Segunda Oportunidad

1

Volkov.

Mentiría si dijera que no estuve preocupado toda la noche, incluso no pude dormir, todo por mi estúpida actitud, se sabe que todas las parejas discuten, pero entre él y yo, nunca hemos llegado a extremos, siempre nos hemos apoyado al máximo, incluso si eso conlleva a estar al límite. Luego de cerrar mis ojos unos segundos en la madrugada pude apreciar el sonido del mar y mi mente no podía parar de dar vuelta. Mi cabeza desconecto y me llevó a un momento tenue, vi a Thomas y a Horacio tomados de la mano, pero alejándose de mi. Esos pensamientos fueron interrumpidos por un niño pequeño.

T: Papá, Papá, papá despierta, papá... tentó hambre, papá....- abrí mis ojos inmediatamente y le miré. Al ver a ese niño subido a la cama dando saltos, estire mi brazo y lo abrace con todas mis fuerzas, era mi pequeño.

V: Mi niño, te amo mucho.- le da un beso en la cabeza al niño que estaba siendo algo aplastado por los grandes brazos de volkov.

T: papá, yo también te amo, pero quiero comer.

V: Si a eso vamos.-

Horacio

Desperté es una habitación oscura, miré a mi lado buscando algo que no estaba ahí, me sentí vacío por dentro, mis ojos se sentían hinchados, me levante despacio de la cama y abrí las cortinas, por las ventanas se veía una amplia vista de la costa. Comencé a organizar mis cosas, saqué las sábanas y mantas y las doble, para que fuera más fácil llevarlas a lavar. Fui al baño, y hice mis necesidades y lave mi rostro y mis dientes, habían cepillos de regalo, eso fue curioso, al terminar salí de la habitación y fui directo a la recepción, entregué las llaves, y la señora que estaba, fue muy insistente en darme un brownie con un jugo. Al tomarlos, me vinieron recuerdos vagos de algo de hace mucho tiempo, salí del hotel y fuera había un coche que ya conocía.
~Javier?~
Mire a mi alrededor buscando a Javier y de pronto lo veo, saliendo de la parte del costado del hotel con una caja.

H: Javier?-

J: Horacio, wow, saliste justo ahora? Eso es muy curioso.

H: Si acabo de salir.- sospecha.

J: Si te lo preguntas, soy el distribuidor se toallas blancas jaja, por eso estoy aquí, las traigo una vez a la semana, ya que tenemos lavadoras muy grandes y lavamos en nuestra empresa las toallas de casi todos los hoteles de la ciudad, y hoy gusto el repartidor no pudo venir así que aquí estoy.

H: No pregunte, pero es bueno saberlo.- le sonríe y Javier se pone algo tímido.

J: Ya desayunaste?- Pregunta entusiasmado, deja las toallas en el coche.

H: Comeré esto y ya.- le enseña lo que lleva en la mano, el brownie y el jugo.

J: eso no te cabe ni en una muela, vamos a desayunar algo real, es la comida más importante, aparte alguien como tú,- camina hacia Horacio y toma su muñeca para llevarlo al coche,- necesita mucho energía para pelear contra el crimen de esta horrible ciudad.-

Por alguna extraña razón, no le arrebate la mano, conocía sus intenciones sin embargo no sentí que se mereciera ser tratado mal, el solo parecía querer subir mi ánimo, quizás coquetear, pero no era descarado para hacerlo, y yo no sentía que estuviera mal, tenía claro a quien amaba a pesar de todo. Me subí al coche y él me llevó a una tienda muy bonita a comer, quedaba al frente de la playa. Al entrar Javier me llevó a una mesa que mostraba todo el mar, me senté y el fue a pedir.
Sentado en la mesa miré mi móvil y mis manos transpiraban, abrí el chat con Volkov y comencé a escribir.

~Como esta Thomas? Recuerda darle leche en la mañana aunque te pida otra cosa, que ordene sus juguetes. Tú hoy no me hables ni me llames. No tengo ganas ni de verte la cara.~
'Enviar'

Solo lo envié sin mirar atras. De pronto apareció frente a mí Javier, en sus manos tenía una bandeja con cupcakes, café, pedazos de queso, pan y mermelada. También habían unos vasos de jugo natural. Lo miré sorprendido, era mucho.

J: Traje cupcakes, no se si te gustan, a mi me encantan, y lo demas espero que lo comas, si no iré a cambiarlo.

H: Como de todo esto, pero, ¿ya lo pagaste? déjame pagar la mitad.- Saca su billetera.

J: Agente, por favor. Estoy siendo amable, yo pago esta vez tu la próxima. Así es mejor.- Le sonríe y le deja un cupcake al frente. Horacio lo mira y sonríe, sus recuerdos fueron inmediatos a su cabeza.

Comienza a sonar el celular de Horacio.

Volkov.
Horacio ve el celular y se abrumo, miro a un lado, Javier lo miro pero no pregunto.
Mis manos temblaban, conteste.

H: Hola?- dice levantándose de la mesa.

V: Amor, cariño como estas? Oye, necesitas algo, se que no estás con Gustabo dime donde estás, necesito hablar contigo, por favor.- A Horacio le cayó una lágrima por la mejilla y sin evitarlo Javier preguntó.

J: Horacio estas bien?- Le mira preocupado.

V: Quien es ese?

H: Qué?- Horacio camina y sale de la tienda.

V: Estas con otro hombre?-

H: No, de que hablas, Volkov por favor.

V: Quien es el que está contigo?

H: Volkov que dices, por qué me llamas?

V: Porque estoy preocupado, pero tal parece que estás con otro.

H: Volkov no es lo que crees.

V: Como sea, tu hijo ya preguntó por ti, por si te interesa.- Corta la llamada.

Mis lágrimas comenzaron a aparecer, de nuevo, de pronto detrás mío aparece Javier.

J: Horacio, que sucede?- Va y lo abraza sin preguntar. Horacio se da vuelta y recibe su abrazo, se sentía destrozado. El jamás engañaria a Volkov, lo sabía, jamás se atrevería, por qué el pensaría en eso.

H: Yo lo siento demasiado, debo ir de vuelta a casa, lo siento Javier, de verdad debo ir.-

J: Te llevare de vuelta a casa.-

H: No Javier agradezco todo, pero de verdad no puedo más, debo irme ya.- Horacio entra de nuevo a la tienda y va a buscar sus cosas, Javier solo lo mira y deja que se vaya.

Volkov.

Deje a Thomas con su niñera y salí a buscar a Horacio, debía hablar con él, después de todo lo ocurrido, después de ese mensaje, necesitaba hablar con él, fui a buscarlo a casa de Gustabo. Descubrí que no estaba ahí, sabía que no estaría ahí era obvio. Me subí a mi coche después de estar con mi corazón el la mano, simplemente lo llamé, necesitaba verle, todo estaba mal entre nosotros en ese momento,dije cosas horribles, solo porque no pude aguantar mis ganas de estar con él una noche. Solo no supe reaccionar, yo estaba solo, y el acompañado, quizás no estaba con alguien haciendo esas cosas, pero mi mente me decía que si y mi corazón dolía. Ese era mi gran problema.