/ El Día 1 es eterno. /
Sin darme cuenta, mis nervios estaban presentes y sentía un temible escalofrió galopar por mi espalda sin compasión, ¿Acaso había hecho algo mal? No lo sé, pero, intuía con certeza que Pacífica estaba molesta.
—Parece que llegué un poco tarde—Esbozó la chica, mientras tomaba aire y arreglaba su flequillo por detrás de su oreja, disimulando sus gestos de molestia que eran evidentes.
— ¡No, no, no! Fue que solo llegué temprano, estás a buena hora Pacífica—Afirmé mientras me alejaba poco a poco de la caja donde compré los dulces.
— ¿Eres tú la chica?—Preguntó con firmeza la chica del puesto de dulces, mientras se recostaba en el mostrador y miraba con interés a Pacífica.
— ¿Disculpa?—Pacífica respondió con extrañeza y de manera arrogante, ella estaba también un poco celosa de la belleza de la chica, por lo cual, no le agradó mucho que digamos.
— ¿Qué si tú eres la chica?... ¿Es ella, verdad? —La mujer parecía estar disfrutando del momento, tomándome la mano en seco y deteniéndome.
— ¡¿EH?!—Yo me sentí incomodo, ni tenía idea de que pasaría algo como esto... ¿Qué sucedería si esta chica habla de más y le sugestiona algo a Pacífica sobre mis sentimientos? De solo pensarlo me ponía muy incómodo y nervioso. Aún no estaba preparado para esto, así que afirmé a ciegas. —Sí, es ella. —
— ¿Yo qué?—Expresó la rubia con confusión.
—Tú...—Quedé sin palabras, no sabía que decir al respecto, tartamudeé por un buen rato.
—Él solo me preguntó sobre qué tipo de dulces le gustan a las chicas, nada más. —La chica abrió la pequeña compuerta del local y salió a encarar a Pacífica Noroeste.
—Aja—Esbozó la Noroeste mientras cruzaba sus brazos y desviaba la mirada.
—Chico, déjame hablar un momento con ella, será rápido—Ella palmeó mi hombro y caminó hacía Pacífica.
—Pero...—Quedé extrañado a más no poder, no sabía que hacer al respecto.
—No digas más, solo toma la bolsa con las botanas del mostrador y espera un momento.
La chica, quien era unos centímetros más alta que Pacífica, se puso en frente de ella, desafiándola con la vista y presencia, luego de unos segundos pude ver como ella le decía cosas que la hacían incomodar bastante, yo no tenía ni la menor idea del lío en el que me estaba metiendo, solo me quedaba esperar a ver qué pasaba. Y como contraatacaría Pacífica.
/ Conversación entre Pacífica y la chica de la caja de ventas. /
— ¿Tú quién diablos eres?—Respondió Pacífica a la chica.
—Realmente eso a ti no te importa en estos momentos. —Contestó la chica de una forma muy punzante.
—Pero que... Que arrogante eres... ¡¿Acaso sabes con quien estás hablando?! ¡Descerebrada!—Pacífica comenzó a exaltarse en calma, encarando con la mirada a la chica.
—Pacífica Noroeste, sí... ¿Cómo podría no conocerte?—Añadió la pelinegra, mientras resoplaba sus uñas con celeridad.
Pacífica trató de recordar algo mientras miraba a la chica, ese rostro parecía haberlo visto en otro lado, pero, su memoria seguía vagando, no lograba pescar eso que buscaba en sus recuerdos.
—Yo te he visto en algún lado, solo que no recuerdo—Pacífica seguía pensando pero no lograba recordar.
—Eso no importa... Solo te preguntaré, ¿Quién es él?—La chica señaló a Dipper con el pulgar hacia atrás.
—Él... Es un amigo de otro Estado, nada más—La rubia añadió mientras desviaba la mirada con recelo, al parecer estaba mostrando algo de debilidad.
— ¿Es posible estar celosa porque tú amigo hable con otra chica?—La chica hincó en un punto débil de la chica, lo cual tomó Pacífica como un ataque crítico a su seguridad emocional.
— ¿¡De que me estás hablando!?—Ella comenzó a perder los estribos y la calma, Pacífica estaba roja y su rostro estaba haciendo muecas extrañas. —No quiero a volver a hablar contigo—Finalmente ella tomó fuerza y procedió a huir de esa conversación que no le favorecía en nada, pero, antes de huir, fue alcanzada por unas palabras que la hicieron caer en la realidad.
—En vez de ponerte celosa, debería cuidar bien de tus juguetes, porque otra podría antojarse de jugar, y dejarte sin nada. —Fue lo último que dijo la chica del puesto de botanas.
Pacífica abrió los ojos por un momento y luego se dejó llevar por su el mal humor que había ganado, dando pasos pesados mientras se acercaba a Dipper, tomando su mano con fuerza y jalándolo con autoridad.
— ¿Qué pasa?—El chico preguntó con ingenuidad, sin conocer el porqué de la actitud de su cita.
—Nos vamos de aquí... Hay otro cine al que quiero ir. —Pacífica caminaba hacía la salida mientras arrastraba a cuestas a Dipper, quien cargaba por inercia la bolsa de botanas.
—Pero yo quería...— Traté de opinar pero fui interrumpido en seco al ver la expresión de Pacífica al girar.
—Dipper, nos vamos. —Aseguró la chica con autoridad mientras sonreía tratando de ocultar su mal humor, doblegando la voluntad del pobre Pines.
—Lo que digas. — No pude hacer nada más que dejarme llevar.
Pacífica salió del establecimiento conmigo a cuestas, y su humor de los mil demonios, sin embargo,en esos momentos pasaba algo que me arrepiento de haber pasado por algo, todo gracias a mi falta de información.
La otra chica estaba de espectadora en el mostrador, disfrutando del momento más interesante de su día.
¿Y como no podría serlo? Si había descubierto algo que la extasiaba completamente.
—Noroeste, no me esperaba encontrarte por aquí, supongo que tengo que hacer una pequeña llamada. —Agregó la chica mientras marcaba un número desconocido en su celular, el cual tardó poco en contestar.
—Oh eres tú... Tell me —Se escuchó una voz entrecortada, con un misterioso acento claramente ruso.
— ¿Estas ocupado? Ha sucedido algo que creo que te interesará saber, es sobre ella...
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Dipcifica | La maldición de Pacifica.
Fanfic"Si no logras enamorarla en 60 días, ella morirá" Una noche en la cabaña del misterio, Dipper fue amenazado dentro de sus sueños por Bill Cipher, quien logró encontrar el punto débil de su odiado enemigo con gorra de pino. "¿Por qué me haces esto Bi...