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Timidez;
Sensación de vergüenza en uno mismo que una persona siente ante situaciones sociales nuevas.
           

La fémina negó con su cabeza para poder salir de ese trance. Nadie podía culparla, ella no conocía al joven actor por lo que no sabía que era tan... apuesto.

Volvió a negar con la cabeza, necesitaba mantenerse calmada y tener todos sus pensamientos en orden. Quería dar una buena impresión y hacer un buen trabajo, además de que probablemente le gustaría hacerse amiga del chico peliblanco.

Respiró tranquilizándose a sí misma, para después asentir y acercarse al joven. Temblaba un poco por el nerviosismo, pero supo ocultarlo bien. No era la primera vez que se ponía así por conocer a alguien nuevo, era algo tímida, por lo que era un poco difícil hablar con otras personas. Sabía que debía de ser más abierta por su trabajo, así que trataba de hacerlo, aunque aveces la vergüenza le ganaba.

—Ho-hola, ¿usted es Zen? —preguntó de manera formal mientras lo veía tímidamente.

El contrario dejó la botella de agua en el suelo y se levantó de donde estaba para después asentir tranquilamente. Parecía un poco sorprendido, pero la chica no supo la razón.

—¡Es un gusto conocerlo! —exclamó amable mientras le regalaba una sonrisa, el peliblanco se aclaró la garganta, un poco nervioso.

Hubo un silencio incómodo entre ellos dos, ambos eran personas tímidas, aunque por diferentes razones. Ninguno sabía cómo continuar una conversación sin arruinar la atmósfera que se creaba.

—¡Oh! Si no le molesta, comenzaré a tomar sus medidas —dijo la fémina mientras buscaba algunas de sus cosas en su mochila.

—Sí... eh, toma el tiempo que necesites —respondió mirando a otro lado, algo avergonzado.

La chica tomó una cinta métrica y con tranquilidad se acercó de nuevo al peliblanco, pero ésta desapareció completamente cuando se dio cuenta de lo cerca que tendría que estar el uno con el otro.

Suspiró calmándose, no tenía porqué ponerse nerviosa, era normal después de todo, ¿cierto?

Comenzó a tomar las medidas de su cuerpo, apuntándolas en su libreta, esperando que no estuviera equivocada. Parecía estar tranquila, pero por dentro, se repetía a sí misma: "concéntrate, concéntrate, concéntrate".

Ahora había llegado a la parte que menos deseaba en ese momento.

—¿Podría levantar sus brazos un momento, por favor? —preguntó tímida, él asintió para después hacer lo que le pidió.

La chica pasó la cinta alrededor su pecho tratando de controlar sus temblorosas manos, esperando que él no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba.

Escribió los últimos datos en su libreta y rápidamente se alejó de él, no quería incomodarlo más de lo que ya estaba.

Sonrió levemente, mientras guardaba su libreta. Lo difícil había pasado.

—Eso fue todo, tendré su traje listo en algunos días.

Se despidió y sin más salió del teatro para poder trabajar en el disfraz lo que le quedaba de la tarde. Aún se encontraba nerviosa, pero suponía que era porque al fin diseñaría un vestuario para alguien.

En cuanto al joven actor, se encontraba bastante avergonzado y su rostro era adornado por un tono rojizo, jamás hubiera pensado que su costurera fuera tan linda.

𝐄𝐢𝐠𝐡𝐭𝐞𝐞𝐧; ZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora