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✽。slight!romance | 3626 p.
✽。Chanyeol encuentra un teléfono que no es suyo; por curioso, accede a las notas y lee una especie de diario donde han escrito acerca de él.

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Un sujeto sale de la oficina de asuntos escolares, haciendo que los pocos estudiantes en las bancas de espera lo miren con extrañeza por su aspecto. El tipo es alto, de cabello rojo desteñido y está arremangado de tal forma que los músculos de su brazo llaman la atención. Su mirada es aburrida, con un ceño fruncido siempre marcado.

Park Chanyeol es lo que todos en la escuela llamarían estúpido. No un chico malo ni nada de eso. No están en una escuela de baja categoría para que los acosadores ronden por ahí, sino en el más prestigioso instituto privado de Corea.

Pero parece que Park Chanyeol no puede metérselo a la cabeza.

Nunca lleva el uniforme correspondiente, pasa por alto las clases que le disgustan y siempre lleva esa mueca de odio a todas partes. Tampoco molesta a los demás estudiantes, lo que es algo de apreciar. Sin embargo, es un sujeto extraño al que nadie se le acerca.

Después de la detención y la charla habitual sobre cómo debe respetar las normas, camina en dirección al patio, arrugando el citatorio que lleva en uno de sus puños. Pasa junto a un par de estudiantes que fingen temblar al verlo y después partirse en risas discretas entre ellos. Los valientes, como él los llama; los pocos que se atreverían a mofarse de él mientras tengan compañía.

Chanyeol odia a los estudiantes con los que tiene que convivir, lo admite. Pero tampoco haría algo en contra de ellos. No es tan sanguinario.

Los detesta lo suficiente para pasar de la clase de química, dejando que el citatorio se resbale de sus manos como si hubiera sido accidental.

Cuidadoso de no cruzar el patio frente a los vigilantes, toma la ruta de los pasillos que lo lleven al jardín que se encuentra ligeramente escondido tras el edificio de arte. Se adentra mediante un resquicio de un muro irregular hecho de follaje y encuentra un trocito de pasto donde el sol no golpee para establecerse.

Apoya la espalda en la fachada del edificio mientras deja a sus párpados ceder. Deja que el silencio se asiente y lo aleje de toda la maraña de cosas de las que se siente inconforme y aún así tiene que soportar.

La paz no le dura mucho, puesto que una extraña melodía que suena como parte de algún videojuego clásico se alza en el aire. Chanyeol se endereza de golpe, mirando hacia todas partes para descubrir de donde viene esa mierda. Maldice del susto una vez recuperado y se levanta para tomar un aparato casi oculto en una mata de pasto.

—¿Qué carajos?

Dicho aparato es en realidad un teléfono antiguo que creía que ya nadie usaba, de teclas que se alternan en grises y rosas, y una pantalla diminuta. Tiene un colgante de un pollito demasiado tierno para ser verdad. Chanyeol forma una mueca de desagrado.

Se devuelve a su sitio mientras tantea el celular, intentando descubrir cómo funciona. Nunca ha tenido uno, pero averigua su mecanismo eficientemente al recordar que se parece al celular de juguete que usaba en el jardín de niños.

Se desliza a través de las pocas aplicaciones y presiona el ícono de fotos. Alrededor de cincuenta imágenes con mala resolución se despliega ante sus ojos y en la mayoría aparece un chico pelinegro de sonrisa intensa.

Chanyeol había estado esperando a una chica dado lo aniñado que luce el celular.

En algunas fotos, el mismo chico aparece junto a otros dos tipos de edades parecidas, siempre sonriendo en distintas poses. También hay algunas fotos de un cachorro naranja, de apuntes escolares y muchísimas del cielo.

sweet heart, you look a little tired ; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora