Cap 9

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Matthew debía admitir que estaba impresionado. La verdad que no pensó que las cosas resultaran de esa forma.

Pues sí, recibía unas cuantas miradas de odio y envidia por parte de algunas omegas; también una que otra sonrisa de algunos omegas y algunos betas. Hasta había llegado a recibir miradas para nada pudorosas de algunos alfas.

Él, por costumbre y por incomodidad se mantenía alejado. No le parecía sorprendente que ellos ahora le tomaran en cuenta luego de tantos años de burla, todos eran unos superficiales.

El único alfa al que le correspondía las sonrisas era a Francis Bonnefoy y a Gilbert Beilschmidt...

Al chico porque lo había llegado a defender de algunos omegas y alfas, pero para ser claro, el alfa no era popular y mucho menos tenía una gran influencia como Francis, por lo que nadie lo tomaba en cuenta. Solamente lo veía de vez en cuando agarrado de manos con su pareja.

El punto estaba en que en ese mes que volvió a clases ya nadie le molestaba ni le tiraba el almuerzo encima; cosa que era, simplemente perfecto.

Y Francis, todo el tiempo le dejaba cartas y chocolates en el casillero o hasta le mandaba grandes ramos de rosas que siempre le tapaban la vista cuando lo dejaban en su asiento.

Siempre le iba a buscar a su casa y hasta lo llevaba de vuelta.

Pero en ese día en especial, el alfa amaneció enfermo y tuvo que su padre llevarlo a la escuela.

Él no tenía ningún problema, el único asunto es que le dolía dejar al alfa solo en un estado de ese tipo. Le hubiese gustado estar con él para cuidarlo.

Su día había ido normal.

Vio sus tres materias en el primer bloque y luego un descanso para comer.

Ese día su madre no pudo prepararle comida porque todos se habían levantado tarde.

Ahí se encontraba con una bandeja enfrente suyo y sentado en la mesa más alejada de la cafetería.

Había ordenado sopa de fideos, ensalada de frutas, jugo y un helado de menta granizada cubierto de chocolate y expolborado con canela.

Destapó el envase de sopa de pollo y fideos, comenzó a comer mientras que veía en su teléfono el mensaje de buena suerte que Francia le había mandado hacía como media hora.

[Espero que tengas un hermoso día, mi precioso omega. Te amo y deseo lo mejor mon petit❤️]

Williams sonrió sonrojado y hasta avergonzado. Soltó su sopa e iba a tomar su teléfono cuando alguien se lo arrebató.

Volteó y no se sorprendió cuando Joanna apareció en su campo de visión.

Sintió a su lobo gruñir amenazado cuando la chica empezó a reírse con sus amigas al leer sus mensajes.

Matthew se acercó molesto para quitarle su aparato, pero las amigas de la omega lo empujaron haciendo que cayera de sentón en el suelo.

Matthew se levantó con la cabeza en alto, decidido a que no volverían a burlarse de él.

Ya lo habían humillado lo suficiente.

—¿Qué te parece tan gracioso?— la chica lo miró con una sonrisa burlesca.

—Todo lo que un alfa puede hacer para conseguir un culo... Es increíble la táctica de Francis para llevarte a la cama—

—¿Acaso huelo celos y envidia?— Matthew le respondió mientras malicioso cruzaba sus brazos.

Omega GordoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora