Omega Gordo

Cap 5

—¿Seguro que puedes quedarte solo?— Matthew hizo una mueca inconforme y asintió.

Claro que podía, tenía 18.

—Recuerda que mamá y papá no llegaran hasta dentro de dos días, me da lástima dejarte solito y enfermo— Matthew viró los ojos y negó.

—Deja de ser un llorón y ya vete—

El hermano del Sur agitó la mano y caminó hasta su auto para retirarse, Matthew hizo un muy pronunciado puchero y entró a la casa cuando su hermano se fue.

Él también quería un auto. A sus padres no les costaba nada.

Matthew no era millonario, pero tampoco le hacía falta dinero. Si familia estaba bien económicamente y podían darse diferentes tipos de lujos.

Y él quería un auto.

Suspiró frustrado y caminó hasta la cocina, abrió la alacena y sacó un pote de pringles sacó una coca cola y caminó hasta la sala y encendió la televisión para ver una película.

Su cuerpo estaba caliente. Era como una fiebre interna que no se quitaba con baños fríos ni con medicamentos. El doctor dijo que quizás era algún virus, ya que no era un signo de su celo, este le venía en dos meses así que estaba tranquilo.

Tampoco se sentía mal físicamente. Sí se sentía mal, pero emocionalmente; su omega rechazado ya no tenía la misma alegría de antes a pesar de siempre haber sido maltratado. Él le echaba la culpa al mugroso de Francis, debido a su rechazo el omega estaba triste.

Pero claro, el humano estaba igual de mal que el lobo, Matthew aún lloraba por las noches dolido.

Se llevó una papa a la boca y luego bebió de la soda.

Soltó una risa amarga y miró con odio su reflejo en la pantalla de su teléfono.

—¿Cómo Francis va a quererte si comes como cerdo?— hablar solo fue una costumbre que adoptó no hacía mucho tiempo. Normalmente lo hacía con su lobo, pero éste últimamente no quería levantar la cabeza ni salir del oscuro escondite en su mente.

Así que todo lo charlaba consigo.

Dejó las papas de lado y se acostó en el sofá para tomar una siesta, quizás así el extraño desespero y nerviosismo que repentinamente atacó su cuerpo se iría.

Repentinamente, se sintió ansioso.

🕛🕐🕑🕒

Para eso de las seis, ya estaba casi anocheciendo y se levantó asustado cuando unos golpeteos en la puerta de su casa lo alarmaron.

También sintió como rasguñaban la puerta con fuerza y saltó asustado.

¿Quién sería a esa hora?

Caminó tembloroso hasta ella y observó por la mirilla; no había nadie, quizás solamente le habían jugado una broma.

Frunció el ceño molesto y golpeó el interior de su mejilla con su lengua. Caminó y volvió a sentarse cruzado de brazos.

Iba a empezar a quejarse pero otra vez el mismo golpeteo y los rasguños se escucharon...

Pero esa vez en la puerta del jardín.

Ok. Ya eso era serio.

Se paró erguido como el valiente omega que no era y sacó un cuchillo debajo de la mesa del comedor.

Que conste, que su hermano lo había puesto ahí por seguridad. Matthew pensaba que era un paranoico, ahora se daba cuenta que era mejor no subestimar.