amigo allí abajo, ¿Será que esta mujer no se da cuenta lo buena que esta? O ¿Será que no puede ver en mis ojos las ganas terribles que tengo de tenerla en mi cama?"

— Buenas noches —Susurra caminado hacia la puerta, fui más rápido que ella le agarre por el antebrazo puedo jurar por mi santa madre que la sentí temblar con solo tocarla, porque esa reacción, será acaso que ella también siente cosas por mí, opte por no pensar más en ello y hablar

— No estoy molesto, solo no quería que fuera a resfriarse —de sus labios escapo una pequeña y casi imperceptible sonrisa, pero la oculto tan pronto como apareció y con ello volvió a ponerme tan duro como hace un rato ¿Y esto qué? ¿Acaso soy un maldito crio para ponerme así porque una mujer le sonría? — ¿Por qué siempre lleva esa ropa holgada? —Pregunte sin poder controlar mi lengua, la curiosidad me estaba matando

— Porque así me gusta señor —Contesto de forma inocente y desafiante a la vez, está mujer tiene bastante carácter y eso, eso sí que es peligroso porque me encanta que sea así, decidí seguir retándola

— ¿Acaso no se ha visto en un espejo? Ese cuerpo está hecho para mostrarse, no para esconderlo debajo de esos trapos dos tallas más grandes de las que debería usar

— Lo prefiero así señor, no me gusta mostrar mi cuerpo, ahora si me disculpa estoy cansada quiero irme a dormir —La solté a regañadientes, no tenía más excusas para seguirla reteniendo.

Me senté en un taburete viendo como desaparecía de mi vista porque lo que realmente quería era besarla y poseerla allí mismo, hacerla mía y hacerla gritar mi nombre mientras me regala un orgasmo, mierda estoy perdiendo esta pequeña batalla, algo tengo que hacer para sacármela de la cabeza esa mujer es la niñera de mis hijos y ellos están encantados con ella , toca olvidarte de esa idea y de estas ganas locas que tienes y pasar página, verla como lo que es Peter, tu empleada y nada más —Me gritaba mi conciencia.

Mi jefe mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora