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✽。 romance | escolar | 2222 p.

N/A: Si encuentran alguna incongruencia, en mi defensa escribí esto a las tres de la madrugada. Y con "Te regalo" de Carla Morrison en mente, así que...

^ .^~

Baekhyun... Ah, Baekhyun. El pequeño, inexperto, pero romántico joven de segundo año de secundaria.

Byun Baekhyun, aquel chico de gafas que se deslizan sobre el puente de su nariz, ropa de talla mayor que lo hace ver más pequeño de lo que ya es, hebras castañas que se enredan ligeramente para formar esos rizos por los cuales todo el instituto suspira.

Y esas pecas que se extienden en sus mejillas y nariz, formando el barrido desigual de constelaciones que nadie ha tenido el placer de besar porque, sencillamente, nadie ha alcanzado el corazón de Byun.

No es que su corazón sea difícil de conmover. Es solo que la gente lo tilda de exigente cuando sus admiradores lo llenan de regalos exuberantes y demostraciones sobresaturadas de afecto, obteniendo pura incomodidad por parte del chico.

No es que Byun Baekhyun sea difícil de complacer. El secreto reside en los pequeños detalles y en la sencillez de las acciones, esos que más adora, en realidad. En una taza de té humeante compartido, en la maceta chiquita de un cactus, en las formas de las nubes blanquecinas, en un par de risas cuando un buen chiste fue contado.

Todo el mundo se pregunta: ¿hay alguien que alguna vez alcance a residir en su corazón?, sin saber que la pregunta ya fue respondida.

. . .

—Joder, Park. En tu vida vuelves a meterte con los de sexto grado.

—Cierra la boca, si vas a seguir regañándome será mejor que te largues.

—A ver quién cura tus heridas, imbécil.

Malhumorado, se pone en pie lanzando al regazo del otro los materiales para desinfectar que había conseguido, y se marcha sin mirar atrás. Park enarca una ceja sin inmutarse demasiado, alcanzando el botecito de alcohol para casi vaciarlo sobre las cortadas de su brazos, persiguiendo el dolor de una forma viciosa. Ni siquiera aprieta los dientes para sostener un quejido que no existe; está acostumbrado tanto al dolor que las dosis de este necesitan aumentarse para hacerlo quejarse apenas.

La pelea de hace un momento no fue nada. Había estado buscando una excusa para descargar la ira que almacenaba, y unos comentarios perfectos por parte de su mayor le habían dado la razón suficiente para irse a los golpes.

Ahora todo lo que puede sentir es...

Entumecimiento.

No solo ahora. Tal vez siempre.

Exhala una clase de risa entrecortada que se desvanece rápidamente. No hay nada de gracioso en la situación, pero ha aprendido a mostrar solo sonrisas mordaces.

El viento corre suavemente dejando escuchar el murmullo del follaje en movimiento, siendo lo único apreciable en la gran cancha solitaria a esa hora de la tarde.

Cierra los ojos, permitiéndose un descanso que casi nunca le es concedido. Pero así de rápido como los cierra, el sonido de unos pasos perturba la tranquilidad y lo hace encarar a la persona que se acerca, listo para ahuyentarlo a golpes si es necesario. Su entrecejo siempre fruncido se endurece más, observando a un chico bajito escondido en un hoodie azul que lo mira con grandes ojos sensibles, confundidos por su aspecto.

—¿Qué quieres? —masculla Chanyeol, viendo al chico dar un saltito de impresión.

—La delegada me pidió buscarte para avisarte que regreses al aula.

sweet heart, you look a little tired ; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora