A Matthew le hubiese gustado evitarlo, en serio; pero habían cosas que no tenían arreglo, una de esas era su autoestima.
Aunque trató de mantenerse fuerte, aunque trató de que las venenosas palabras de Joanna no le afectaran...
Ahí se encontraba llorando en el baño por ellas.
No podía soportar el peso de esas crueles palabras, no podía. No importaba cuántas veces Francis, Gilbert o su familia le dijese que era especial o hermoso....
Nunca lo creería. A sus ojos sólo era un horrible y estúpido omega.
Por más que intentara verse al espejo y no odiar su reflejo, no lo lograba.
Se sentía triste y roto por pensar de él así, pero su mente y su corazón estaban en desacuerdo. Por un lado, su corazón le gritaba que era hermoso y que no interesaban los comentarios de los demás; peor luego estaba su cabeza que también le gritaba, que si no fuese verdad, no dolería tanto.
Y claro que le dolía. Desde que comenzó la secundaria su día a día se basó en ser ignorado, burlas y bromas por parte de sus compañeros. Sólo hacía un año que tuvo el valor suficiente para decirle a su hermano que sufría de bullying.
Igual ¿Qué podía hacer su hermanito menor? El chico estaba muy ocupado con sus estudios y su trabajo, Matthew no lo tendría toda su vida, no podía cargarlo con sus problemas.
Sus padres, estaban muy ocupados trabajando y tratando de aligerar sus reuniones para darle un poco de amor al omega que tenían de hijo, Matthew no tenía el corazón para exigirles más, no estaba en su personalidad ser caprichoso ni exigente.
Por eso, no sentía el valor de molestarlos. La culpa le carcomía al ver a su alfa resolviendo sus problemas, no quería ser una carga para nadie.
Sintió que tocaban la puerta, no tuvo que ser adivino para saber que Francis estaba afuera, su aroma lo delataba.
Pero no estaba de humor para hablar con nadie, sólo quería estar solo un momento.
—Matthew, abre por favor. Necesito decirte algo urgente. —el omega se mordió el labio inferior algo nervioso, se acercó a la puerta y quitó el seguro.
El alfa pasó y volvió a cerrar la puerta, se acercó a Matthew tomó el rostro del menor con sus manos. Se acercó a sus labios y dejó un casto beso sobre ellos sintiendo la sal de sus lágrimas.
Se separó y su corazón se estrujó al ver los ojos rojos de Matthew juntó a unos caminos de lágrimas que cruzaban sus redondas mejillas.
Se mordió el labio inferior cuando lo sintió temblar y sus orbes fueron inundados por gruesas lágrimas que corrieron hasta caer sobre su camisa.
Sollozo, sollozo frente a un impresionado Matthew que sólo podía respirar rápidamente.
Francis estaba llorando mientras balbuceaba cosas inentendibles. En un momento alzó el rostro y lo miró a los ojos.
—Por favor, no creas en nada de lo que te digan... Yo te amo, te amo demasiado y no sabes cuánto me duele saber que soy el responsable de tu inseguridad, de tus miedos, de tu indecisión. Puedes desconfiar de mi, no te voy a quitar ese derecho porque no soy un santo, pero confía cuando te digo que eres el omega más hermoso de esta miserable institución; eres tierno, educado, inteligente, honesto, sincero, etéreo y demasiado inocente para toda la malicia que hay en este lugar, eres el omega más fuerte que he conocido, has pasado por años de maltratos tú solo y eso es admirable. No me interesa qué digan los demás, ya no me interesa. La única persona que ocupa mis prioridades eres tú y no quiero que vuelvas a creer en esas palabras—
—No me interesa si tienes sobrepeso, si eres muy delgado, si eres muy bajito, si eres muy alto, si eres muy moreno, si eres muy pálido... Sólo me interesas tú, tu bienestar, tal y como eres. Me arrepiento de no haberte defendido antes o de por lo menos tomarte en cuenta. Las cosas serían más fáciles. Estaríamos en mejores términos—
Matthew se escondió en su cuello apenado, demasiado abochornado con las palabras del alfa. Inhaló su aroma y sintió que las lágrimas corrían de nuevo de sus ojos.
Dios, se estaba volviendo loco por Francis.
—Y-yo te amo... Y no quiero ser una molestia, no quiero que te arrepientas de estar conmigo—
—Sólo me arrepiento de no haberte conocido antes, de no haberte apoyado antes—
🕛🕐🕑🕒
Matthew podía sentir un pequeño temblor en su cuerpo cada vez que el padre de Francis le miraba por el espejo retrovisor; los oscuros ojos del hombre se posaban con los suyos mandándole fuertes descargas por el cuerpo.
Sin saber muy bien qué le pasaba, se pegó más al quebrantado cuerpo de Francis buscando protección y tranquilidad.
Francia dormía a su lado, se sintió muy mal porque apenas el alfa tocó el asiento cayó dormido, no había pensado que el mayor se sentía tan mal, sino Matthew le hubiese impedido el entrar a la reunión.
Bueno, era pasado, ahora lo tenía babeando en el asiento.
—Babea cuando está muy cansado, anoche no durmió mucho—
Matthew lo miró con atención cuando la suave voz del hombre le llegó a los oídos.
—¿Por qué no descansó? Recuerdo haber dejado de hablar con él a las nueve— se mordió el labio inferior, tratando de alejar las inseguridades y las dudas que se instalaron en su cabeza.
—Por dios Matthew, él no se quedó hablando con nadie. Relájate—
—No lo sé. Simplemente entró a mi habitación muy en la madrugada y durmió con nosotros un poco; cuando desperté ya no estaba, lo encontré acostado en el jardín—
Matthew sintió como si su respiración se cortara.
¿Francis había amanecido en el jardín? No podía dejar de sentir un enorme peso en su estómago cada vez que lo pensaba.
Era realmente extraño. No comprendía.
Y claro, François no le contaría al omega lo que el alfa entre susurros y lágrimas le comentó con felicidad la noche anterior:
—Papá... Dijo que me amaba—
Continuara...

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Omega Gordo
FanfictionPorque el atlético y mujeriego Francis Bonnefoy no podía creer que su pareja destinada fuese Matthew Wiliams; el omega gordito de la escuela. Francis Bonnefoy (Francia) Casta/Tipo/Clase: alfa Olor: Chocolate, rosas, canela y menta Familia Padre:Fran...