El 13 de Julio de este año una persona muy importante pasó a mejor (o peor) vida en el campamento mestizo. Ese día Vera despertó en una especia de cueva, según ella. Del otro lado de la ribera se encontraba el río Estige estaba frente a sus ojos, un río que rodea al inframundo en donde cruzaba a bordo de la barca de Caronte.
En frente de la cueva estaba el guardián Cerbero, el perro de tres cabezas de Hades, quien era el rey del inframundo.Hacia ella venía Caronte, el famoso barquero. Si algo sabía era que para poder cruzar tenía que pagar el pasaje. Claro que no era una regla, pero sino te veías obligado a vagar por las orillas del Estige hasta que el barquero acceda a llevarte gratis.
Vera le extendió unos dracmas y el antipático barquero accedió a llevarla. Cruzaron por el río mientras desde lo alto, Vera observaba las almas en agonía. Le daba tanto miedo terminar así. Sabía que no había hecho cosas del cien por ciento correctas, y por eso estaba aterrada por el juicio de las almas.
Una vez en la ubicación del juicio, Vera se bajó del barco agradeciéndole al barquero (cosa que a este no le importó mucho) y se acercó.El tribunal era mucho más grande de lo que imaginaba, miles de almas se posicionaban en las tribunas de lo que parecía ser un gigantesco estadio, pero uno antiguo. En el medio de la arena de podía ver al alma juzgada y delante de esta estaban los tres grandes jueces del inframundo: Minos, Radamantis y Éaco a una gran altura
Cuando Vera entró, el juicio de un alma estaba en proceso, no sabía cuándo sería su turno pero lo que si, que esto podía servirle para prepararla. Subió las grandes escaleras de las gradas hasta encontrar un asiento vacío. A su lado había un chico de unos 24 años aproximadamente. Con desconfianza lo ignoró, pero el chico le dijo:
- Veo que sos nueva, yo estoy esperando hace 10 juicios el mío.
- ¿Tanto tardan?
- Que impaciente, no es un proceso corto juzgar un alma y condenarla a una eternidad de tal manera, imagínate que te juzguen mal y te condenen al tártaro, yo me muero.
- Ya estamos muertos creo - le contestó Vera
- Es verdad, todavía no me acostumbro. Recién ahora tengo flashes de mi muerte. ¿Vos te la acordas?
Vera trató de pensar en ella, y nada venía a su mente, solo la sensación de frío, una helada tan fuerte que recorría cada parte de ella.
- Solo puedo pensar en frío, no me acuerdo de nada.
- Tranquila, ya lo vas a hacer. Konra - le extendió la mano.
- Vera.
Así siguieron pasando los juicios, uno tras otro. Más almas iban sumándose a las tribunas y Vera y Konra seguían hablando.
- Para, a todo esto, ¿vos era un humano?, eso te lo tenes que acordar ¿no? - le preguntó Vera ya en confianza.
- Nono, un semidiós. Mi mamá es Afrodita. ¿Y vos?
- Uhh - dijo chocándole el hombro - diosa del amoooor.
- Sisi, búrlate de lo que quieras pero no respondiste mi pregunta.
- yo también , hija de Hefesto.
- Ah justo.
Ambos se rieron porque sus padres en realidad eran pareja, por si no estaban al tanto del chisme, Afrodita y Hefesto estaban en una relación hace varios siglos.
Una voz por debajo de las gradas llamó a Konra, era la hora de su juicio. Vera le deseo suerte y él fue llevado hasta la arena.
- Señor Konra - dijo Minos - aquí tenemos su información, parece que ha tenido una vida bastante respetable, salvo por unas cosas pero nada tan grave.
- ¿Considera que debe ir a los campos de Elíseo?
- dijo la entidad de cara alargada y voz grave, Radamantis.- Si - contestó Konra.
- ¿Recuerda algo de su muerte? - preguntó Éaco, el tercer juez.
- No señor, pequeños flashbacks.
- Moriste un día de invierno, más precisamente el 8 de Julio, estabas luchando con otros semidioses conta un basilisco y te sacrificaste para que ellos vivieran. El veneno de este actuó de marean rápida y falleciste. Así que por este motivo te destínalos a los campos de Elíseos, puedes irte.
- Muchísimas gracias - volteó para buscar con su mirada a Vera y se despidió, feliz por tener el descanso que se merecía deseando reencontrarse con ella allí.
Más juicios pasaron y Vera esperaba aburrida. Claro que la espera aumentaba aún más los nervios, por eso decidía concentrarse en otra cosa. Miraba una por una a las miles de personas que ahora eran almas para ver si con su aspecto podía adivinar que hacían con su vida.
*Ferretero, estoy segura. Ese corte con chapitas los tenían los de mi barrio. A ver esa, mmmm parece fina, voy a tirar abogaba por el pelo todo peloncito, igual la cara de chupada seguro hacía ejercicio, re FIT la doña.*
El tiempo pasó y así se fueron 2 días, Vera no se daba cuenta porque ahí el tiempo no corría igual, no es que anochecía y luego de unas horas salía el sol. Ahí no había sol ni luna.
Konra le había explicado que el venía contando los días mediante los juicios, algunos eran muy cortos y otro muuuuuy largos, el calculaba que 10 juicios largos eran equivalentes a un día. Así que así llevaba la cuenta Vera.Ella seguía repasando alma por alma cuando una chica se le acercó y le preguntó si se podía sentar. Vera le respondió que si aliviada de tener a alguien con quien charlar y dejar de hacer cualquier estupidez para entretenerse. La joven parecía de su misma edad casi, era morocha y parecía más bajita que ella.
- ¿Recién llegas? - le preguntó Vera para tratar de sacar algún tema de conversación.
- Si, que viaje eh, no es algo que se acostumbra a ver.
- Ni que lo digas. Ya llevo 4 días y medio y no veo la hora de irme.
- ¿4 días y medio? que lento que se me va a hacer esto.
- Eso es rápido, hay almas que tardan meses y si tenes suerte pasas antes. Me llamo Vera, ¿vos?
- Maeve
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Leah Jackson y el rescate de las almas
FantasyDos campamentos, dos lidéres, 2 almas que rescatar. Mientras ocurre el juicio de las almas, Maeve se encuentra con Vera, una chica del campamento mestizo y juntas descubrirán la similitud entre ellas. ¿Podrán escapar? Solo el poderoso Hades lo dete...