Capítulo 12 | Primer paso

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/ Dia 2 de la Maldición, en la cabaña del Misterio. /

— ¿¡Me vino a buscar!? ¿Quizás tenga que ver con lo que sucedió ayer en la tarde?—Corrí hacía el baño como un rayo, dejando a un lado a Mabel con las dudas.

— ¿Qué sucedió ayer en la tarde? — Se preguntó ella con extrañeza.

— Olvídalo Mabel, atiendela mientras me alisto. — Expresé antes de entrar al baño.

Estaba alarmado y apresurado a toda prisa mientras me lavaba los dientes y mi rostro, peinándome y afeitándome los pocos vellos de mi barba, ¿Por qué de repente estoy pensando en tantas cursilerías baratas? No sabría explicarlo, pero, mientras más recordaba lo que había sucedido hace un día más nervioso me ponía, era algo que no podía evitar, aunque sabía que debía mantener la calma, porque Mabel podría tomar cartas en el asunto si comenzaba a sospechar.

— Estoy listo. — Suspiré al notar la frescura de mi aliento, tomé mi cambio de ropa y salí a la cocina, donde presuntamente esperaba Pacífica.

Caminé con algo de lentitud ya que necesitaba tiempo para pensar que podría hacer, pero, al llegar al cruce con la cocina me detuve, tenía la sensación de que un peligro podría saltar sobre mí, eran tontas fantasías mías pero la sensación de peligro no se iba, es algo que entenderán después.

—Hola. — Saludé con una breve sonrisa, como si nada hubiese ocurrido, pero, dentro de mí había una vergüenza que no se iba por nada en el mundo.

— Hola. — Respondió ella al voltear a verme, su expresión era parecida a la mía, neutral pero que a la vez resguardaba cosas, ella es muy reservada.

Por un tiempo no pude evitar verla con detalle, su rostro, su figura, tenía la impresión de que ella se había arreglado más de lo usual, pude notar eso, incluso el maquillaje que traía era más cuidado que en otras ocasiones, su cabello estaba totalmente suelto y su vestimenta era casual y linda, realmente me impresionó su hermosa presencia, sin hablar de su perfume, que alborotó el desastre que traía mi estomago con mis emociones.

— ¡Oh, Idiota sí que tardaste! ¡Hiciste esperar bastante a Paz! — Mabel me regañó como si fuese mi madre, exaltándose por completo sin poder leer el ambiente en el que nos encontrábamos.

— Lo siento por eso. — Coloqué mi mano nerviosamente en mi cuello mientras reía.

— No te preocupes por eso, es mi culpa por no avisar que vendría temprano. — Agregó la chica más fría y hermosa de Gravity Falls mientras tomaba un sorbo de su vaso de café, quien luego me miró con una sonrisa optimista al ofrecerme una bolsa de comida rápida. — Ten, es para ti Dipper.

— ¿Enserio?— Me sorprendí bastante por el tierno detalle de su parte, ella me compró el desayuno y con una malteada incluida con la bolsa.

— Si, es por despertarte, sabía que estabas durmiendo. —Ella sonrió mientras me miraba desayunar.

— Eres malvada. — Respondí mientras disfrutaba de los Waffles con miel que me había traído, sin duda alguna, el desayuno de hoy fue el más especial de toda mi vida.

— Lo sé. — Aseguró mientras tomaba otro sorbo de su café.

Mabel solo miraba a Pacífica y a mí al girar su vista, al parecer ella había notado algo al sonreír y hacer silencio, éramos nosotros tres sentados en la mesa, ella en el medio y pacífica y yo a los dos extremos de la mesa.

— ¿Qué malteada es esta? — Pregunté extrañado mientras miraba el envase.

— No lo sé, era la más cara y solo la compré. — Agregó ella sin descaro alguno al cerrar los ojos y alzar los hombros, Mabel y yo la miramos al mismo tiempo con sarcasmo.

— Realmente prefería tomar café ya que casi no pude dormir. — Agregué al soltar un suspiro pesado.

— Vale, entonces te daré mi café, está por la mitad pero creo que te servirá. — Pacífica me ofreció amablemente su café mientras extendía su brazo al otro extremo de la mesa, yo quería negarme ya que era su bebida, pero por su mirada sabía que yo no tenía opción.

— Lo siento Pacífica, no puedo. — Traté de negarme ante su amabilidad.

— No te preocupes Dipper, tenlo, no hay problema. — Ella alzó su ceño de forma que intimidaba un poco, ¿Recuerdan esa sensación de peligro de la que hablé hace unos momentos? Pues regresó, su mirada entrecerrada y su sonrisa persuasiva era una clara señal de peligro.

— Muy bien, lo tomaré. — Tomé el vaso de café que aún seguía caliente y sin darme cuenta lo bebí por el borde que usó Pacífica, Mabel se asombró bastante al darse cuenta con detalles e hizo un escándalo por eso.

— ¡Dipper! ¡Le estás dando un beso indirecto a Pacífica!— Gritó.

— ¡Mabel!— Objetó Pacífica con nerviosismo, su rostro pálido se había tornado a un color rojizo, y era evidente su vergüenza.

Yo solo pude escupir el sorbo de café al quemarme por tal comentario inoportuno de Mabel, además de notar la expresión de Pacífica, Mabel había hablado fuerte, llamando la atención de las personas que estaban cerca de la cocina.

— ¿Por qué gritas tan temprano Mabel?— El tío Stanley había llegado a la cocina mientras se frotaba los ojos, notando la presencia de Pacífica en su casa. — Vaya, ¿Qué hace la chica de la familia Noroeste tan temprano acá?

—Buenos días señor Pines, solo pasaba por aquí ya que tenía unos asuntos pendientes. — Comentó con seguridad al recuperar su normalidad, pero, lo que no esperaba ella era la torpeza de Mabel.

— Así es tío, los asuntos eran traerle el desayuno a Dipper. — Esbozó Mabel con una risilla nerviosa, a lo que el tío Stanley reaccionó rápidamente.

— ¿Qué?— Exclamó.

— ¡MABEL!— Yo y Pacífica regañamos a Mabel, sin duda alguna estábamos apenados por las circunstancias que podrían malentenderse muy rápido.

— Ya veo. — El tío se me acercó rápidamente al oído para susurrarme algo. — Lo estás haciendo bien chico, sigue así mi muchacho, recuerda lo que te he enseñado. — Me golpeteó el hombro mientras reía.

— ¿De qué hablas Stan?— Respondí como el que no entendió la cosa.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Wendy al llegar a la cocina, usando una guardacamisa blanca mientras comía unas galletas y observaba con detalle el ambiente.

— ¿Wendy?— Miré a la pelirroja y no pude evitar sentirme incomodo, sobre todo cuando ella y Pacífica intercambiaron miradas frías por un momento.

— ¿Qué hace la distinguida malcriada y oxigenada de los Noroeste en esta cabaña?— Preguntó Wendy al sonreír con cierto tono ofensivo.

— Solo pasaba el rato, por cierto, lindas uñas Corduroy, ¿Te las arregló la Linda Susan?— Pacífica frunció el ceño mientras sonreía, ella había subido el tono despectivo a otro nivel, sacando de quicio a Wendy.

— ¡Bastarda!

— ¡Obscena!

El ambiente se puso tenso por un momento, ambas se miraron con cierto rencor hasta que Pacífica se levantó y sacudía su vestido.

— Bueno es momento de retirarme, tengo cosas que hacer, pero antes de eso quisiera pedirle permiso para algo señor Pines. — Pacífica miró al tío, a mí y a Mabel, ignorando por completo a Wendy.

— Pacífica. — Pregunté yo.

— Pacífica. — Preguntó Mabel.

— Habla niña. — Respondió el tío Stan interesado, sentándose en una silla mientras miraba a Pacífica con detalle.

— ¿Le molestaría si le ocupara a Dipper por toda una semana?— Preguntó ella con toda seguridad mientras sonreía y se arreglaba el cabello hacía atrás.

— ¿Eh?— Stan quedó completamente boquiabierto y sin palabras.

— ¿Ah?— Mabel hizo lo mismo.

— ¿Yo?— Quedé frío y sin habla.

En ese momento todos quedamos sin palabra alguna, Pacífica había tomado una arriesgada declaración, ¿En qué demonios está pensando ella?

Dipcifica | La maldición de Pacifica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora